Opinión

Un encuentro instrumental donde Sánchez ha cumplido

31/03/2023

Actualizado a las 22:05h.

No resulta fácil encuadrar la visita a Pekín del presidente del Gobierno español en el juego de intereses estratégicos que se despliega ahora mismo en el tablero del mundo, pero qué duda cabe de que para Pedro Sánchez constituye un éxito personal convertirse en el primer líder occidental que se reúne con Xi Jinping tras la visita que este rindiera al autócrata ruso Vladímir Putin. La casualidad también forma parte de los hechos y si Lula da Silva no hubiera quedado confinado en Brasilia por una neumonía rebelde –que también le impidió asistir a la Cumbre Iberoamericana–, el primer presidente en reunirse con Xi habría sido el brasileño, lo que le hubiera dado un sentido radicalmente distinto a este encuentro.

Distinguido con esta exposición privilegiada, Sánchez ha cumplido a la perfección con la tarea de trasladar a los líderes chinos la posición de la Unión Europea sobre la agresión rusa a Ucrania, una postura que está muy lejos de la «actitud objetiva e imparcial» sobre el asunto que Xi explicitó en un artículo publicado en Moscú y que no es más que otra manera de apoyar a Putin sin decirlo. Sánchez también instó al líder chino a hablar con Zelenski, que pareciera no existir para Pekín.

Hay que destacar que el Gobierno español ha sido extremadamente cuidadoso a la hora de evitar las filtraciones para no caer en las reprochables prácticas del canadiense Justin Trudeau que tanto molestaron a Xi. Esto no empece para recordar que los subordinados de Sánchez en la Moncloa discriminaron a este diario y sus lectores impidiendo que formara parte de la delegación de prensa que acompañó al presidente.

Pedro Sánchez se vuelve a España colocándose en el centro del debate global, pero sin ningún acuerdo concreto que evite poner de manifiesto el carácter instrumental de un encuentro en el que Sánchez ha fingido ser relevante y Xi, neutral.