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Opinión

Elecciones 2022, ¿un salto histórico en Colombia

En ciernes figura la elección en Colombia -la primera vuelta electoral del 29 de mayo- donde destella el candidato del Pacto Histórico, Gustavo Petro, quien pudiera acreditar un salto histórico hacia la izquierda en un país tradicionalmente gobernado por el centro y la derecha conservadora.

Bajo un fuerte sentimiento anti-sistema, zozobra e indignación, los colombianos están cansados de que gobiernen las mismas familias de siempre. Estudios señalan que en más de 200 años de historia, el país ha sido gobernado por 40 familias, en su mayoría procedentes de los Andes, donde se concentra la enorme riqueza del café.

Por su parte, Petro, originario de la costa más pobre y marginal, ha sacado ventaja de la crisis de los partidos tradicionales (Liberal y Conservador) y la pérdida de confianza en las instituciones. Un panorama al que se le añade el desplome del uribismo: Iván Zuloaga, el candidato de Álvaro Uribe con una intención del voto inferior al 4%, declinó a favor de Federico “Fico” Gutiérrez, este último, el candidato de derecha centrista que busca desmarcarse del uribismo mancillado y del proceso penal archivado en contra del máximo líder del Centro Democrático.

Justamente el actual presidente uribista, Iván Duque, ha sido el mandatario que más baja aprobación ha tenido en toda la historia de Colombia (18% en mayo del 2021), y a tres meses de abandonar la Casa de Nariño cuenta con un respaldo de 27% (Invamer).

Además de su reforma tributaria fallida y la represión de las protestas sociales en manos de la policía militarizada, fue él quien obstaculizó el acuerdo de paz firmado entre el gobierno de Juan Manuel Santos con las FARC en La Habana en 2016, cuyas consecuencias le han dado oxígeno a los grupos armados como las disidencias de las FARC, aunado al intento de desaparecer la Jurisdicción Especial de la Paz (JEP), por considerarla una corte para la impunidad.

Al grito de “dejen en paz la paz” del expresidente Juan Manuel Santos se suma la lenta implementación del acuerdo. Según el Informe Kroc de la Universidad de Notre Dame, sólo el 30% de las 578 disposiciones del acuerdo se han completado. ¿Qué pasará con este tema espinoso, caliente y que divide profundamente a los colombianos? Un pueblo no sólo desgastado por las fuertes resistencias al proceso de paz, sino enojado por el desempleo, corrupción, inseguridad y desesperanza que ha traído la situación económica y social.

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¿Será la tercera la vencida para Petro? El exguerrillero que pasó 16 meses en cárcel y formó parte del comité político de la guerrilla del M19 y que ahora encuentra como base principal de apoyo el voto evangélico y sus propuestas de reforma agraria y subsidios a la pobreza. ¿Podrá ganar el candidato que ha propuesto el polémico tren elevado entre los puertos de Buenaventura y Barranquilla y quien denuncia a la izquierda fósil, aquella que apoya la matriz energética basada en el petróleo, gas y carbón?

En una segunda vuelta electoral, Petro podrá convertir su sueño en realidad junto con la candidata a la vicepresidencia, Francia Márquez la abogada de color y defensora ambiental, que en las primarias se desempeñó como la tercera candidata más votada en todas las coaliciones, y que lucha “hasta que la dignidad se haga costumbre en Colombia”. La formula política que dista de tener mayoría en el Congreso, tal y como revelan los resultados de las elecciones legislativas de marzo 2022.

Todo puede cambiar con la sorpresa electoral que ha dislocado el ambiente político en las últimas semanas. Rodolfo Hernández – el llamado Trump colombiano, y exalcalde de Bucaramanga, quien se ha negado a asistir a los debates electorales amenaza con desbancar a Fico Gutiérrez del segundo lugar, según diversas encuestas.

Centrado en su lucha anti-corrupción y alejado de los partidos tradicionales -aquel que rechazó el pago exigido por el Ejército de Liberación Nacional (ELN) cuando secuestraron a su hija –asesinada posteriormente- advierte un balotaje de taquicardia que lo único que revelará es una triste lección: la enorme división que prevalece en la sociedad colombiana a la hora de la gobernanza política.

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Nota del editor: Rina Mussali es analista internacional y académica del ITAM. Síguela en Twitter , Facebook y en LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autora.

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