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Internacional

La estrategia de Puigdemont sigue marcando la política en Cataluña: «Volverá pronto»

«Puigdemont volverá pronto». A estas alturas del ‘postprocés’ –cinco años después de la eclosión– pocos actores políticos o juristas defienden que la vuelta a España de Carles Puigdemont está lejos. Y aumentan los partidarios de un regreso a corto plazo. Entre estos también están los que rodean, protegen y asesoran al que fuera presidente de la Generalitat los años 2016 y 2017. Gonzalo Boye, su abogado, lo dijo ayer en Catalunya Ràdio: «Sí, Puigdemont volverá pronto (si el TGUE le da la razón), siempre que el juez (Pablo) Llarena (instructor del Tribunal Supremo encargado de su causa) quiera respetar las decisiones del Tribunal General de la Unión Europea. Pero más temprano que tarde las tendrá que respetar».

Al no haber precedentes del embrollo jurídico creado en España y Europa a raíz del ‘procés’, las opiniones sobre el futuro político de Puigdemont son tantas como posibilidades existen. Pero lo cierto es que con la eliminación de la sedición, el ex presidente autonómico está más cerca de volver a Cataluña sin tener que pasar por la cárcel y, probablemente, ni tan solo sentarse en el banquillo de los acusados. Boye lo tiene claro: «Extradición no se va a producir nunca, en todo caso retornará con su inmunidad. Extradición no va haber». Y no lo dice solo por la conclusión del TGUE sobre la inmunidad que el Parlamento Europeo le retiró.

Delitos prescritos

Una de las claves de la cuestión está en saber si la malversación, que el Tribunal Supremo atribuyó en 2019 a cuatro de los condenados por sedición, Oriol Junqueras, Raül Romeva, Jordi Turull y Dolors Bassa, está relacionada al delito de sedición. Todo parece indicar que a Puigdemont se le atribuirían los mismos delitos que a Junqueras, por lo que si la malversación cayera al eliminar la sedición, el fugado de la Justicia quedaría libre de cualquier acusación.

Si esto fuera así, habría que ver si a Puigdemont se le puede imputar la modalidad agravada de desórdenes públicos, con la que el Gobierno de Pedro Sánchez y ERC tratan de sustituir los hechos ilícitos que hasta ahora encajan en la sedición dentro del Código Penal. Pero esto parece poco probable, por no decir imposible, pues cuando sucedieron los hechos (2017) no existía la tipificación de un delito cuya reforma no ha hecho más que empezar en el Congreso.

Por lo tanto, se abriría la puerta a que Puigdemont fuera juzgado solo por desórdenes públicos. Dependiendo de las circunstancias, el máximo de años en la cárcel podría ser de tres o de seis años. Y aquí entra en juego la prescripción del delito. Según el artículo 131 del Código Penal, a Puigdemont ya no se le podría juzgar por el artículo 557 (hasta tres años de cárcel), pues habría prescrito en octubre/noviembre de 2022, y solo podría afrontar el banquillo de los acusados por el 557 bis (seis años de prisión), cuya vigencia, en su caso, se mantendría hasta el año 2027.

Así, lo que se dirime en Luxemburgo (TGUE) no es solo la inmunidad parlamentaria de Puigdemont, como no es menor la decisión que adopte la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola (del PP de Malta), en relación a la validez y legalidad de la acreditación del ex presidente catalán. Las elecciones europeas son en 2024 –cada cinco años– y si la malversación vinculada a la sedición no cae o podría ser juzgado con las circunstancias del 557 bis del Código Penal, Puigdemont tratará de llegar al año 2024 para renovar su escaño en Bruselas y alargar el tiempo hasta la prescripción de todos y cada uno de los posibles delitos que se le puedan imputar en España.

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¿Y si vuelve antes? Marta Rovira, fugada como Puigdemont tras los hechos álgidos del ‘procés’, en su caso en marzo de 2018, secretaria general de ERC y que como aquel también se beneficiará de la reforma del Código Penal, reiteró este sábado que la negociación de los de Junqueras con Sánchez para ‘desjudicializar’ Cataluña, es decir, que no se pueda perseguir lo sucedido en la comunidad en los últimos años, no se hace pensando en una persona en concreto y menos para perjudicarla, como defienden desde el Gobierno y han señalado en los últimos días varios ministros como Nadia Calviño. «Trabajamos para todo el movimiento independentista y, sobre todo, para los liderazgos que lo han dado todo por el movimiento», dijo Rovira en Catalunya Ràdio.

Encabezar una lista

Pero si Puigdemont regresa a Cataluña el primer damnificado podría ser ERC, partido que ahora aprovecha la falta de liderazgo en Junts, tras el paso a la sombra de Puigdemont y la pugna entre Laura Borràs, presidenta, y Turull, secretario general. La vuelta del ex presidente autonómico podría ser el cemento que necesita Junts y el impulso político y electoral de un partido que no pasa por su mejor momento, tras salir del Govern catalán. Aunque desplazado del día a día político y mediático, Puigdemont sigue apareciendo en el imaginario secesionista transversal como el único que puede hacer frente al Estado de derecho en España.

No hay que descartar, así, que el mejor valor de Junts asumiera encabezar una lista electoral, sin necesidad de tener funciones orgánicas de partido relevantes. Una lista para el Parlamento de Cataluña con el lema de acabar lo que empezó en 2017 y que, gracias a su estrategia de fugarse de España, burló a la Justicia. Suena a imbatible y reordenaría el movimiento independentista.

Ante esta disyuntiva, habría que ver qué jugada táctica haría ERC. Con la figura de Pere Aragonès moldeándose en clave catalana autonómica, lo lógico sería que Junqueras tratara de ‘arrasar’ electoralmente en una lista de ERC al Congreso. Pero no hay previsión posible si Puigdemont vuelve a Cataluña.

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