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La UE confía en un ‘boom’ económico gracias al ahorro de las familias durante la pandemia

El año y medio de restricciones y confinamiento para frenar la expansión de la pandemia ha disparado el ahorro de los hogares hasta cifras nunca vistas en la historia reciente de Europa. La gigantesca acumulación de depósitos bancarios y dinero en metálico asciende a 1,4 billones de euros, el 12% del PIB europeo. Casi la mitad, 600.000 millones, son ahorros adicionales forzados o provocados por la pandemia. Un análisis publicado por el Mecanismo Europeo de estabilidad (Mede), el fondo de rescate de la zona euro, calcula que la unión monetaria podría recuperar este mismo año el terreno económico perdido por el batacazo del coronavirus si la riqueza acumulada se reduce un 30% hasta finales de 2022. Muchos gobiernos europeos ya están adoptando medidas para transformar parte del ahorro en un estímulo del consumo que apuntale y acelere la recuperación.

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El análisis del Mede, firmado por Angela Capolongo y Michel Kühl, dos de los economistas del organismo, dibuja tres escenarios en los que la rapidez de la recuperación de la zona euro dependerá en gran parte del ritmo de gasto de los consumidores europeos. En el escenario más optimista, los consumidores aumentarían de manera sensible su gasto, al menos temporalmente, hasta deshacerse del 30% de la riqueza acumulada. Eso implicaría una reducción de la tasa de ahorro desde el récord actual de más del 20% de los ingresos hasta un mínimo del 10%.

El impacto, según las proyecciones de Capolongo y Kühl, llevaría el crecimiento del PIB de este año hasta el 5,7% y el de 2022 hasta el 6%, muy por encumbre de las últimas previsiones de la Comisión Europea (4,8% y 4,5%, respectivamente). La rápida recuperación permitiría recuperar este mismo año el nivel del PIB previo a la pandemia y no a finales de 2022 como indican las previsiones de la Comisión. Los economistas del fondo de rescate consideran, además, que la buena utilización de los recursos del fondo de recuperación de la UE (que inyectará hasta 800.000 millones de euros en cuatro años) “podría incrementar las perspectivas de crecimiento a largo plazo, estabilizar las expectativas de empleo y, por consiguiente, desencadenar una demanda adicional más rápida y sustancial”.

La recuperación del consumo no está garantizada, sobre todo, mientras la pandemia no esté bajo control del todo. Pero los economistas del fondo de rescate consideran muy improbable que el embalse de ahorro siga creciendo indefinidamente. “Los niveles de ahorro solo se mantendrán persistentemente altos si las oportunidades de consumo se pierden de manera permanente y los hogares consumen menos de manera permanente, pero esto es improbable”, concluyen Angela Capolongo y Michael Kühl.

El economista Paul de Grauwe, al frente del área de política económica europea en la London School of Económics, cree que las compuertas para dar libertad el ahorro ya se han abierto. “La recuperación ya está en marcha y es una recuperación fuerte en la zona euro”, señala De Grauwe. Para este economista belga “la única duda es si es sostenible”, por si la aparición de nuevas variantes del virus impide recuperar la confianza.

Repunte del consumo

Las previsiones más recientes de la Comisión, publicadas en julio, también señalan al repunte del consumo como una de las caEstados Unidoss para el rebote económico en casi todos los países de la UE. En Alemania, donde el exceso de ahorro desde el inicio de la pandemia rondaría los 160.000 millones según los cálculos de Deutsche Bank, las previsiones de la Comisión apuntan que en el tercer trimestre de este año “se espera una vigorosa recuperación del consumo privado alimentada por el aumento de los ingresos de las familias, que se beneficia del mantenimiento de las políticas de apoyo, y el desembolso de los ahorros acumulados”.

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El siempre prudente banco central de Alemania, el Bundesbank, también señalaba en un informe reciente que “a medida que el programa de vacunación avanza y las medidas de contención se eliminan, es probable que el ahorro por motivos de la pandemia perderá enseguida significancia. El consumo privado verá a continuación un fuerte crecimiento inicial y el ahorro caerá rápidamente”.

En Francia, la mayoría de los centros de análisis consultados por el OFCE (el organismo independiente de revisión de las públicas) para hacer su panorama económico de 2021-2022 señalaron que la movilización del ahorro acumulado es posible. Algunos apuntan a la introducción de incentivos o créditos fiscales ligados a ciertas inversiones o adquisiciones. Otros, a una bajada de impuestos para ampliar el margen de maniobra de hogares y empresas.

De Grauwe considera un error estimular el consumo privado y opina que “los Estados deben concentrarse en lo que saben y pueden hacer, que es la inversión pública”. El profesor de la London School of Economics reconoce que el gasto público puede tardar más en llegar, pero recuerda que “hay inversiones que se pueden poner en marcha muy rápido, como las de reparación o mantenimiento de infraestructuras que en algunos países están que se caen”.

La OCDE también alerta contra el riesgo de medidas de estímulo como las rebajas generalizadas de impuestos, porque suelen beneficiar a las familias en mejor posición económica, que además son las que más han ahorrado, y a las empresas que están generando beneficios. El informe de la secretaria general de organismo sobre política fiscal para 2021 en el marco de la pandemia recomienda medidas fiscales expresamente dirigidas a los hogares en situación de vulnerabilidad o a los que han sufrido graves daños económicos como consecuencia de las medidas adoptadas para frenar la covid-19.

Aun así, numerosos gobiernos se están embarcando en medidas que buscan revitalizar el consumo como vía para compensar las brutales caídas de PIB sufridas en 2020 y, algo menores, a principios de 2021. En Alemania se ha prolongado hasta finales de 2022 la rebaja del IVA (al 7%, excepto en bebidas) para restaurantes y servicios de catering. En Italia se ha aplazado del pasado 1 de julio a enero de 2022 la entrada en vigor de la tasa del plástico no reciclado, un gravamen que penaliza a productores y vendedores y que podría haberse trasladado a los consumidores. España ofrece primas de entre 4.500 y 7.000 euros para la adquisición de un automóvil eléctrico o de 1.500 para una moto eléctrica. En Bélgica, el IVA de los restaurantes bajará del 12% al 6% durante todo el verano y el de las bebidas consumidas en locales públicos, del 21% al 6%.

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Propagación de la variante Delta

Los indicadores de la Comisión muestran que los vientos de bonanza soplan con fuerza, aunque mitigados en las últimas semanas por la imparable propagación de la variante Delta del virus. En julio, el indicador del sentimiento económico europeo se situó en 118, el nivel más alto desde su creación en 1985. La subida se debió, según el organismo comunitario, al optimismo reinante en la industria y el sector servicios. Pero la confianza se debilitó en la construcción y entre los consumidores durante un mes en el que muchos lugares de Europa sufrieron un aumento en el número de contagios y la imposición de restricciones de movimiento.

También existe la posibilidad de que una recaída sanitaria lleve a los hogares a guardar la hucha. El análisis de Capalongo y Kühl contempla un escenario en el que los consumidores opten por la prudencia “y gasten solo una pequeña parte de su exceso de ahorro”. En ese caso, los dos economistas apuntan que el colchón de ahorros solo adelgazaría un 10% y la tasa de ahorro se mantendría en su nivel habitual del 12%. Aun así, según el análisis, el PIB crecería por encumbre de lo previsto por Bruselas hasta alcanzar el 5,2% en 2021 y el 5,5% el año que viene.

Cabe, sin embargo, un tercer escenario mucho más precavido, en el que los hogares guardarían intactos sus ahorros adicionales ante el riesgo de que los gobiernos decidan aumentar los impuestos después de la pandemia. Ese riesgo viene alimentado por la descomunal deuda pública que dejará la expansión fiscal de 2020 y 2021. La zona euro cerró el año pasado con un déficit del 7,2% del PIB y una deuda del 98% del PIB, con los números rojos superando el 100% en España, Francia, Bélgica, Portugal y Chipre, más del 150% en Italia y hasta el 205% en Grecia.

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