La conversión de Dave Jeal: de terror de los hooligans rivales a capellán de su club

El amor que siente por su equipo es el único punto que sigue uniendo a Dave Jeal con su anterior vida, en la que la diversión cada fin de semana era ir en busca de hinchas rivales. A los 15 años dejó el colegio, aunque antes ya se había ido introduciendo en el complicado mundo de los ‘Young Executives’ del Bristol Rovers, uno de los grupos de hooligans más violentos de Inglaterra en los años 70 y 80. Localizar los pubes en los que se encontraban los seguidores rivales fue su primera misión, según detalla en el libro ‘Corazón de hooligan’. La participación en las peleas y la sangre no tardaron en llegar. Tampoco las detenciones que acabaron provocando su veto en los encuentros en los que el Rovers jugaba como local. Prohibición a la que este hijo de la calle se enfrentó no solo una vez, sino dos. «Era una violencia sin sentido», recuerda.

Una de sus peleas fue, sin embargo, el punto de inflexión en una vida que caminaba directa hacia el abismo, el inicio de una llamativa conversión: de hooligan a capellán. Cambio que comenzó en la Eurocopa de 1992, cuando viajó a Suecia para animar a Inglaterra y, de paso, soltar adrenalina buscando gresca. Para un tipo de su perfil no resultó difícil encontrarla. A la salida del estadio, tras la eliminación de su selección, se unió a una multitudinaria batalla campal en la que derribó de un puñetazo a un seguidor nórdico. Sin piedad, pateó la cabeza de aquel hombre, que quedó inerte en el suelo. Minutos después de que la Policía consiguiera disolver la pelea y mientras huía a la carrera, vio que el fanático sueco continuaba inmóvil. Aquella aterradora imagen le condujo a comenzar una nueva vida dedicada a Dios y a ayudar a los demás.

Cambió los cánticos y los gritos en los estadios por la oración y la reflexión en las iglesias. Ordenado en 1998, trabajó una década en un centro de personas sin hogar hasta que el Bristol Rovers volvió a cruzarse en su camino de manera inesperada cuando Geoff Dunford le abrió las puertas para unirse al club como capellán. «¿Sabes que tengo un montón de antecedentes en mi ficha policial y que me prohibieron la entrada al estadio en dos ocasiones?» le respondió al antiguo propietario de la entidad. «Sí, por supuesto, es exactamente por eso por lo que te quiero aquí. Para mostrar el poder del cambio real», insistió Dunford.

De Bristol a la Royal Navy

Como en un cuento de Navidad, el antiguo hooligan ejerció de capellán en su querido Bristol Rovers durante 13 años en los cuidó de los jugadores, el personal de la entidad e incluso de los seguidores. A pesar de tener una butaca reservada en el palco del Memorial Stadium, durante su estancia en el club siempre quiso ver los partidos en la grada como un hincha más.

El hooligan convertido en capellán se despidió del Bristol Rovers en 2019 para comenzar una nueva etapa uniéndose a la Royal Navy inglesa como vicario, donde aún sigue ejerciendo su labor pastoral. Entre soldados canta ahora cantando los goles de su club con la misma pasión de siempre.