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Clásico Barça – Real Madrid hoy: última hora del partido, en directo

Cantó el Camp Nou como un gol la anulación del tanto de Marco Asensio que significaba el 1-2. Cantó el Camp Nou con la alegría del que ve desaparecer un castigo antes de cantar y gritar y chillar y berrear para celebrar un buen rato un gol propio, un gol de verdad. Uno de Franck Kessié que tenía el valor de una Liga y que alejaba al Madrid al abismo de 12 puntos.  

“Un dia de partit al Camp Nou vaig anar…”, entonaron miles de voces. Quizá no estaban las 95.745 personas que habían acudido, pero las que se marcharon antes de tiempo, tal vez por evitar el sufrimiento, tal vez por evitar las colas de salida, se vieron privadas de un momento de éxtasis impagable. Que ya tocaba disfrutar para los culés que sufren a diario el goteo malayo diario del caso Negreira.

Courtois volvió a ser el mejor del Madrid, sosteniendo al equipo para que pudiera puntuar.

También les tocaba disfrutar a dos de los futbolistas más criticados de la plantilla, vejados ambos por distintas razones. Al límite del descanso marcó Sergi Roberto y al límite del final anotó Kessie que neutralizaron la desgracia del autogol de Araujo.

La autocomplacencia del Madrid

Tenía que ganar el Madrid para reengancharse a la Liga y tendrá que ganar para aspirar a la Copa. Le tocará hacer algo más que anoche en el Camp Nou. Abandonar, por ejemplo, la autocomplacencia del que se cree tocado por una varita y acabará salvando el resultado. Muy cerca estuvo de obtenerlo pese a que Courtois volvió a ser el mejor del equipo. Nada nuevo.

El Barça no se agobiaba con el empate como ante el Rayo y el Espanyol, los únicos que arañaron un punto.

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El cuarto clásico no sirvió para descifrar el misterio que han creado los dos equipos en sus partidos. El primero lo resolvió con facilidad el Madrid en el Bernabéu, el segundo fue una exhibición del Barça en Arabia y en el tercero los blancos pusieron el juego y el Barça el gol. La primera cita del Camp Nou tuvo un poco de todos los precedentes. Queda pendiente el enigma para la semifinal de Copa, que será más dramática. Allá habrá en juego un sitio en la final de Sevilla. Anoche sólo medía la dimensión de la distancia entre ambos. Sideral en puntos. Muy próxima en juego, lo cual revela la proyección azulgrana.

Vinicius, vía de salida

En cinco minutos ya habían rematado ambos equipos más veces a portería que en el encuentro precedente. Al tiro de Benzema en el primer minuto le sucedió el trallazo de Lewandowski y un cabezazo de Raphinha que exigieron excelentes intervenciones de Courtois. Lo que no faltó es el autogol, como en Madrid con Nacho. De Araujo, esta vez, al desviar un centro de Vinicius. Koundé se ha marcado dos, uno para el Betis.

Le costó al uruguayo lidiar con Vinicius, a quien le concedió metros para que recibiera el balón y se girara. Nadie llegaba a tiempo para defender en dos contra uno. Los más cercanos eran Sergi Roberto y Raphinha. Los movimientos de los blancos distrajeron a los azulgranas y el brasileño fue una magnífica vía de salida del Madrid, refugiado atrás con nueve hombres por detrás del balón. Acabó el Barça así, sin embargo.

Cerrado, bien cerrado se protegía, bien apiñadito en el centro y cediendo las bandas para que el Barça centrara. Lo hacía básicamente Balde y el área estaba profusamente protegida, ya que la única amenaza real, excepto en el balón parado, era Lewandowski. En las faltas y los córneres sí que se adivinaba una perspectiva de remate azulgrana cuando se sumaban Araujo, Koundé y Christensen. El danés remató mal dos veces. Pero remató. Los rechaces son imprevisibles y dos pilló Sergi Roberto en el balcón del área.

El Madrid jugó con autocomplacencia y sólo apretó al final, cuando tuvo más físico con los cinco cambios.

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Mazazo de Sergi Roberto

El gol de Roberto tuvo el mismo impacto que el de Araujo. El Madrid lo digirió en el vestuario; el Barça debió gestionarlo en el campo, sin un rato para llorar la desgracia, que tampoco era para tanto con 80 minutos por delante. Con el empate vivía tranquilo, sin el desasosiego que sintió con el Rayo y el Espanyol, los únicos que se habían llevado un punto.

El Madrid no asumió ningún riesgo hasta que Ancelotti metió a Rodrygo para que ejerciera de interior izquierdo en lugar de Kroos. Adelantó las líneas y retrasó las del Barça, a quien le crecía la inseguridad por algunas pérdidas evitables. Busquets se prodigó en excesos de confianza impropios del tipo más experto del equipo en los clásicos (se apuntó el 47). Pero también se explicó el crecimiento del Madrid por la dosis de energía incorporada. Con dos cambios y luego otros tres, a los que Xavi replicó solo con la entrada de Kessie por Sergi Roberto. Una señal del destino. Goleador por goleador.

La ficha del partido

Barcelona: Ter Stegen (7), Araujo (6), Koundé (5), Christensen (7), Balde (6); Sergi Roberto (7), Busquets (5), De Jong (7); Raphinha (7), Lewandowski (6), Gavi (6). Técnico: Xavi Hernández (6). Cambios: Kessie (9) por Sergi Roberto (m. 77); Ferran (sc) por Raphinha (m. 84); Ansu Fati (sc) por Gavi (m. 91).

Real Madrid: Courtois (9); Carvajal (5), Militao (7), Rüdiger (7), Nacho (5); Modric (7), Camavinga (6), Kroos (5); Valverde (5), Benzema (6), Vinicius (7). Técnico: Carlo Ancelotti (6). Cambios: Rodrygo (6) por Kroos (m. 62); Mendy (5) por Nacho (m. 62); Tchouaméni (4) por Camavinga (m. 76); Asensio (6) por Modric (m. 76); Ceballos (3) por Valverde (m. 76).

Goles: 0-1 (m. 09), Araujo (propia puerta); 1-1 (m. 45), Sergi Roberto; 2-1 (m. 92), Kessie.

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Árbitro: De Burgos Bengoetxea (7), vasco. Amonestó a Nacho, Raphinha, Sergi Roberto, Modric, Balde, Ceballos, Ansu Fati.

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Estadio: Camp Nou.

Espectadores: 94.745.

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