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El Barça es el mejor del pueblo

Valverde olió sangre y puso a Nico Williams -cambiándole la banda a Berenguer- contra Sergi Roberto, pero el Barça empezó resolviendo sin angustias sus problemas, y el Athletic, a pesar de su habitual primer cuarto de hora explosivo, especulaba, seleccionaba sus presiones, arriesgándose lo justo pero mostrando sus intenciones. La mejor baza de los catalanes era jugar contra un equipo entrenado por Valverde, que tan humillantes derrotas le había causado en el pasado. La misma cara de estreñimiento, de estar pasando un mal rato, de no disfrutar de la vida ni de sus dones. Balde daba muestras de su gran calidad.

  • Athletic Club:
    Agirrezabala; De Marcos (Ander Capa, min.84), Vivian, Iñigo, Balenziaga (Yuri, min.70); Dani García, Vesga (Oier Zarraga, min.64); Nico, Raúl García (Muniain, min.64), Berenguer (Guruzeta, min.84) e Iñaki Williams.
  • F. C. Barcelona:
    Ter Stegen; Sergi Roberto (Ansu Fati, min.84), Koundé, Christensen, Balde; Busquets, De Jong, Gavi (Alarcón, min.95); Raphinha (Marcos Alonso, min.86), Lewandowski y Ferran (Kessie, min.68).
  • Goles:
    0-1, min.45+1, Raphinha.
  • Árbitro:
    Gil Manzano (C. Extremeño). Amonestó a Iñaki Williams (min.30) y Zarraga (min.87) por parte del Athletic. Y a Sergi Roberto (min.76) en el Barça.

El Barça empujaba con energía pero estaba impreciso, Busquets perdía una cantidad infame de balones, y en general el equipo obtenía poco provecho de las bastantes cosas que hacía bien. Justo lo contrario, el Athletic, lo hacía todo bastante mal pero lo hacía mal hasta el final, y aunque sin crear ocasiones claras, conseguía que el partido se jugara en gran medida en campo azulgrana y que su primer gol no pareciera tan lejano.

Torpe Lewandowski en sus movimientos, se hizo un pase demasiado largo y desaprovechó la más clara de su equipo hasta el momento. Gavi se entrega de tal modo en todos los lances del juego, tan apasionada y generosamente, que hasta le pitaron una falta por arriesgar su cabeza desde el suelo. Kounde le hizo un lío a Ter Stegen con una finta inoportuna que a punto estuvo de convertir en gol Berenguer.

Le faltaba continuidad al Barcelona, conexión entre los defensas y los delanteros más alejados; pero jugaba en serio y aguantaba el tipo pese a la mucha fuerza que mostraban los locales. Valverde, sentado en el banquillo, todavía daba más lástima que de pie. Sobre la media hora, Ter Stegen salvó por los pelos un ajustado disparo de Iñaki Williams y Raúl García remató un córner al larguero. El Athletic enseñaba su peligro pero sin acabar de controlar el partido, y el Barça no se rendía, ni decaía su ánimo, y aunque sin demasiada finura, tenía la paciencia de alargar sus posesiones. Pero desde el ataque posicional le costaba mucho, porque no tenía jugadores entre líneas. Desde la presión y la recuperación era más letal, aunque tampoco demasiado. Juego demasiado vertical, poco imaginativo. El jugador que tenía el balón no encontraba estaciones intermedias y era siempre previsible y desactivable. Pero cuando el empate parecía ya el resultado del descanso, Busquets recicló con gran clase una jugada estropeada y centró para que Raphinha tras un mal control chutara para adelantar a su equipo.

Un planteamiento rácano

Primera parte igualada, en que el Athletic con sus aventuras eléctricas estuvo más cerca del gol que un Barça descontrolado, vulgar, pero que en ningún momento perdió el nervio y supo aprovechar la que tuvo. No sé si este Barça está en disposición de aspirar a gran cosa más que lo que hizo en la primera parte, pero a los que hemos visto jugar a otros Barça en este mismo estadio y en tantos otros, planteamientos ya de entrada tan rácanos, y que esperan tan poco de la belleza y la alegría fútbol, se nos hacen algo amargos de tragar. El Barça ha pasado de jugar para deslumbrar al mundo a conformarse con ser el mejor del pueblo.

Tomaba cuerpo el objetivo de llegar al Clásico del Camp Nou con nueve puntos de ventaja. De todas maneras, ¿quién ganó la liga italiana del año pasado? ¿Y la francesa? A nadie le importa y todo el mundo sabe quién y cómo ganó la Champions. Es como se mide el fútbol moderno. Pensar que salvas la temporada porque ganas la Liga, habiendo hecho el ridículo en la Champions y en la Europa League de los segundones, es de equipo perdedor y pobre, un poco como el planteamiento rácano de Xavi. Sirve para ganar y un título es un título, pero todos sabemos lo que importa, y ni es esto ni está cerca de serlo.

La segunda parte empezó igual de imprecisa que la primera, pero más lenta, con más cansancio, con jugadas más duras, y tonalidades más grisáceas. Poca calidad, muchas interrupciones. Fango moral. El Barça estaba cómodo durmiendo el partido, aunque corría el riesgo de dormirse con él. No gobernaba el Barça pero reinaba la tranquilidad porque el Athletic era incapaz de cambiar de marcha. Más pérdidas de Busquets. Hay momentos desesperantes en el juego del Barcelona, en que parece desconectar, ausentarse, y los primeros veinte minutos de la segunda parte fueron de esta naturaleza. Xavi gritaba más «puta» que otras palabras, pero nadie parecía escucharle. Muy poco rigor en sus jugadores, que se beneficiaban de un rival entre incapaz y marcado por la mala estrella de su técnico. Esto es lo más exacto que podía decirse de los vascos: jugaban tan triste como la cara de su técnico.

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Los de Xavi llegaban tan fácil que daba rabia ver cómo tiraban a la basura todo lo que generaban. Sólo Balde conservaba la luz, con detalles técnicos impresionantes. El Barça atacaba andando y el Athletic parecía noqueado. Partido en el congelador hasta que Berenguer chutó al palo en una buena internada y animó levemente a su equipo. El Barça pasó de la pasividad a los regalos, pero el Athletic se lo creía tan poco que no sabía aprovecharlos, hasta que la dejadez fue tan lamentable que Muniaín decidió poner un poco de su parte y chutó enroscado para que otra vez Ter Stegen se luciera. Era difícil de comprender la segunda parte que estaban jugando -jugar por decir algo- los de Xavi.

Iñaki Williams en el 41 empató, como más que el Athletic, merecía el Barça, pero el VAR anuló justamente el gol por mano de Muniaín. Difícil de ver en directo, pero acertado.

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