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Internacional

Cuatro mil millas de viaje narcosubmarino

Pese al pretencioso nombre con el que fue bautizado, Poseidón, el segundo gran sumergible destinado al tráfico de drogas localizado en Europa, no es un prodigio de ingeniería naval precisamente. Su factura es similar al que apareció en 2019, también entonces en las costas gallegas. Su limitada sofisticación técnica está orientada a que pase desapercibido ante los cuerpos y fuerzas de seguridad, pues la prioridad de los narcos es aprovechar al máximo el espacio de carga para la cocaína. El confort de sus tripulantes, dos o tres individuos que por unos 50.000 euros cruzan el océano en condiciones infrahumanas, preocupa poco o nada a las mafias. Cuentan apenas con el equipamiento mínimo imprescindible para intentar que no mueran en la travesía y lleven los fardos a buen puerto. Pero pese al carácter artesanal de estas embarcaciones, el fenómeno preocupa, y mucho, a los responsables de la lucha contra el narcotráfico: «Es una forma de introducir droga para la que no estamos preparados. No es un método cualquiera, parece más ficción que realidad«.

Las mafias colombianas, venezolanas y brasileñas llevan al menos dos décadas valiéndose de narcosubmarinos —en realidad semisumergibles que no se hunden del todo en el agua— para traficar con cocaína en el continente americano. Su uso para el narcotráfico trasatlántico es más reciente. En el verano de 2006, unos traficantes gallegos se inspiraron en sus colegas centroamericanos para fabricar en un astillero pontevedrés un rústico y fracasado artilugio, que acabó reflotando a la deriva cerca de las islas Cíes, sin culminar sus propósito. Sus responsables fueron detenidos.

Lo de noviembre 2019 ya fue mucho más serio. En la ría de Aldán, cerca de Vigo, las autoridades apresaron al Che —así lo habían bautizado sus promotores— con algo más de 3.000 kilos de cocaína. Y de algún modo, el Che sí suponía cierta revolución, como primer gran sumergible cazado en el Viejo Continente después de un viaje transoceánico. Sus tres tripulantes, y también algunos de los responsables en tierra, fueron condenados.

«Un fracaso de todos»

El segundo gran sumergible lo encontraron esta misma semana unos mariscadores en plena ría de Arousa. Después de los esfuerzos de la Guardia Civil por sacarlo a flote, los investigadores comprobaron que, a diferencia del Che, en las tripas del Poseidón no quedaba ya fardo alguno. Ni rastro tampoco de sus tripulantes, que se habían esfumado. Esta vez, los narcos se habían salido con la suya: «Es un fracaso de todos, porque lo único que apareció fue un casco de plástico flotando», lamenta en una conversación con ABC un especialista de la Policía Nacional en la lucha contra el narcotráfico. Y el Poseidón tenía capacidad para transportar unos 5.000 kilos de cocaína, que podrían estar ya en el mercado. Los traficantes culminaron con éxito una misión que estuvo a punto de írsele a pique: «Les salió bien porque al final consiguieron descargar, pero fue una auténtica chapuza», señalan las mismas fuentes policiales a este diario.

Para entenderlo, conviene sintetizar el ‘modus operandi’ de estas organizaciones de narcotráfico transatlático. Fabricados en fibra de vidrio en astilleros artesanales de Colombia, Venezuela o Brasil, estos sumergibles parten del continente americano con fardos de cocaína que pueden llegar a superar las cinco toneladas, y gasoil suficiente para travesías que llegan a alcanzar las cinco mil millas náuticas. En el caso del Poseidón, la Guardia Civil halló en el interior algunos víveres que apuntarían a que este sumergible —igual que en su momento el Che— había partido de la costa brasileña.

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En este marco teórico de viaje transoceánico estándar, el envenenado cometido de los dos o tres tripulantes a bordo —el piloto, el más cualificado, y uno o dos colaboradores— de la embarcación suele rematar, tras recorrer unas tres mil millas, a la altura de las Azores, tres semanas después de su partida. Ya en pleno Atlántico le salen al paso potentes lanchas de narcos peninsulares, que son las encargadas de introducir la cocaína en Europa. Un método idéntico a los operativos con veleros y pesqueros, con la particularidad de que en el caso de los sumergibles los hunden en el océano tras completar el trasvase de droga y de tripulantes hacia sus embarcaciones.

Tanto la infrahumana aventura atlántica de los tripulantes del Che, en su momento, como ahora del Poseidón —esta, según las primeras hipótesis— se enmarcan en este esquema de viaje transoceánico. Pero los planes iniciales tanto de unos como de otros —los investigadores descartan que haya relación alguna entre ambas bandas— acabaron yéndose al traste.


Ruta estándar de los narcosubmarinos trasatlánticos

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Fabricados en astilleros artesanales de Colombia, Venezuela o Brasil, parten cargados con la droga (A) en una travesía de 20 o 25 días hasta la zona de las Azores (B). Allí, a unas 150 millas de la costa española (C), le salen al paso potentes lanchas de organizaciones peninsulares, que son las que introducen la droga en Europa. Luego, hunden el semisumergible para no dejar rastro.

Islas

Azores

3.000 millas naúticas

de recorrido por mar

Islas Canarias

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La Coruña

OCÉANO ATLÁNTICO

La Coruña

Finisterre

Pontevedra

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La características del navío

Casera

20 metros

1,5 metros

Fibra

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Gasoil

5.000 millas

Fabricación:

Eslora:

Manga:

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Casco:

Motor:

Autonomía:

Zona de carga para la droga

(capacidad para 5-6 mil kilos)

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Sistema de ventilación

de cabina

Sistema de ventilación

del semisumergible

Válvulas de llenado

Advertisement

de combustible

Vávula del motor para permitir

la entrada de agua del exterior

y la refrigeración del mismo

Válvulas

Advertisement

de fondo

Sección transversal del «narcosubmarino»

Corresponde a la zona de carga del semisumergible.

En ella se encuentra el timón, el panel de mando de la embarcación además de dos literas para la tripulación y toda la droga

120/130 cm

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1. Escotilla

2. Ventanas de cabina, tres a cada lado

3. Cuadro de mando de la embarcación

4. Timón y brújula

5. Fardos de droga (cocaína)

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6. Literas o camastros

7. Armazón del semisumergible, con una estructura

o pared de fibra de 7 cm de grosor

Perfil del semisubmarino

Zona de carga de

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la droga, timón

y literas

Zona del motor

Depósitos de combustible

Fuente: Elaboración propia / ABC / P. Sánchez- CG. Simón

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Ruta estándar de

los narcosubmarinos trasatlánticos

Fabricados en astilleros artesanales de Colombia, Venezuela o Brasil, parten cargados con la droga (A) en una travesía de 20 o 25 días hasta la zona de las Azores (B). Allí, a unas 150 millas de la costa española (C), le salen al paso potentes lanchas de organizaciones peninsulares, que son las que introducen la droga en Europa. Luego, hunden el semisumergible para no dejar rastro.

La Coruña

Finisterre

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Pontevedra

Islas

Azores

3.000 millas naúticas

de recorrido por mar

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OCÉANO ATLÁNTICO

La características del navío

Casera

20 metros

1,5 metros

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Fibra

Gasoil

5.000 millas

Fabricación:

Eslora:

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Manga:

Casco:

Motor:

Autonomía:

Sistema de

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ventilación

de cabina

Zona de carga para la droga

(capacidad para 5-6 mil kilos)

Válvulas de llenado

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de combustible

Sistema de

ventilación del

semisumergible

Vávula del motor

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para permitir la entrada

de agua del exterior y

la refrigeración del mismo

Válvulas

de fondo

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Sección transversal del «narcosubmarino»

Corresponde a la zona de carga del semisumergible.

En ella se encuentra el timón, el panel de mando de la embarcación además de dos literas para la tripulación y toda la droga

120/130 cm

1. Escotilla

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2. Ventanas de cabina, tres a cada lado

3. Cuadro de mando de la embarcación

4. Timón y brújula

5. Fardos de droga (cocaína)

6. Literas o camastros

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7. Armazón del semisumergible, con una estructura

o pared de fibra de 7 cm de grosor

Perfil del semisubmarino

Zona de

carga de

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la droga,

timón

y literas

Zona del

motor

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Depósitos de

combustible

Fuente: Elaboración propia

ABC / P. Sánchez- CG. Simón

En las costas gallegas

Uno de los peores enemigos de estos sumergibles son los temporales. Y ante la negativa de las organizaciones peninsulares de salirles al paso en condiciones adversas, bien meteorológicas, bien por el acecho policial, explica que estos sumergibles no tuvieran más remedio que recorrer cientos de millas más de las previstas —pudiendo haber llegado a acumular cuatro mil millas—, acercándose peligrosamente a la costa gallega, donde fueron localizados. El primero, con la droga intacta; el segundo, como se ha dicho, vaciado ya de cocaína y tripulantes.

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Los investigaciones relacionan el Poseidón con la aparición hace tres semanas de dos potentes lanchas que, con el depósito lleno de combustible, estaban varadas en una playa de Ribeira, al norte de la ría de Arousa, la misma en la que el lunes un barco pesquero encontró el narcosubmarino. Los agentes consideran que la activación de estas lanchas respondía a un intento fracasado de trasvasar la droga que portaba este sumergible. Fuentes policiales consultadas por ABC mantienen la hipótesis de que, tras esa tentativa fallida, lograron descargar a principios de marzo. ¿Dónde? «Ojalá lo supiéramos, ni idea de dónde ni cuándo«, lamentan dichas fuentes.

Agentes de la lucha contra el tráfico de drogas en Galicia tenían «documentado» que, entre finales de diciembre y principios de enero, un narcosubmarino habría estado «intentando descargar lo que llevaba dentro«, pero pese al esfuerzo policial, no pudieron localizarlo. »Según las informaciones que manejamos, transportaría una cantidad que rondaría los cinco mil kilos de cocaína«, explican a ABC fuentes policiales. ¿Era este sumergible detectado el mismo que apareció la semana pasada en Arousa? Por ahora, esto también es una incógnita.

Lo que es una evidencia, según coinciden los investigadores, es que los sumergibles van ganando terreno a los veleros, pesqueros o los contenedores que entran por los puertos como método para llevar cocaína de Latinoamérica a Europa. Y no es fácil hacerles frente. «Es un problema grave. Ya teníamos bastante con controlar la superficie, y ahora hay que controlar también bajo el mar«, lamenta Fernando Alonso, gerente de la Fundación Galega contra o Narcotráfico. Fuentes de la Brigada Central de Estupefacientes de la Policía Nacional (Udyco) alertan de que son muy difíciles de detectar con los radares: »Cuando se acercan a la costa, con poca profundidad, se ven bien; pero en alta mar, complicado. Y con mal tiempo, olvídate«. Los cuerpos policiales tienen mucho trabajo por delante para intentar evitar que ‘ches’ y ‘poseidones’ revolucionen el narcotráfico y se coronen como los reyes de los mares. Y del océano Atlántico.

Fuente

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Nacional

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