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Cultura

“La literatura ayuda a sanarnos colectivamente”: Dahlia De la Cerda |Video

Por Héctor González

Decía Virginia Woolf que para que una mujer escriba es necesario un “cuarto propio”, un espacio que signifique independencia y autonomía. La idea de la escritora británica ha permeado desde hace bastante tiempo la aspiración de la mayoría de las autoras porque de alguna manera representa la emancipación y la posibilidad de escribir.

Hoy la mexicana Dahlia De la Cerda (Aguascalientes, 1985) subvierte la tesis y prefiere retomar a la chicana Gloria Anzaldúa, quien decía “Olvídate del cuarto propio. Escribe en la cocina, enciérrate en el baño. Escribe en el autobús o mientras haces fila en el Departamento de Beneficio social, o en el trabajo durante la comida”. Tras el suceso que supuso Perras de reserva, un conjunto de cuentos donde la escritora retrató con descarnado estilo algunas de las violencias que enfrentan las mujeres en nuestro país,  vuelve con Desde los zulos (Sexto Piso), un conjunto de ensayos donde reivindica el contexto desde el cual escribe como trampolín de una literatura rabiosa e implacable.

 ¿Cómo entiendes la escritura?

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Para mí la escritura siempre ha sido una herramienta.  Me sirve para múltiples cosas como trabajar mi salud mental, también me ha permitido visibilizar mi visión del mundo así, como establecer diálogos y puentes con las personas. La literatura se ha convertido en la forma de comunicación más relevante que he tenido, en este momento, además, todo a lo que me dedico y me da de comer tiene que ver con la escritura.

¿En estos procesos terapéuticos te funciona por igual la ficción que el ensayo?

Para ejercicios estrictamente terapéuticos, me funciona la crónica combinada con el ensayo. El testimonio me funciona porque me permite reflexionar a partir de lo que me sucede. La ficción también alivia mi salud mental porque me ayuda a tomar justicia cuando no la he encontrado en el mundo real. Que mis personajes tengan oportunidad de vengarse o de tener acceso a la justicia a través de la ficción me ha resultado muy terapéutico.

En Desde los zulos mezclas todo esto: expones tu salud mental, pero también está escrito desde una herida de clase.

Para mí es fundamental dejar claro cuál es ese lugar que ocupas en el mundo y desde dónde estás escribiendo. Mi literatura y mi estática debe estar atravesada por las heridas que me atravesaron. En Desde los zulos utilicé un lenguaje sencillo y cotidiano para hablar de términos complejos. Sé que muchos términos académicos o teóricos son accesibles sólo para personas que han tenido privilegios epistémicos, por eso quiero que mis libros sean accesibles para todo el mundo incluso para personas que apenas están aprendiendo a leer o escribir.

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 ¿Crees que ahí radica parte del éxito de Perras de reserva y de la buena recepción que tiene Desde los zulos?

El éxito que han tenido Desde los zulos y Perras de reserva es muy multifactorial. Tiene que ver con un lenguaje muy sencillo, pero también tiene que ver con temas que no han sido tan tratados en la literatura, por ejemplo, el feminismo, las violencias por machismo o la interseccionalidad de opresiones que nos atraviesan a las mujeres. Se ha hablado poco de estos temas en la literatura, a pesar de que al menos el 50% de la población puede identificarse con violencia machista o con las propuestas teóricas que tiene el feminismo. Pareciera que el éxito es repentino y que publicar un libro significa vender un montón, pero no es así, detrás de esto hay trabajo de muchos años en el que he formado una comunidad de personas interesadas en lo que tengo que decir.

Eres crítica con el feminismo que no adopta conceptos como racismo, clasismo o discriminación económica.

Desafortunadamente el feminismo también ha sido un movimiento social que ha replicado ideas hegemónicas a la hora de establecer qué es la opresión, qué es la discriminación, qué es la violencia y quién es el sujeto. Cierto feminismo ha replicado ideas hegemónicas sobre todo de la supremacía blanca o del racismo. Creo que es importante visibilizar esto, no soy la primera que lo hace, en realidad lo que hago en mi trabajo teórico o crítico es poner a dialogar autoras que me parecen relevantes.

¿Los feminismos mexicanos dónde están parados?

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Depende de qué hablemos o desde dónde queramos hablar sobre el feminismo. Podemos hablar del feminismo como una colectividad que se ha convertido, sobre todo en México y en muchos países, en una suerte de identidad, pero no en el sentido de pertenencia, sino una subcultura como los emo, góticos o punks. Ahora este nuevo lugar identitario es ser feminista, muchas mujeres lo usan como una suerte de tribu urbana o como un performance, pero no saben realmente lo que significa comprometerse con un movimiento político. Creo que el feminismo necesita tener posturas teóricas y éticas sujetas a revisión todo el tiempo, así como una agenda. Las realidades de las mujeres son muy variadas, hay quienes trabajan con mujeres privadas de su libertad, quienes acompañan a mujeres buscadoras, o quienes buscan la justicia reproductiva. Las realidades y los activismos son múltiples, aunque lo que se visibilice luego sea más lo que se entiende desde el lado del sexismo. También creo que hay una avanzada en todo el mundo del feminismo antiderechos, sobre todo en lo que se refiere a quienes odian a las personas trans.

¿Crees que el feminismo con el que tu simpatizas está teniendo una salida política en términos de política pública?

Pienso que sí hay por lo menos una voluntad política de incorporar la mirada interseccional tanto a políticas públicas como a las agendas. Colectivos feministas sobre todo de las periferias han dicho que sus necesidades son de agua, defender su territorio y hablar de racismo. Las compañeras han hecho un gran trabajo al visibilizar estas múltiples realidades. Por parte de las autoridades ha habido voluntad política, pero también creo que hay un problema teórico y que tiene que ver con el racismo. Se sigue viendo al patriarcado como el mayor sistema de opresión mientras que a los temas de raza o clase, los siguen viendo como accesorios. Mientras sigan considerando al sexismo como la principal opresión van a seguir fallando las políticas públicas. Mientras el embarazo no deseado adolescente se siga enfocando solamente en un tema de sexualidad, no dejará de haberlos, lo que se tiene que hacer es colectivizar los cuidados y procurar opciones económicas para que estas adolescentes dejen de ver en el embarazo una forma de emancipación.

Después de cómo te ha ido con los libros, ¿sigues escribiendo desde los zulos o ya escribes desde un cuarto propio?

Es muy complejo, sin duda la vida me cambió de un día para otro en muchísimos aspectos. Nunca pensé que iba a tener acceso a comprarme cosas que nunca imaginé. Ahora puedo gastar mi dinero en cosas estúpidas como coleccionar figuras de terror, pero también en comida, he comido cosas que nunca pensé que iba poder pagar, he viajado a lugares que nunca pensé visitar. No obstante, una puede tener un cuarto propio y puede salir del zulo, pero el zulo nunca sale de ti. He tratado de ser muy honesta en hablar de los privilegios que tengo ahora: me pagan por escribir, puedo viajar y hacer cosas que antes no podía hacer.

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¿Qué efectos tiene en ti escribir sobre tu depresión?

A nivel personal he tenido muchas satisfacciones porque me ha permitido entender o encontrarme en otras personas, darme cuenta de que no soy la única que tiene estos procesos. He encontrado la sanación personal, pero también la colectiva. Encontrarme en otras personas a través de mi experiencia ha sido muy satisfactorio.

¿La literatura sana?

Pienso que sí, no sustituye a la terapia en caso de que tengas un problema de salud mental, pero sí sirve y que ayuda un montón a sanarnos colectivamente. Tengo colegas que cuentan que ha habido personas que se acercan a ellas y dicen “tu libro me salvó la vida”, es difícil de creer pero a veces la depresión es tan cabrona que no ves un futuro y sientes que ya te quitaron todo. Pero de pronto una serie, una canción o un libro te dan la claridad que necesitas para seguir con tal de ver que sucede con la saga o en la próxima temporada. Son esas pequeñas cositas las que te anclan a la vida. La literatura ayuda mucho a que tengamos una motivación como lectoras y como escritoras para aferrarnos a la vida.

¿Qué músicos, series o libro te ayudaron en este sentido?

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Vengo de la escena gótica que tiene muchos problemas, uno de ellos es que romantiza problemas de salud mental como la depresión. Esto estaba afectando en mi proceso de salud mental. Para salir me ayudó mucho escuchar a mujeres que están haciendo trap y reggaetón, lo que ellas llaman neoperreo, todo lo que es Tomasa del Real, Bad Gyal o Cazzu, ellas que reivindican el goce y la alegría. De series lo más popular del mundo, Juego de Tronos, quería saber qué iba a pasar. De libros en ese momento procuraba leer muchos thrillers porque me distraían, por ejemplo, La chica del tren o Perdida, cosas de ese estilo. Son novelas que han sido best seller, pero que tienen un misterio que resolver, algún personaje femenino turbio o un problema de salud mental. Esos libros me ayudaron mucho a distraerme.

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