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El sagrado derecho de insultar a Dios… y ¿jugar para la tribuna la ministra presidenta

Reproduzco un texto de la revista satírica Mongolia, editada en España y dirigida por un periodista de porimer orden, Pere Rusiñol:

POR EL DERECHO A CAGARSE EN TODOS LOS DIOSES: ¡APOYA A MONGOLIA!

Mongolia ha recibido 3 querellas a raíz de la portada publicada en el número de diciembre. ¡Ayúdanos a plantar cara a los ultracatólicos!

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El delito de blasfemia se eliminó del Código Penal francés en el siglo XVIII, pero lamentablemente en España sigue todavía vigente en 2023, aunque sea a través del eufemismo de “ofensas a los sentimientos religiosos”.

Ahora nos ha tocado a Mongolia comprobarlo: las entidades ultracatólicas Abogados Cristianos y Hazte Oír han presentado sendas querellas contra la revista lanzando contra nosotros el Código Penal vigente, que incluye todavía vestigios de la norma franquista. Sostienen que se han sentido ofendidos por nuestra portada de diciembre al considerar que en el simpático belén navideño que publicamos el niño Jesús estaba representado por un excremento.

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Mongolia
Mongolia

A estas dos querellas se suma una tercera, también ya presentada, pero sin que se nos haya desvelado todavía la identidad del que la promueve.

El problema es que estas querellas en la España del siglo XXI no son ninguna broma: exigen gastos de abogados y procuradores para defender nuestro derecho elemental, en tanto que ciudadanos europeos, a reírnos de las religiones y criticar los efectos perversos que, a nuestro juicio, tienen sobre la convivencia y la vida libre en democracia.

Además de la “pena de banquillo” inherente de cualquier procedimiento judicial, resulta que en nuestro país a veces los jueces todavía siguen condenando por “blasfemias” o “herejías”, conceptos que habría que reservar a los que voluntariamente se consideran integrantes del rebaño que deseen.

Al resto deberían dejarnos en paz, pero no es el caso: ¡todavía en 2021 la Audiencia Provincial de Málaga ratificó la increíble condena a una militante feminista del Coño Insumiso por “ofensas a los sentimientos religiosos”!

¡Qué país! ¡Pero no nos resignamos ni estamos dispuestos a decir amén!

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Mongolia nació en 2012 precisamente con el objetivo de ayudar a ensanchar los márgenes de la libertad de expresión en España, lo que implica también contribuir a alejarla de las pesadas cadenas del nacional-catolicismo.

Es por esto que volvemos a pedir tu implicación en esta nueva campaña de micromecenazgo para podernos defender del acoso judicial de los ultracatólicos y resituar de nuevo en la agenda política la reforma del Código Penal para eliminar los vestigios nacional-católicos y franquistas que todavía consideran, en la práctica, el delito de blasfemia.

OBJETIVOS DE LA CAMPAÑA:

La campaña tiene tres objetivos, a los que dedicaremos los recursos que obtengamos:

  • Defendernos en los tribunales de las tres querellas, lo que exige gastos jurídicos de abogados y procuradores.
  • Promover acciones con el objetivo de reformar el artículo 525 del Código Penal para equipararnos a nuestros vecinos franceses, aunque sea con más de 220 años de retraso, y eliminar por fin el delito de “ofensas a los sentimientos religiosos”. Para ello, buscaremos sinergias con las entidades que empujan desde hace años para conseguirlo y, muy singularmente, con Europa Laica.
  • Reforzar Mongolia como proyecto irreverente, insumiso e indomable, satírico y de información, que aspira a hacer reír y a la vez empujar hacia un país laico y más democrático.

Engolosinar significa “excitar o despertar el deseo o las ganas de una persona con algo que le resulta fuertemente atractivo”. Un futbolista se engolosina cuando, motivado por los gritos y los aplausos de la hinchada, realiza jugadas vistosas de más que terminan por hacerle perder el balón.

Merece todo mi respeto la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Lucía Piña Hernández, una mujer producto de la cultura del esfuerzo y no del privilegio, lo que comprueba su trayectoria profesional. Cito a Wikipedia:

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  • Profesora de educación primaria por la Benemérita Escuela Nacional de Maestros (1974-1978) y licenciada en derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM, 1979-1984).
  • Especialista en comunicación y psicología social por el Instituto Nacional de Ciencia de Comunicación (1977-1978) en Madrid, en derecho penal por la Universidad Panamericana (1997) y en derecho constitucional y admninistrativo por la UNAM (2001).
  • En 1988 obtuvo el doctorado en derecho por la UNAM, y una especialidad judicial del Instituto de Especialización Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), al año siguiente.
  • Fue profesora de educación primaria en la Escuela de Experimentación Pedagógica Manuel M. Acosta.
  • Anteriormente fue técnica académica en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México y secretaria proyectista en el tercer tribunal colegiado en materia administrativa del primer circuito entre 1988 y 1992.
  • Después fue secretaria de estudio y cuenta en la primera sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación entre 1992 y 1998.
  • Luego fue jueza por oposición en el juzgado tercero de distrito en el estado de Morelos entre 1998 y 2000 y en el juzgado quinto de distrito en materia administrativa en la Ciudad de México en 2000.
  • Desde el 4 de septiembre de 2000 es magistrada de circuito por pposición. Fue ratificada como magistrada en el decimocuarto tribunal colegiado en materia administrativa del primer circuito y más tarde fue magistrada en el vigésimo tribunal colegiado en materia administrativa del primer circuito en 2015.
  • Fue nombrada ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación el 10 de diciembre de 2015 para reemplazar a la ministra en retiro, Olga Sánchez Cordero.
  • A partir de enero de 2023 preside la corte suprema de México.

Evidentemente ella no está de acuerdo con el presidente Andrés Manuel López Obrador ni con la mayoría de los proyectos de la 4T. Es su derecho y lo ejerce.

Desde luego, no cuestiono a la ministra Piña por haberse quedado sentada cuando AMLO llegó al Teatro de la República en Querétaro. Tampoco la elogio por eso. Creo que no se le pegó la gana levantarse de su asiento, y ya está. Ni fue una falta de respeto a la investidura del titular del poder ejecutivo ni, tampoco, el inicio de una campaña de desobediencia civil para derrocar al gobierno del tabasqueño.

Desgraciadamente Jesús Ramírez, vocero de AMLO, cometió un error —y alborotó a la oposición— al decir en Twitter que la ministra presidenta de la corte no había respetado el protocolo. ¿Cuál protocolo? Por favor, Jesús. Deprime ver a un anarquista metodológico como Ramírez defender las bobas formas burocráticas.

Nadie me ha podido mostrar el reglamento que exija ponerse de pie cuando el presidente de México llegue a un evento. Pero si verdaderamente existiese una normativa en ese sentido, lo ético sería ignorarla. Inclusive la burocracia debería ya de mandar a la basura la costumbre de decirle en todas las ocasiones “señor presidente” a quien encabeza el poder ejecutivo. Hasta habría que tutearlo. En efecto, el tuteo es más democrático que el ustedeo y, sin duda, llamar simplemente “Andrés Manuel” a quien fue bautizado con ese nombre resulta más igualitario y genera más simpatía política que las antiguallas tan cursis como autoritarias del tipo de “con su venia, señor presidente”, “según sus instrucciones, señor presidente”. Ya bájenle.

Claro está, ojalá en la corte todo el mundo se diríja ya a la ministra presidenta como “Norma” o “Norma Lucía” o “Lucía” o “Normy” o como sea que la llamen en su casa. Ya no estamos para los amaneramientos que fascinan a juristas enfermos de obsolescencia que confunden la sabiduría con la falsedad implícita en las formas de quienes despachan en viejos palacios, por cierto incómodos y poco funcionales.

Como Jesús Ramírez acusó a la Norma Piña de no haber respetado un protocolo casi seguramente inexistente, las dirigencias de los partidos de oposición, sus aliados en los medios y sus guías espirituales como Lorenzo Córdova se han lanzado a la tarea de intentar convencer a la ministra de sumarse al proyecto —que en mi opinión fracasará— de destruir a AMLO. Lo que pretenden es convertir a la ministra en bandera en la guerra contra la 4T. Por eso la engolosinan o intentan engolosinarla. Es decir, piensan en la oposición que Piña desea también el fin del proyecto de López Obrador y la animan a que se lance a fondo en la corte cuando se discuta si es constitucional o no el famoso plan b electoral.

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El problema, complicado para la ministra presidenta, llegará si en la SCJN cuatro o más ministros o ministras rechazan la inconstitucionalidad de las reformas a la legislación electoral. En ese caso —altamente probable— la ministra presidenta pasaría a personificar la decepción. Creo que la oposición hoy tan entusiasmada con Norma Piña olvida que el de ella es solo un voto de 11 en la corte. Si la votación es a favor de la inconstitucionalidad, ella será la heroína que la derecha buscaba. Pero si en la corte se concluye que el plan b debe aplicarse en el proceso electoral de 2024, la comentocracia, el PRI, el PAN, el PRD, Córdova, etcétera saldrán con la tontería de que AMLO presionó a ministros y ministras y que la dictadura es un hecho.

En fin, Norma Piña se encontrará con AMLO de nuevo este mes en otro evento. Creo que, mujer educada y lista, tendrá motivos motivos para ponerse de pie cuando llegue el presidente, sobre todo un motivo: enviar el mensaje a la oposición de “ya déjenme en paz, soy juzgadora, no grilla”. Pero el diablillo o la diablilla que toda la gente lleva dentro la tentará con la idea de quedarse sentada, esto es, seguir jugando para la tribuna hostil a la 4T donde dirigen las porras Lorenzo Córdova, Héctor Aguilar Camín, la gente que edita el diario Reforma, etcétera.

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