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El Mago de Foz

Su salto vertical pasó de lo ridículo a lo sublime y a la aceptación universal. Fue una suma de sumas, de épocas, tiempos, circunstancias, la meteórica evolución de la tecnología que se condensó en los Juegos Olímpicos de 1968. Singular acontecimiento; de súbito, en el atletismo, un hombre desconocido, Richard Dick Fosbury, da su nombre a una técnica de nombre eufónico Fosbury-flop, cuya ejecución, en primera instancia, es la decepción; después, el hazmerreír y, finalmente, se entroniza en asombrosa revolución que transforma y cubre con la arena del tiempo todo, antes de él, en hechos prehistóricos, antediluvianos. Acaso, en un comparativo, fue como presenciar el primer vuelo de los hermanos Wrigth, en el Flyer, con los aviones supersónicos a las actuales sondas espaciales. El vocablo inglés flop significa fracaso, fiasco, pero la combinación Fosbury-flop es sugerente de una imagen de armonioso salto y caída, levedad, desafío a la ley gravitacional; evolución. Estupor cuando se considera que Dick Fosbury, desaparecido físicamente el domingo anterior, ganó el oro olímpico a los 21 años en 2.24m en la tercera oportunidad. Su secuencia que logró en el primer intento en Ciudad Universitaria fue de 2.03 – 2.09 – 2.14 – 2.18, 2.20 – 2.22 m. Sus saltos fueron acompañados de risas y burla y, al final, de reconocimiento y admiración. Su técnica cortó la hoja del ayer y estampó en la eternidad la del hoy. Nacido en Portland, Oregon, el 6/III/1947, a los 15 años saltaba de tijera 1.625m; al ingresar a la universidad tuvo problemas para adaptarse al salto ventral. Su primer técnico se decepcionó. Pero el entrenador Warren le dio libertad, Fosbury descendió, esencialmente, el centro de gravedad. Tras una carrera curva, de inicio frontal al listón o varilla, giraba el cuerpo y saltaba de espaldas, caía sobre los hombros. Los colchones amortiguaban el impacto. Originalmente, por alusión al cuento de Lyman Frank Baum, se bautizó al inventor como El Mago de Foz. Se retiró en 1969. En 1972, durante los JO de Múnich, 28 de 40 saltadores adoptaron la nueva técnica. La herencia permite al astro cubano Javier Sotomayor saltar el Everest de 2.45m en Salamanca, el 27 de julio de 1993, ya se van a cumplir 30 años del prodigioso y espectacular salto con el Fosbury-flop. Fosbury se retiró en 1969 sin intentar romper la marca mundial del soviético Valeri Brúmel: 2.28 m, realizada con la técnica de rodilla ventral. Brúmel (14-04-1942 – 26-01-2003) fue la figura dominante en los 60. En dos años, de 1961 a 1963, llevó (6) RM de 2.23 a 2.28m. Y su marca fue de tanta clase que duró hasta el 3 de julio de 1973, cuando Patz Matzdorf, EU, señaló 2.29m. No puedo sustraerme a la referencia sorprendente: Brúmel tuvo un gemelo astrológico en el chino Ni Chi Chin. Ambos nacieron el 14 de abril de 1942, medían 1.84 y pesaban 82 kilogramos, su cuerpo era semejante. El 8 de noviembre de 1970, Ni Chi Chin saltó 2.29m en Changsha. El registro nunca pudo ser homologado como RM porque en ese tiempo China no estaba afiliada ni al COI ni a la IAAF.

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