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Modas

La expo de moda y fotoperiodismo que retrata el Madrid y sus personajes de los años 60 y 70

Aprendió a ser una virtuosa de la fotografía gracias a su padre, Joan Biarnés, fotógrafo deportivo de profesión, que le enseñó la mejor técnica. Pronto se convirtió en fotoperiodista, primero en su Barcelona natal, donde retrataba asuntos tan dispares como competiciones, colecciones de moda como la de Asunción Bastida o la trágica riada del Vallés. Gracias a su ojo y su mirada única se traslada a Madrid con un contrato de colaboración fija en el diario ‘Pueblo’. El recopilatorio de su carrera en la capital se puede ver hasta el 23 de julio en la exposición ‘Joana Biarnés Madrid/ Moda a pie de calle’, en Sala Canal de Isabel II.

Comisariada por Josep Casamartina i Parassols captura la sociedad de los años 60 y 70: «Joana trabajó como fotoperiodista en Madrid hasta que se cansó del rumbo de la profesión y en los 80 lo dejó todo para montar un restaurante en Ibiza», cuenta Silvia Omedes, directora de Fundación Photographic Social Vision.

Joana Biarnés (Terrassa, 1935-2018) tiene una amplísima trayectoria profesional marcada por un estilo muy personal. Además, es única en una época en la que no había mujeres fotoperiodistas contratadas por un diario y porque su trabajo responde a una mirada singular y prodigiosa con un marcado acento de moda: «Ella coge al sujeto y al tema y lo baja a la calle, no puede dejar de ser documentalista y así retrata la sociedad madrileña, previa a la transición y captura también la atmósfera de cierta apertura que se respiraba en el ambiente», dice Silvia Omedes.


Joana Biarnés junto a su padre, Joan, cubriendo un reportaje de fútbol en la década de los 50.


DR

La muestra incluye más de un centenar de fotografías de la moda y la sociedad en una época de cambios trascendentales. Por eso en la exposición podemos ver retratadas a una jovencísima Tita Cervera probándose su traje de boda con ayuda del hijo del modista Pedro Rodríguez (1964), a Pilar Bardem paseando por la calle con una gran pamela cubierta de margaritas y un traje firmado por los modistas Vargas Ochagavía (1962) y a una sensual Carmen Sevilla, en actitud popera, posando con un diseño de Miguel Rueda (1969). «Joana une dos géneros: el de periodista y la moda bajo un prisma muy gogó, a ella le interesa tanto la prenda, como la modelo, pero también el entorno y lo que está pasando en este momento», describe Omedes.


Editorial de moda en plena calle 1967.


Joana Biarnés

Además de las celebrities citadas, la exposición cuenta con un gran número de retratos pop llenos de encanto y capturados por Joana Biarnés en los llamados certámenes ‘Guapa con Gafas’, un evento organizado por Cottet Óptica y Audiología, empresa familiar fundada en 1902. «Estos eventos fueron creados por Renato Cottet coincidiendo con las fiestas de San Isidro y causaban furor durante los 60 y 70 en Madrid», cuenta Javier Cottet, actual presidente de la empresa y sobrino nieto del citado creador de los concursos. Unas fotografías en blanco y negro donde aparece Norma Duval y otras modelos con gafas de sol de fantasía, acordes a la época pop: «Unas imágenes que no sólo retratan el look, las tendencias y la actitud de las participantes, sino también la atmósfera y la estética de la época», apunta Javier Cottet.


Reportaje de publicidad para el diario Pueblo 1966.


Joana Biarnés

Hay una imagen que llama poderosamente la atención, porque muestra a una modelo peinada y maquillada posando en la escalera de la rotativa del diario ‘Pueblo’ y vestida con un traje hecho con papel periódico de la citada cabecera. También aparece retratado el maestro Elio Berhanyer y en otras instantáneas, la modelo fetiche de Joana Biarnés, Rosanna Yanni, con un cartel de fontanería en lo alto y al lado de un 600 lleno hasta el techo de cojines y colchones.


Maniquí con un traje de papel realizado con hojas del diario Pueblo, 1967.


Joana Biarnés

La panorámica de Madrid, de sus barrios y habitantes ejercen de actores secundarios en las fotografías donde Joana Biarnés abordó la moda desde la proximidad, situando a las modelos en la acera de una calle cualquiera, evitando escenarios extravagantes y evasiones estéticas, para captar como nadie la esencia de su tiempo.

Un legado único, en blanco y negro, que merece la pena conocer, en una época donde la moda era parte importante de un escenario más amplio. Una España que empezaba a despertar y donde comenzaba a levantarse una leve brisa de apertura.

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