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Opinión

El nuevo liderazgo de India

(Expansión) – En la mitología hinduista, particularmente en el Ramayana, se describen los poderes de una divinidad conocida como Hanuman. Es un mono azulado con dotes físicos extraordinarios como saltar en un solo movimiento desde la India hasta Ceylán, cargar consigo los Himalayas, derribar árboles, capturar nubes, entre otras proezas maravillosas. Sin embargo, contaba con otro poder extraordinario: la comunicación. Entendía y escribía las sagradas escrituras y a la hora de expresarse no había palabra que se desperdiciara, todo significaba.

Pareciera que algunos indios modernos heredaron, si no un súper poder, sí el gusto e interés por la comunicación efectiva. En el marco de un sistema internacional que se reconfigura de manera dramática y acelerada, la India emerge como un actor clave, particularmente como una voz racional e independiente que pudiera traer certidumbre dentro del caos, y eventualmente, favorecer procesos de paz donde hoy parecen imposibles.

A inicios del mes de marzo, el gobierno de India, junto con la Observer Research Foundation, organizaron los Diálogos de Raisina, un espacio de alto nivel donde funcionarios, académicos y líderes de todo el mundo se reúnen para discutir asuntos de gobernanza global. Este año las discusiones buscaban responder a la pregunta si en el contexto de conflicto en el que estamos inmersos podíamos ver algún faro en medio de la tempestad.

Entre frustración e incertidumbre se asomaron algunos delgados destellos de optimismo. Todos ellos tenían que ver con la apuesta de un nuevo multilateralismo que priorizara el diálogo y pasara necesariamente por el respeto de todas las naciones. El evento tuvo un momento destacado cuando el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, tuvo un panel únicamente para él. Con tono altanero expuso los motivos rusos para invadir Ucrania. Los visitantes occidentales estaban sorprendidos, primero por el hecho de tenerlo como panelista y, segundo, porque Lavrov recibió más de un aplauso. Los reclamos a los organizadores no se hicieron esperar, sin embargo, la postura de los indios fue clara: para resolver la incertidumbre en la que vivimos, hay que escuchar a todos, hablar con todos, incluso con aquellos que han dejado patente ser unos bárbaros.

Congruente con su tradición, la India muestra una política exterior independiente, que no busca la aprobación de nadie. Forma parte del QUAD, el bloque de contención que conforma junto con EU, Australia y Japón; integra el bloque de los BRICS; el I2-U2, la alianza India-Israel-EU-EAU; diversas asociaciones trilaterales; y al mismo tiempo, es un importante socio comercial de Rusia. Ese balance brinda diversas lecciones para la comunidad internacional.

El mundo no puede esperar a la tan solicitada reforma a la Organización de Naciones Unidas y sus órganos clave como el Consejo de Seguridad. Resolver las amenazas en las que estamos inmersos, pasa necesariamente por fortalecer bloques regionales, o al menos, aceitar las relaciones bilaterales. Adicional a ello, el retiro de algunos países de sus compromisos internacionales no debe traducirse en una atmósfera anárquica, por el contrario, los países emergentes, dentro del límite de sus capacidades, pueden asumir nuevas responsabilidades e impulsar diversas soluciones a los problemas que enfrentan.

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En el caso de India este nuevo liderazgo se ha manifestado en diferentes momentos. Por ejemplo, ante la crisis política que enfrentó Sri Lanka recientemente, el gobierno indio dio una respuesta de auxilio. Durante la crisis de la pandemia generada por el Covid-19, ante la falta de apoyo de Occidente, la India apoyó, pese a sus propios retos internos, a numerosos países a través de la distribución de vacunas. Sobresale también la reunión que encabezó el primer ministro Modi donde convocó a los líderes de más de 100 países del Sur Global con el propósito de conocer sus principales necesidades y darles un cause en espacios como el G20, donde esos países no tienen voz, y la India tiene ahora la presidencia.

A manera de rima simbólica, la India de nuestros tiempos retoma la habilidad de Hanuman para comunicarse. El diálogo que impulsa podría derivar en un multilateralismo más saludable y que haga del diálogo su más valioso poder. En estos tiempos de cambios e incertidumbre donde transitamos de un orden unipolar a uno multipolar, el nuevo liderazgo indio podría ser un necesario faro en la tempestad.

Nota del editor: José Luis Barrera Ruiz es asesor legislativo en el Senado de la República, además de internacionalista y administrador público. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

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