Nacional
Marcelo se pone al frente
Aunque no hubo sorpresa en su anuncio, el hecho de que Marcelo Ebrard haya confirmado ayer que el próximo lunes renunciará a su cargo como canciller del país para dedicarse de lleno a la búsqueda de la candidatura presidencial de Morena, lo pone al frente.
Y no sólo ante sus compañeros corcholatos que buscan lo mismo que él, sino incluso ante la dirigencia morenista, pues su propuesta de hacer una encuesta amplia y transparente ante toda la sociedad, y no solamente ante integrantes de su partido, presiona a todos.
Con esta jugada, Ebrard pone contra la pared a sus competidores, pues si ellos deciden no renunciar a sus cargos y jugar sin los recursos de las dependencias que encabezan, quedarían mal parados ante la opinión pública.
Pero si aceptan la propuesta y eso se convierte en regla para los aspirantes, el canciller también gana porque sería a iniciativa de él. Por donde se le vea, Marcelo ya tomó la iniciativa y eso seguramente se reflejará en las siguientes mediciones de los encuestadores.
Y aquí hay que poner ojo muy especialmente en Claudia Sheinbaum, quien de bote pronto aseguró que ella no renunciará a la Jefatura de Gobierno, a menos que gane la encuesta interna para ser candidata presidencial de Morena; o sea, quiere ir a la segura, sin arriesgar.
Sus palabras no fueron bien recibidas, pues reflejan inseguridad y una clara intención de jugar con ventaja. Probablemente no pensó en qué pasaría si el próximo domingo el Consejo Nacional de su partido ordena que todos los aspirantes dejen sus cargos públicos.
Marcelo demostró colmillo al anunciar que el 12 de este mes, apenas un día después de que Morena oficialice su método de elección, dejará de ser secretario de Relaciones Exteriores y pondrá a todos contra la pared.
Porque si bien es cierto que la gran mayoría de las encuestas lo ubican en segundo lugar, detrás de Sheinbaum, también lo es que no ha hecho campaña, por lo que ahora que está anunciando giras por todos lados, las probabilidades de que le dé la vuelta a los números son amplias.
Si se concreta su propuesta de que las encuestas de su partido se apliquen a la población en general, y con una vigilancia estricta, probablemente él sea quien encabece a Morena y sus aliados en 2024, porque, de facto, anularía la maquinaria de los radicales del partido.
Por supuesto, existe la posibilidad de que la nomenclatura morenista se active y no dejen pasar sus propuestas, a fin de favorecer a una corcholata distinta a él, pero el costo de una acción así sería muy alto para la 4T.
Está muy claro que lo que menos desean en Palacio Nacional es que el proceso de selección se les descomponga y genere divisiones. No solamente porque pondría en riesgo el triunfo del pejismo en 2024, sino porque el Congreso también se perdería.
Como quiera, la jugada de Ebrard metió en otra dinámica la elección interna de Morena, por lo que ningún aspirante la tiene segura y el costo de una imposición sería muy alto.
CENTAVITOS
Bueno, y si a nivel corcholatas se exige que los aspirantes dejen sus puestos y se la jueguen sin recursos oficiales, por qué no pensar que a nivel taparroscas en la CDMX ocurra lo mismo. Eso sería lo lógico si se tratara de ser congruente al interior del partido, lo que también abriría un juego muy interesante, porque limitaría un poco el accionar de los radicales del partido, dando oportunidad a alguien que, si bien no sea necesariamente externo, que al menos no esté tan identificado con los vicios del partido.

