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Ebrard fabrica los grandes líos de AMLO, pero no es culpable de nada

Cito lo que ayer publicó la principal columna de Reforma, Templo Mayor, sobre el escándalo de la agregada cultura en Madrid, Brenda Lozano:

  • “¡Uy, uy, uy! Por lo visto algún jilguero de la 4T se quedó con las ganas de ser agregado cultural de la embajada en España.
  • “Apenas fue nombrada la escritora Brenda Lozano, se desató una agresiva campaña de la red pro-AMLO, la cual llevó finalmente a que Enrique Márquez renunciara como titular de la diplomacia cultural. A punta de tuitazos lo bajaron del cargo, en un operativo en redes sociales en el que participaron periodistas amaestrados, voceros oficiosos y bots bien programados. El objetivo: golpear a Marcelo Ebrard.
  • “Quienes saben de manipulaciones digitales comentan que se trata de la misma red que se alquila para promover a gobernadores morenistas, especialmente a Claudia Sheinbaum, y que es muuuy atenta a los deseos del vocero presidencial, Jesús Ramírez”.

Queda claro que los aliados de Ebrard, en los medios, han decidido culpar a Sheinbaum de un enredo que fue creado, sin la ayuda de nadie, solo por el canciller y su perverso equipo.

Creo que una de las pocas cosas buenas que hizo Marcelo Ebrard fue entregar a Brenda Lozano el cargo de agregada cultura de la embajada mexicana en España.

Ella, joven novelista, cuenta con méritos de sobra como para representar con dignidad a México —no a la 4T, debe quedar claro— en la capital española o en la agregaduría cultural en cualquier otro país.

El problema es que Ebrard y su equipo nombinusualn a Brenda por las razones equivocadas. Veamos:

  • El primer “error” de Marcelo Ebrard fue permitir el despido de Jorge F. Hernández como agregado cultural en Madrid, sobre todo porque ocurrió muy poco tiempo después de que este publicara en Milenio un artículo en el que cuestionaba a Marx Arriaga, quien se supone es muy cercano a la esposa del presidente AMLO, Beatriz Gutiérrez Müller.
  • Pero en realidad no fue un error, sino un plan bien meditado y ejecutado: despedir a Hernández para que buena parte de la opinión publica pensara que se le quitaba el cargo por instrucciones de Beatriz. Veremos más tarde en qué beneficia a Ebrard presentar como intolerante a la persona más cercana a Andrés Manuel.
  • Como el cese del escritor Hernández fue muy mal recibido en los círculos intelectuales de derecha, por así llamarlos, Ebrard sintió que debía compensarlos, y por lo tanto ordenó a su aliado de toda la vida, Enrique Márquez —cuando este todavía era director de diplomacia cultural—, nombrar en la agregaduría cultural en Madrid a una persona que colabora en Letras Libres, la revista de Enrique Krauze, el intelectual a quien más se odia en la 4T.
  • Como el nombramiento de Brenda Lozano generó indignación en los círculos intelectuales de izquierda, Ebrard pensó en sacarle provecho de dos maneras: (i) como ya se mencionó aquí, moviendo medios aliados a su caEstados Unidos para culpar a Sheinbaum, su rival en la competencia por la candidatura presidencial de Morena para 2024, y (ii) reforzando la idea de que si Brenda renunciaba o se le despedía no iba a ocurrir por una decisión de él, el canciller, sino del presidente López Obrador.
  • Si Marcelo Ebrard hubiera buscado quitarle un golpe que AMLO, en cuanto el escándalo estalló la cancillería habría cesado a Brenda Lozano con cualquier argumento. No ocurrió así. Entonces, como la presión para el presidente crecía en redes sociales, el propio Andrés Manuel tuvo que salir a decir en su conferencia de prensa mañanera que iba a pedir a Ebrard sustitutir a la joven novelista por una poeta indígena. El intolerante, entonces —al menos para la gente no totalmente 4T— será el presidente López Obrador, no el secretario de Relaciones Exteriores.

El canciller Ebrard está construyendo una candidatura de izquierda moderada para el 2024.

De izquierda moderada, hay que subrayarlo, es decir, no una candidatura abanderando a Morena, partido fundado por AMLO en el que Marcelo Ebrard no es bien visto.

En ese sentido el escándalo de Brenda Lozano y Jorge F. Hernández le ha venido como anillo al dedo al titular de Relaciones Exteriores, por las siguientes razones:

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  • Aunque es falso, convenció a la derecha de que Hernández fue cesado de su cargo de agregado cultural en Madrid por presiones de Beatriz, la esposa de AMLO.
  • Nombró en lugar de Hernández a una buena escritora —que en mi opinión habría representado a México con eficacia y dignidad—, la joven Brenda Lozano, quien agradó a la intelectualidad de derecha y molestó a la de izquierda, particularmente porque ella cometió cuatro terribles pecados: (i) colaborar en la revista del historiador Enrique Krauze, Letras Libres; (ii) ser alumna de un hijo del historiador, León Krauze; (iii) colaborar en El País, diario español detestado por la 4T, y (iv) haber difundido el Twitter, el año pasado, buenos y graciosos memes para reírse del presidente de México.
  • Tuvo Ebrard apoyo de los medios conservadores, como el diario Reforma, para culpar de la campaña contra Brenda a Claudia Sheinbaum, la jefa de gobierno de la Ciudad de México a la que golpea desde ahora mismo, tanto para intentar quitarle la candidatura de Morena, como para desacreditarla si Marcelo se ve obligado a enfrentarla como candidato de oposición.
  • Y, bueno, la cereza del pastel: como fue AMLO quien ha decidido el despido de Brenda —Ebrard no se atrevió a hacerlo—, el canciller ha sembrado la idea, entre los electores no ciento por ciento comprometidos con la 4T, de que es Andrés Manuel quien no soporta que se le critique.

Lo increíble es que Andrés Manuel diga que no se debe culpar a Marcelo Ebrard por todo el enredo. El canciller nunca tiene la culpa de nada. Construyó, como jefe de gobierno del entonces Distrito Federal, la peor obra pública de la historia, la Línea 12 del metro, y cuando esta provocó una tragedia, el presidente López Obrador decidió que no se culpara al canciller, a pesar de que todos los peritajes serios lo señalaban como el principal responsable del desastre.

La protección a Ebrard debe responder a una estrategia política de AMLO, quien probablemente no quiere que Marcelo se vaya antes de tiempo a la oposición.

Esto es, si se va a ir a buscar la presidencia por un partido que no sea Morena, que lo haga después de que alguien más lo derrote en una contienda interna.

Hace sentido lo que opera Andrés Manuel para que Ebrard no vuele al PRI, al PAN, al PRD y a Movimiento Ciudadano antes de los tiempos de Morena para elegir a su candidato o candidata presidencial.

La que sí es inocente es la novelista Lozano. Ella aceptó un cargo que le ofrecieron, nada más. Un cargo que podía desempeñar mejor que nadie.

¿Que el año pasado se burló de Andrés Manuel? Tenía el derecho de hacerlo.

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Brenda Lozano es novelista, no política. Ebrard y sus grillos la utilizaron para generar desorden en Morena. Ahora, seguramente, la desecharán. ¿O tendrá el canciller el valor cívico que se necesita para decirle a AMLO que de ninguna manera va a despedir a la joven escritora? Por supuesto que no: Marcelo Ebrard es perverso, no valiente. Educado en el viejo priismo, sabe que vivir fuera del presupuesto es vivir en el error.

No creo que ni siquiera le vayan a ofrecer a Brenda Lozano una compensación monetaria por las molestias caEstados Unidosdas. Así de injusta es la política.

Le quedará el consuelo a la señora Lozano de que sus novelas se leerán mucho más que antes y que, a partir de hoy, su voz en los medios tendrá bastante más fuerza e influencia. Ojalá las utilice para bien.

Estoy seguro de que sobran artistas o figuras literarias indígenas con capacidad para representar a México en Madrid. Pero, ¿por qué no se les ofreció el cargo antes de que Ebrard y sus grillas pisotearan a Brenda Lozano? ¿Por qué no un perfil indígena en la agregaduría cultural en Washington, Londres o París?

Con todo respeto le pido al presidente de México que reflexione sobre lo siguiente:

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  • Un cambio pendiente de realizar, y que la 4T ya no ejecutará, es el de asegurar que quienes representen a México en el extranjero, precisamente representan a México, a todo México —el de derecha y el de izquierda, el progresista y el conservador, el creyente y el ateo—, y que ya nunca más representan a solo una parte del país, la que votó por el presidente en turno y su partido.
  • Brenda Lozano merece una disculpa porque la cancillería la usó para una grilla muy fea.
  • La 4T dejó ir una extraordinaria oportunidad de demostrar que la tolerancia está en la esencia del gobierno de izquierda.
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