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Deportes

Carlota Planas : «Es un error hablar de ‘las 15’, cada una tiene sus motivos»

El fútbol es la columna vertebral de Carlota Planas (Barcelona, 30 años). Pasó por los campos como futbolista, primero, como periodista después y, tras formarse en Administración de Empresas y cursar los títulos de ojeadora, coordinadora deportiva y entrenadora, sigue en el césped como primera mujer en dirigir una agencia de representación exclusiva de fútbol femenino (Unik Sports Management).

—Del campo a los despachos, ¿cómo se pasa de una puerta a otra?

—En el masculino hacía tiempo que existía este rol, era más natural, pero en el femenino al principio nadie apostaba porque no parecía viable: los contratos y, por ende, las comisiones, eran muy bajas. Cuando empecé, lo veía como una apuesta de futuro. Es algo que me impulsa para innovar, crear negocios, que ellas puedan conseguir lo que quieran, sin barreras. La sociedad está madurando y demandando esa igualdad.

—¿Veía que faltaba una gestión específica para las jugadoras?

—Creí que a las jugadoras les faltaba ese apoyo, esa profesionalización para gestionar ciertos asuntos. Ellas hacían mucho hincapié en las condiciones, y los terrenos de juego. Pero también necesitaban ayuda y consejo para los aspectos de fuera del campo. Estar a su lado para que pudieran tomar las decisiones más adecuadas porque cada vez los contratos eran más profesionales. Y no estaban acostumbradas a tenerlo. Hace cuatro o cinco años, casi ninguna jugadora tenía agente; ahora el 99% de las futbolistas de Primera división lo tienen. Incluso se trabaja en edades más tempranas.

—¿Hay mucho desconocimiento entre las futbolistas de qué derechos tienen, cómo pueden negociar?

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—Mucho, pero no sé si hay mucha diferencia con los chicos. Ellas se interesan más porque les impacta más cada decisión que toman, pero no es su trabajo. Para decirles qué y cómo negociar tenemos que estar nosotros, los agentes. Para proteger sus derechos y hacer que se cumplan. Porque hay clubes o patrocinadores que escriben una cosa en el contrato que luego no llevan a cabo. Hay que estar encima, pero es un trabajo que no deben hacer las jugadoras.

—¿Cuáles son sus dudas y reivindicaciones?

—Cuando empezamos a trabajar, sobre todo, eran dudas sobre las condiciones laborales porque cobraban poco dinero, y tenían que trabajar y estudiar. Les costaba ser profesionales porque debían llevar ese doble camino. No podían vivir solo del fútbol. Una situación que mejoró con el convenio. Otra de las reivindicaciones eran las infraestructuras. Hemos mejorado los campos en los que juegan, pero nos queda bastante. Ahora hay estadios que se abren, que está muy bien, pero muchos de los equipos de Primera siguen sin estar con los requisitos mínimos de una liga profesional. Y de aquí se derivan otros muchos problemas, como los desplazamientos o las lesiones que se producen en un campo que no está en condiciones.

«El fútbol femenino se veía como una marca de responsabilidad social: quedo bien, no molestan. Hoy se ve como un negocio»

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—Desde que empezó, ¿cómo ha visto crecer el fútbol femenino?

—Ha cambiado un mundo. Parece otro deporte en cuanto a la visibilidad, en 2017 me costaba mucho ver los partidos. Apenas había retransmisiones y teníamos que ir físicamente a los campos para seguir a las jugadoras. A veces ni siquiera sabías dónde ni a qué hora jugaban. Esto impacta mucho a nivel deportivo y comercial. Ahora tenemos acceso a muchos partidos y podemos ver a casi todas las jugadoras.

—¿En qué puntos falta avanzar?

—El fútbol femenino empezó en los clubes y en las empresas como una marca de responsabilidad social: lo hago, quedo bien, no molestan. Pero ya se han dado cuenta de que es un negocio, que está captando espectadores, que la FIFA y la UEFA lo tienen como una prioridad. Ellas devuelven ese valor deportivo que se ha perdido en el masculino. Lo que antes era un acto de Responsabilidad Social Corporativa, ahora es un negocio. En el Barcelona la única sección rentable es el equipo femenino. El retorno es mayor que en el masculino. El que niegue esto es porque no tienen ni idea.

—¿Sigue siendo caldo de cultivo para el machismo?

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—Yo no me achico, me hace ser mejor. No podemos abarcar a todas y todas necesitan agentes. Que haya competencia es bueno para todos. Pero que una agencia del top 3 del masculino coja a una chica me parece curioso. El fútbol femenino es un camino rentable. Las jugadoras tienen el nivel y cuanta más gente mejor, mejor atendidas estarán.

—¿Qué va a pasar en este Mundial?

—A nivel deportivo el Mundial es una oportunidad, va a ser el más visto seguro. Francia fue un impulso. La Eurocopa de Inglaterra rompió las cifras. Ellas lograron más espectadores que ellos en el mismo estadio. Lo que puede afectar es el sitio, Nueva Zelanda, que no tiene tanta cultura de fútbol como en Europa. Y los horarios.

«Estamos para proteger sus derechos y hacer que se cumplan. No debe ser un trabajo de las jugadoras»

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—¿Y con respecto a España y el conflicto entre jugadoras y Vilda?

—Para mí es un error englobarlas como ‘las 15’. Cada una tiene su historia y sus motivos. Yo llevo a jugadoras que están y otras que no. Mi papel es ayudarlas a todas, y cada una por un motivo diferente. Tenemos que respetar sus decisiones. Por otro lado, es el mejor momento de la historia en el fútbol femenino en España para ir a un Mundial. Y me da mucha pena que se esté enturbiando y hablando solo de esto. Es un momento histórico.

—¿Van a servir los plantes que se están produciendo?

—En Italia y en Canadá ya han servido. En España no lo sé. Es una pena que pase esto, que no se acerquen posturas.

—¿Qué le falta a la liga española: físico, interés, compromiso real, más entrenadoras?

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—¿Para generar interés? Yo creo que se está haciendo mucho. Pero, sobre todo, que los clubes sigan apostando, y mejorar las infraestructuras.

—¿Se ha avanzado mucho, pero queda mucho por recorrer?

—Hay algunas cosas que van lentas, pero desde luego en el fútbol femenino no. De hecho, están cambiando las cosas muy rápidamente. El paso de cero a cincuenta ha sido vertiginoso y se tiene que procesar: futbolistas, clubes, marcas y patrocinadores. En poco tiempo hemos corrido mucho, quizá demasiado. Cada vez que renovamos contratos, cada dos años, vemos el cambio económico y al propio contrato. Al principio eran de tres hojas y ahora se asemejan mucho más a los que se firman en el fútbol masculino.

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