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El Cobrador del Frac entra en beneficios en el año de la pandemia

Un cobrador del frac, en una imagen de archivo.
Un cobrador del frac, en una imagen de archivo.REUTERS CORDON (JUAN MEDINA)

A río revuelto, ganancia de pescadores. El coronavirus ha provocado en 2020 uno de los shocks económicos más potentes que se recuerdan. Un momento de crisis del que algunas empresas han sacado tajada. Entre ellas, El Cobrador del Frac, que cerró el ejercicio con más de 100.000 euros de beneficios y deja atrás así los números rojos de 2019. En 2019, justo antes de que estallase la crisis sanitaria, perdió más de 220.000 euros.

La sociedad tiene como actividad principal las tareas para recuperar deudas contraídas. En el imaginario social está la del trabajador de este tipo de empresas vestido con un frac persiguiendo en público a un deudor. Un modo de presión para que se ponga al día respecto a sus pagos, aunque hay muchos otros métodos. Por ello, en un momento en el que los impagos se disparan, los clientes potenciales de esta firma también crecen de forma exponencial. La cifra de negocios es fiel reflejo de este incremento: pasó de casi medio millón en 2019 a más de un millón un año después.

Esta subida gana todavía más relevancia si se ve de dónde partía en 2018, cuando la compañía perdió menos que un año después (120.017,92 euros), pero tenía una cifra de negocios muy inferior: no llegaba a los 65.000 euros. Es decir, si se compara con 2018, el aumento de la facturación es de casi un 1.500%. La firma, además, solo cosechaba pérdidas en los últimos ejercicios: entre 2016 y 2019 suma más de medio millón de números rojos.

Más gastos de personal

Otra prueba de que el trabajo de esta empresa va al alza —como presumiblemente también habrá ocurrido con otras similares que existen en el mercado— es el incremento anotado en gastos de personal. La sociedad pagó en 2020 casi 380.000 euros por este concepto, un 25% más que un año antes (poco más de 300.000 euros). Si se compara con 2018, la cifra del año de la pandemia es casi cuatro veces mayor.

Además, este viento favorable que sopla para el sector de la reclamación de impagos está lejos de dejar de soplar. Las previsiones más optimistas sostienen que 2021 será incluso mejor. El argumento que respalda este pronóstico es sencillo: el Gobierno impulsó medidas de contención que ayudaron a mantener a raya la morosidad desde el inicio del coronavirus. Pero estas tocan a su fin.

Según los datos del Banco de España, todavía no se ha producido un aumento significativo de los créditos dudosos. Sin embargo, ya ha avisado de que durante el primer trimestre del año la tendencia de los créditos en vigilancia va al alza. La ratio de dudosos estaba en el 4,5% en mayo y el supervisor advierte de los indicios de empeoramiento de la calidad crediticia que hay en determinados sectores, especialmente los más afectados por la pandemia. Estas actividades quedan así a expensas de una mejora del consumo para poder hacer frente a los pagos pendientes porque la bombona de oxígeno pública ya se agota.

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