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MSF: A 8 años de guerra en Yemen

Desde el inicio de la guerra en Yemen hace aproximadamente ocho años, decenas de miles de personas han resultado heridas o muertas y más de cuatro millones han sido desplazadas.

Aunque la lucha en sí ha disminuido después del alto el fuego del año pasado, ha dejado a su paso un empeoramiento de la crisis humanitaria y de salud; hay escasez de suministros médicos y de personal, la atención primaria de salud suele ser demasiado costosa para que las personas puedan tener acceso en medio de una economía colapsada, las tasas de desnutrición fueron alarmantemente altas el año pasado, y la falta de acceso a la vacunación de rutina ha provocado brotes de enfermedades prevenibles como el sarampión, tétanos y difteria.

Las necesidades de las personas se cruzan aquí de tal manera que forman una tormenta perfecta.

Durante mi reciente visita a Yemen, mis colegas en el Hospital de la Autoridad Al-Jumhouri en Hajjah, la ciudad capital de la gobernación de Hajjah en el noroeste de Yemen, tenían muchas historias que compartir conmigo sobre las personas que tratamos por trauma, tanto físico como mental.


Me hablaron de un padre de 48 años con cuatro hijos que se aisló después de perder su capacidad para trabajar y mantener a su familia. Dada la mala economía y el colapso de la moneda, la pérdida de su trabajo lo dejó con un miedo y ansiedad extremos.

Un colega me dijo: “Él comenzó a cuestionar a todas las personas a su alrededor. No podía confiar en nadie, y fue alejándose gradualmente de la vida. Fue un proceso largo y pesado tratar sus síntomas mentales agudos y estabilizar sus sentimientos. Finalmente volvió a ser funcional y encontró un trabajo para mantener a su familia. Nuestros equipos tienen un programa holístico de salud mental que incluye sesiones grupales de psicoeducación, además de atención psicológica y tratamiento psiquiátrico para trastornos de salud mental graves. A través de estas actividades, lo ayudamos a recuperar su vida. Ahora nos complace decir que su expediente está cerrado”.

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Dejé este hospital y las altas montañas del norte de Yemen orgulloso por lo que Médicos Sin Fronteras puede hacer aquí y en las otras 27 instalaciones de salud que gestionamos y apoyamos en todo el país.

Mientras viajaba por carretera durante mi visita, obtuve una mejor idea de algunos de los retos que enfrenta la población yemení que busca atención médica, incluyendo el hecho de tener que realizar viajes largos porque no hay centros de salud asequibles cerca de sus hogares, si es que los hay.


No puedo imaginar cómo las mujeres en trabajo de parto o quienes necesitan atención urgente manejan este arduo viaje y las barreras que deben superar solo para acceder a la atención médica. Como una mujer que conocí y que tuvo que viajar durante seis horas a través del suroeste de Yemen, desde Mocha hasta la ciudad de Taiz, en la gobernación de Taiz para que le realizaran una cesárea de emergencia en el hospital Al-Jumhouri para el nacimiento de su primogénita, una niña sana.

Pero incluso para las niñas y niños que nacen sanos, la desnutrición es una amenaza que acecha constantemente en las sombras. Entre enero y octubre de 2022, más de 7 mil 500 niñas y niños con desnutrición acudieron a las instalaciones apoyadas por MSF, un aumento de más de un tercio en comparación con el mismo periodo de 2021.

Estas altas tasas de desnutrición en niñas y niños menores de cinco años han abrumado a los hospitales como el de Khameer en Gobernación de Amran. Esto fue especialmente evidente en el centro de alimentación terapéutica para pacientes hospitalizados, ya que vi que estaba lleno de infantes que padecían desnutrición, incluyendo casos graves con complicaciones. Muchos de estos casos podrían haberse evitado si las madres hubieran tenido apoyo durante sus embarazos y las niñas y niños tuvieran acceso a alimentos nutritivos y asequibles y servicios de salud oportunos.

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Otro factor que alimenta la lucha por las niñas y niños en Yemen es un aumento en los casos de sarampión debido a las brechas críticas en las vacunaciones de rutina y las bajas tasas de vacunación, así como el hecho de que muchas personas viven en campos para personas desplazadas donde las enfermedades pueden propagarse fácilmente.

Las vacunas juegan un papel clave en la prevención de enfermedades infantiles, lo que es fundamental en países como Yemen, donde es difícil acceder a la atención médica básica cuando alguien enferma.

Pero las y los pacientes no son los únicos que enfrentan retos en Yemen. Mis colegas a menudo enfrentan barreras burocráticas como las restricciones de movimiento. Los retrasos en las importaciones de suministros muy necesarios, el rechazo de las visas del personal para ingresar al país, los permisos que necesitan para viajar dentro del país, y la amenaza inminente de ataques a hospitales también obstaculizan nuestros esfuerzos para brindar ayuda humanitaria. Es fundamental que el personal de la salud esté exento de cualquier tipo de restricción que interfiera la prestación segura y oportuna de los servicios médicos.

Sin embargo, incluso entre retos y amenazas, muchas personas que conocí en Yemen y que han sufrido tanto, mantienen la esperanza de que sus vidas volverán a ser como eran antes de la guerra.

Seguimos solidarizados con las personas que viven y trabajan en esta crisis humanitaria, pero está claro que se necesita más ayuda con urgencia para recuperar verdaderamente una apariencia de normalidad. Cualquier asistencia que se brinde debe mantenerse y mejorarse para responder a las necesidades inmediatas de las personas. Si bien Yemen recibe atención internacional intermitente, debe seguir siendo una prioridad en las agendas humanitarias y de desarrollo internacional de los donantes.

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