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El alcalde de la derecha chilena que se hace popular derribando casas de narcos y aspira a La Moneda

El alcalde Rodolfo Carter porta frente a lo que quedó tras la primera demolición de la ampliación irregular de una 'narcocasa', en La Florida, Santiago, donde es alcalde.
El alcalde Rodolfo Carter porta frente a lo que quedó tras la primera demolición de la ampliación irregular de una ‘narcocasa’, en La Florida, Santiago, donde es alcalde.Cristian Soto Quiroz

El 9 de febrero la atención mediática chilena estaba puesta en la feroz ola de incendios forestales que arrasó la zona centrosur, la más mortífera en una década. Esa mañana, lejos de las llamas, Rodolfo Carter, alcalde del municipio de La Florida, en la zona sur de Santiago, tenía previsto estrenar una iniciativa para la recuperación de barrios: demoler una casa vinculada al narcotráfico. Carter, opositor al Gobierno de Gabriel Boric, relata a EL PAÍS que le dijeron que mejor haría en aplazarlo, que la medida no tendría cobertura mediática. A sus consejeros les falló el olfato.

Los populares programas de la mañana de la televisión chilena reemplazaron las imágenes de los bomberos por las grúas y el gran despliegue de La Florida. Desde entonces, Carter ya ha echado abajo tres viviendas y están previstas otras 16, según cuenta en su despacho decorado con fotografías de Ronald Reagan, John F. Kennedy y Winston Churchill. Los críticos con este alcalde de derechas lo califican como un show mediático con tintes populistas, pero el 88% de la ciudadanía aprueba la medida, según una encuesta de Panel Ciudadano UDD, en la que la delincuencia y el narcotráfico aparecen como los problemas más grandes que enfrenta el país. Los municipios norteños de Antofagasta y Calama ya han dado los primeros pasos para llevar a cabo demoliciones de narcocasas. La fórmula Carter se expande.

El alcalde Carter en su oficina con fotografías de John F. Kennedy y Winston Churchill.
El alcalde Carter en su oficina con fotografías de John F. Kennedy y Winston Churchill.Cristian Soto Quiroz

Este alcalde, buen lector y conocedor del sistema político español, no va por libre en esa cruzada. El pasado martes, el Senado despachó una norma que fortalece la persecución del narcotráfico y el crimen organizado. Como señala el último informe del Observatorio del Narcotráfico en Chile, los esfuerzos de distintas organizaciones criminales internacionales insisten en instalarse en el país y la pandemia imprimió una velocidad inusitada a los cambios que ya venían experimentando desde 2015.

La Florida, con unos 400.000 habitantes, es el quinto municipio más poblado de Chile, y su composición sociodemográfica suele utilizarse como espejo de la realidad nacional: un sector pequeño de clase alta y baja y una gruesa clase media emergente y vulnerable. Carter, de 51 años, lleva dos décadas trabajando para el municipio en el que creció. Primero como concejal y desde 2011 como alcalde -ha sido reelecto dos veces- por el partido de derecha UDI, que abandonó en 2014. Como independiente, continúa siendo parte de la coalición de oposición, Chile Vamos, de la derecha tradicional.

Carter explica que la iniciativa surgió de una conversación con los fiscales, quienes pusieron el foco en que los delincuentes siguen haciendo su negocio desde las cárceles porque sus casas siguen funcionando. Tras ese encuentro, el alcalde de La Florida se reunió con el director de obras del municipio, que le comentó que la ley general de urbanismo y construcción “tiene un espacio” para demoler las ampliaciones irregulares de las casas. Descubierto ese resquicio, la Fiscalía Oriente les entregó un listado de 20 viviendas con causas penales vigentes, donde ha habido tráfico, hechos violentos y detenidos, operadas por al menos dos mafias: una chilena, la del Macaco, y el Cartel de Cali, de Colombia.

En términos prácticos, el narcotraficante puede comprarse o alquilar otra casa después del derrumbe. Y ya advertido de las posibles consecuencias, no ampliarla de manera irregular. “Esta no es la solución al narcotráfico, no es la última ni la única medida, pero dentro de las pocas competencias que tiene el alcalde, es lo que más podemos hacer, interpretando la ley de la forma más extrema para ayudar a la Fiscalía y para dar una señal territorial de que estamos peleando”, apunta Carter, abogado de la Universidad Católica.

El ministro de Justicia del Gobierno de Gabriel Boric, Luis Cordero, sostuvo que “la estrategia ha sido jurídicamente ingeniosa”. También lo calificó como un “riesgo” que toma el alcalde porque se “expone en la primera línea”. De hecho, la autoridad municipal ha recibido amenazas de muerte desde que comenzó con las demoliciones y el Ministerio Público le brindó vigilancia personal y en su casa, donde vive junto a sus dos hijos, de 11 y 10 años, adoptados hace un par de años.

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Escoltas policiales y municipales vigilan domicilio mientras el alcalde Rodolfo Carter conversa con vecinos del pasaje Monseñor Carlos Casanueva, donde demolieron la primera 'narcocasa'.
Escoltas policiales y municipales vigilan domicilio mientras el alcalde Rodolfo Carter conversa con vecinos del pasaje Monseñor Carlos Casanueva, donde demolieron la primera ‘narcocasa’.Cristian Soto Quiroz

Pero esta semana, en un contragolpe, el subsecretario del Ministerio del Interior, Manuel Monsalve, calificó la medida de “efectista, más que efectiva”. “¿Qué les pasó entre medio?”, se pregunta Carter sobre la posición del Gobierno de Boric frente a la iniciativa. “Vieron las encuestas. Dijeron: este tipo está marcando bien, hay que botarlo”, se responde. Desde el pasado diciembre que el nombre del alcalde figura dentro de los políticos mejor valorados, según distintos sondeos. Consultado sobre cuáles son sus planes una vez que deje la alcaldía –su actual período acaba a fines de 2024–, Carter asegura que su prioridad es ser padre y que se está preparando si le llega la oportunidad de ser candidato presidencial: “Hay señas que dicen que podría ser. Internamente, creo que es mi momento”.

¿Por qué? “Por mi biografía”, postula. “De todos los nombres que están dando vueltas, probablemente yo soy el hijo del Chile moderno. Mi mamá, dueña de casa, mi papá, empleado muy menor en una empresa. Viví en una población de La Florida, estudié en la mejor universidad del país, primera generación profesional. Por eso me conecto desde los sentimientos con la ciudadanía, porque lo viví. No necesito estudiarlo. Probablemente, lo que me está pasando hoy día es que la gente está empezando a conectar conmigo porque dicen: habla como yo, pero no desde la impostura, sino porque entiendo el temor”, reflexiona en esta extensa entrevista -en la que repite varias veces la frase “y esto por favor escríbelo tal cual”-, y que continuó con una visita a la primera casa derribada, con un gran despliegue de seguridad.

Es crítico de la actual generación política, a la que califica como “bastante mediocre en términos intelectuales –con excepciones–, muy capturada por la próxima reelección y no por la próxima generación”. Sobre el segundo Gobierno de Sebastián Piñera, a quien considera una persona con “mucho talento”, cree que es el representante de la desconexión con la sociedad. “Yo creo que todavía no ha llegado a Chile un Gobierno de centroderecha de verdad”, afirma. Sin siquiera ser consultado sobre su programa político en caso de ser candidato, Carter se explaya: “Lo que pueden esperar de mí son dos cosas básicas: recuperar el orden público y recuperar el dinamismo económico”.

Ante la etiqueta de populista que le han puesto sus críticos por las demoliciones de las narcocasas, responde: “Yo no tengo nada de populista”, y enumera ejemplos que frases que ha pronunciado durante la entrevista, como que está abierto a sentarse a conversar con el Partido Republicano de ultraderecha, que hubiese rechazado la propuesta de legislar la reforma tributaria de Boric –que fue botada recientemente en el Congreso– y que hay que darle malas noticias a la ciudadanía. “¿Qué populista hace eso? Los populistas son los que prometen cosas que no pueden cumplir: ‘Voy a cambiarlo todo, voy a perseguir a los delincuentes como perros, voy a frenar la puerta giratoria [que permite a los malhechores salir y entrar de las cárceles]’. Yo lo que estoy diciendo es un poquito: sangre, sudor y lágrimas”.

El abogado añade que cumple dos de las cuatro premisas en las que se basa un populista: un líder carismático que está fuera del sistema. “Puede que algo de eso haya aquí”. Habla directamente con la ciudadanía saltándose a los partidos: “Podría ser”. Pero con las que no comulga, plantea, son las de presentarse como un virtuoso contra una casta y no tener escrúpulos para ejercer el poder.

El alcalde de La Florida da que hablar y su método contra las narcocasas ha sido aplaudido por sectores políticos ajenos. El analista Pepe Auth, exdiputado de centroizquierda, escribió este sábado: “La acción del alcalde Carter de demoler casas ilegales de narcotraficantes no es la bala de plata para combatir el narcotráfico, pero ayuda a que los acosados dejen de ser los vecinos y pasen a ser los narcos. Debieran convertirla en política nacional en vez de chaquetearla [echarla abajo]”. Carter, por su parte, no esquiva la polémica porque, asegura, le hacen un favor: “Me da más cámara”.

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