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Modas

Pedro Gómez, los míticos plumíferos que todos deseaban en el Madrid de finales de los 80

Hubo una época en Madrid, hacia finales de los 80 y principios de los 90, en el que un plumífero nacional y de confección artesanal era la prenda más preciada de los pijos, y también de los macarras que querían aparentar serlo. Quien llevaba un Pedro Gómez pertenecía, toda vez que el Rey Juan Carlos lo puso de moda y la ‘gente bien’ corrió a hacerse también con el suyo. La moda se extendió y se asoció, ya para siempre, con la cultura urbana capitalina de entonces.

Lo que no todos conocían era la peculiar historia de esta marca, creada casi por casualidad por un vecino de Malasaña, el auténtico Pedro Gómez, que trabajaba desde los 13 años en una camisería, estudió corte y confección y un día se hizo aficionado a la montaña. Allí, en las heladas cimas, encuentra su negocio por ingenio y por necesidad cuando se le ocurre confeccionar su saco de dormir relleno de plumas y añadirle el entonces novedoso nylon que descubre entre los pertrechos de los escaladores llegados del resto de Europa.

Era 1954 y enseguida otros montañistas le hicieron encargos. Cinco años después creó la firma. Al principio estaba orientada a los deportistas, y fueron ellos, especialmente los españoles que empezaron a destacar en alpinismo, los que apuntalaron la marca y la llevaron a dar el salto de las pistas de esquí a la moda de calle.

Pedro Gómez abre en 1970 su mítica tienda Deportes El Igloo, en la calle Marqués de Lema, en Cuatro Caminos, que pasa de ocupar un pequeño local a conquistar los adyacentes y crecer a tres plantas y se convierte en el mejor escaparate para sus plumíferos y también en referencia general para los amantes de los deportes de invierno.


Pedro Gómez

El auge derramó su abrigo por las calles, lo lucían en ellas los famosos, pero también salía en las revistas y lo exhibían los que lo conseguían a su manera. En las discotecas había que cuidar bien de él al dejarlo. «Por entonces, muchos macarras de barrio se disfrazaban de pijos para ligar con las niñas monas pertenecientes a clases más altas, al tiempo que se dedican a robar sus Pedro Gómez a los niños ricos que salen por las zonas de moda», escribió Iñaki Domínguez, autor de la trilogía compuesta por los libros sobre macarras (‘Macarras interseculares’, ‘Macarrismo’ y ‘Macarras ibéricos’.

Mantuvo su liderazgo varias décadas, algo inusual para una prenda cara (no bajaba de las 40 mil pesetas), nacional y de moda deportiva. Pero a sus 70 años, en 1997, por circunstancias personales, Pedro Gómez decide echar el cierre y retomar su pasión por la montaña.

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Renacer de una marca emblemática

José Luis Serrano también había comenzado muy joven en el mundo de la moda, era aficionado al deporte y sobre todo traía grabados en la memoria aquellos Pedro Gómez.

Armó un proyecto y convenció al fundador para relanzar la marca en 2019. A sus 95 años, él sigue supervisando y asesorando a la empresa que creó, que hoy se centra en la venta online y en su sede de la calle Molino de Viento, en Malasaña -vuelve al origen, en cierta forma- con un espacio que es tienda y es museo. Vivo, sigue vivo.


La firma Pedro Gómez actualmente

La marca Pedro Gómez sigue produciendo plumíferos adaptados a la calle y al deporte de montaña, unisex y hechos a mano en España. Además hace colaboraciones con famosos (como DJ Nano) y otras firmas y se prepara para presentar, por primera vez, una prenda femenina, un chaleco.

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