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Internacional

Seis ministros resisten con Sánchez desde 2018 tras el octavo ajuste del Consejo de Ministros

Con las salidas de Carolina Darias y Reyes Maroto del Gobierno Pedro Sánchez ha acometido la que es su octava remodelación del Consejo de Ministros. Pero sólo cinco de ellos se mantienen desde el principio: Nadia Calviño, María Jesús Montero, Teresa Ribera, Margarita Robles y Fernando Grande-Marlaska. Es decir, el núcleo duro económico y los dos ministerios de Estado más sensibles. Además de un Luis Planas muy reconocido en el Gobierno en sus labores como ministro de Agricultura.

Con la salida de Reyes Maroto cae la última de estas ministras que se mantenían junto a Sánchez desde hace cinco años. La ya exministra de Industria tendrá el complejo reto de ser la candidata a la alcaldía de Madrid, que el PSOE no ostenta desde 1989. Desde que en 2015 Manuela Carmena se presentó al frente de Más Madrid, logrando en ese momento el bastón de mando, los socialistas tienen una posición gregaria en la capital respecto a la izquierda alternativa. Empezar a revertir esa tendencia ahora que la otra candidata de la izquierda no es Carmena es el objetivo más realista. Por su parte, Carolina Darias tiene un reto distinto. En Las Palmas gobierna el PSOE y su candidatura aspira a darle continuidad. Pero el reciente escándalo del Tito Berni está sacudiendo la política en el archipiélago.

Durante todos estos años Sánchez ha combinado movimientos sorpresivos con otros muy predecibles en la remodelación de sus equipos. Nada más llegar a La Moncloa, Sánchez tuvo que cambiar en menos de una semana a su ministro de Cultura. José Girado sustituía a Maxim Huerta. Apenas un par de meses después se produjo el segundo ajuste: María Luis Carcedo sustituía a Carmen Montón como ministra de Sanidad. Luego llegarían Salvador Illa y después ya Carolina Darias. José Manuel Miñones será el quinto ministro de Sanidad de Sánchez.

Tras esos dos retoques fruto de la necesidad de mantener la ejemplaridad pública (propósito que se acabó con el caso de la tesis de Sánchez desvelado por ABC) llegó un tiempo sin cambios. Todos el año 2019 se consumió entre procesos electorales. En enero de 2020 se produjo el primer gran cambio de Gobierno de la legislatura. Se realizó para dar forma a la coalición con Unidas Podemos. Entraron al Gobierno Pablo Iglesias, Irene Montero, Yolanda Díaz, Alberto Garzón y Manuel Castells.

Pero Sánchez no se quedó ahí. No se limitó a dar entrada a los socios del partido minoritario. Y pese a llevar a penas año y medio en La Moncloa, con buena parte de ese tiempo condicionado por unas elecciones generales que se repitieron, Sánchez optó por algunos cambios. Relevo en Cultura en primer lugar, con Rodriguez Uribes sustituyendo a Girado. En Sanidad Carcedo también salía dejando su lugar a Salvador Illa. A la postre un relevo fundamental. En ese contexto tiene lugar uno de los movimientos más polémicos de Sánchez dese que está en el Gobierno: sacar a Dolores Delgado del Ministerio de Justicia para hacerla Fiscal General del Estado. Entraba en su lugar Juan Carlos Campo.

En ese momento hay otras dos incorporaciones clave. Josep Borrell había dejado su puesto unos meses antes para integrarse en la cúpula de la Unión Europea. Y Sánchez dio entonces entrada en el Gobierno a Arancha González Laya. Un fichaje con el que pretendía emular, por su trayectoria internacional, el precedente de Nadia Calviño. El resultado terminaría siendo bien distinto. Entonces también estaba vacante el Ministerio de Política Territorial, que Meritxell Batet había abandonado para ocupar la presidencia del Congreso de los Diputados. Fue entonces cuando Carolina Darias se incorporó al Gobierno.

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La coalición apenas se estrenó tuvo que gestionar la pandemia del coronavirus. Esa grave excepcionalidad fue retrasando unas elecciones catalanas que se preveían para mucho antes, dada la inestabilidad del Govern de Quim Torra, a la vez que aumentaban el conocimiento del ministro de Sanidad. Salvador Illa era el secretario de Organización del PSC. Al mismo tiempo Ciudadanos experimentaba una crisis con tintes de extinción. Y todas las piezas encajaron para mandar a Illa como candidato estrella a Cataluña. Tocaba entonces un nuevo ajuste. Y fue de manual. Illa volvía a Cataluña para iniciar un camino que lo llevaría a liderar el PSC y en su lugar llegaba Miquel Iceta para hacer el camino inverso. Aunque no exactamente al mismo puesto. Darias pasaba a Sanidad e Iceta recalaba en Política Territorial. Aunque no por mucho tiempo.

Con la salida de Iglesias, Díaz asumió la Vicepresidencia segunda del Gobierno y Belarra, el Ministerio de Derechos Sociales

No por voluntad propia apenas unas semanas después el presidente del Gobierno se veía obligado a hacer un nuevo ajuste en su Consejo de Ministros. El vicepresidente segundo Pablo Iglesias sorprendía anunciando que abandonaba el Gobierno para ser el candidato de su partido en las elecciones anticipadas de la Comunidad de Madrid. Pero en aquella ocasión Sánchez no tuvo mucho que decir. El pacto de coalición fija que la cuota de ministros de Unidas Podemos no dependen del presidente. Aunque legalmente no puede obviarse que la responsabilidad s suya, los mimbres de la coalición se sustentan en el respeto a esas parcelas pactadas de antemano. Con su salida Yolanda Díaz asumió el rango de vicepresidenta, mientras que Ione Belarra asumía la cartera de Derechos Sociales. Sin duda el movimiento con mayor trascendencia a futuro de todos los efectuados.

Todavía estaba por llegar el gran momento de Sánchez. El único momento en el que ha efectuado una crisis de Gobierno sin estar obligado a ello y sin más motivación que tratar de recuperar impulso político. Julio de 2021. Lo peor de la pandemia ha quedado atrás. Los adelantos electorales en Castilla y León y Comunidad de Madrid, especialmente este último, han sido muy negativos para el PSOE. Sánchez lanza una gran remodelación con la que vuelve a sorprender. Carmen Calvo y José Luis Ábalos, los pesos pesados del Gobierno, abandonan sus puestos. Entran en su lugar Félix Bolaños y Raquel Sánchez. Pero no se queda ahí: Uribes, Duque e Isabel Celaá dejan sus puestos a Isabel Rodriguez, Diana Morant y Pilar Alegría. Bolaños al margen, las nuevas ministras cumplen un perfil claro: mujeres jóvenes y con experiencia municipal y regional. En esa remodelación hubo una guinda: Iván Redondo abandonaba como jefe de Gabinete para ser sustituido por Óscar López.

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Tiempo después llegó un último ajuste. Manuel Castells dejaba su puesto como ministro de Universidades y dejaba su puesto a Joan Subirats. El movimiento, que aparentemente reviste poca trascendencia política, tiene una clave importante: en la trastienda de Unidas Podemos y en la construcción del liderazgo de Yolanda Díaz, la política gallega cuenta con un aliado mucho más político que antaño. Y que refuerza sus alianza con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

Con este último ajuste Sánchez llegará hasta la cita electoral que tiene intención de situar sobre el mes de diciembre. Ha mantenido durante más de tres meses a Maroto y Darias en sus puestos pese a que ya se conocían sus candidaturas electorales. Y ha renunciado a hacerla antes y también a hacerla más amplia para provocar un impulso político. Tampoco ha querido aprovechar para dar un golpe de efecto sacando a Podemos del Ejecutivo. Así, casi cinco años después, sus tres principales ministras económicas y los ministerios de Interior, Defensa y Agricultura se mantienen intactos.

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