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El fútbol español, una olla a presión por el caso Negreira

La aplicación de la tecnología al fútbol debería ser una solución para despejar cualquier duda en jugadas trascendentales que pueden cambiar el sino del partido y no una fuente de problemas que generan aún más suspicacias. En plena ebullición del caso Negreira, con la querella de la Fiscalía por el pago del Barcelona al exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros durante casi 20 años por supuestos favores arbitrales, la utilización del VAR ha avivado en las últimas jornadas las quejas de clubes, jugadores y entrenadores, a la vez que ha radicalizado las protestas de los aficionados, que exigen que se disipe la niebla que en estos momentos envuelve a la competición española.

Con las gradas del Sánchez Pizjuán y San Mamés lanzando billetes con la cara impresa de Laporta, Rubiales o con el escudo del Barcelona, y con las aficiones coreando cánticos como «corrupción en la Federación» o «a Segunda oé,» (dirigido al Barcelona en alusión a una posible sanción administrativa), las noticias sobre el caso Negreira se suceden. Si el domingo el Real Madrid decidía sumarse a la causa que está en el Juzgado de Instrucción número uno de Barcelona, ayer fue el CSD el que anunciaba que se personará. Mientras, ‘El Confidencial’ desvelaba las sospechas en Hacienda de que Negreira pudo utilizar 550.000 euros del Barça para comprar a terceros. Situaciones que aumentan la crisis de confianza de muchos aficionados sobre una competición que empieza a sentir tocada su imagen a raíz el estallido del caso Negreira.

Lejos de amainar, las suspicacias surgidas desde que se conociera el caso Negreira se han multiplicado en esta última jornada, marcada por las polémicas arbitrales en varios estadios. Empezaron el viernes, en el Cádiz-Getafe (2-2), un duelo en el que Hernández Hernández añadió diez minutos y señaló tres penaltis (el último en el minuto 105), lo que provocó el monumental enfado de un técnico tan comedido como Sergio González. «Estoy tan cabreado que no puedo hablar de los árbitros. Nos jugamos la vida, los chicos se matan, se dejan la vida y luego alguna persona externa pues hace que realmente se vaya todo al traste. Se le está dando prioridad al VAR por encima de lo que es el fútbol de campo», lamentó el entrenador del Cádiz.

Una reflexión compartida el domingo por Ernesto Valverde, que en el Athletic-Barcelona (0-1) vio cómo el VAR concedía un gol anulado en primera instancia a Raphinha y luego, en la prolongación del encuentro, llevaba a Gil Manzano a anular el que había otorgado al bilbaíno Iñaki Williams por unas manos de Muniain en el inicio de la jugada. «Nadie en el campo se ha dado cuenta de la situación, ni el árbitro ni el cuarto árbitro ni el linier. Parece que se miran las cosas con lupa. Esto es un espectáculo de masas, pero se aleja del fútbol real que todos conocemos. Habría que poner el VAR para errores monumentales, penaltis o fueras de juego muy claros. Es complicado que en el campo no se vea nada y lo haga otro con un telescopio», se quejaba el extremeño. La sensación de desconfianza entre los aficionados respecto al VAR a raíz del escándalo Negreira va en aumento.

El enfado de Osasuna, Cádiz o Athletic

Enfado también de Jagoba Arrasate el sábado tras el Valencia-Osasuna (1-0), donde hubo tres acciones corregidas por el VAR (dos rojas y un penalti no pitado). «Estoy muy enfadado con el partido y con el arbitraje. Hacemos un esfuerzo, queremos calmarnos y entender ciertas cosas, pero a mí se me hace muy difícil seguir creyendo en esto». El técnico de Osasuna recordó que su malestar venía de lejos: «Osasuna ha sido ejemplar desde el lunes, ha hecho dos solicitudes, pero ya está». El preparador se refería al escrito que su club presentó la semana pasada ante la Federación y el CTA exigiendo una «profunda revisión de los procedimientos tecnológicos que asisten al arbitraje» tras el gol que les anularon frente al Celta.

Más beligerante se mostró semanas antes el Cádiz, que pidió impugnar el partido ante el Elche jugado a mediados de enero y reanudarlo desde el minuto 81, cuando un error del VAR, confirmado por la Federación, que apartó a los árbitros responsables (Iglesias Villanueva y Díaz de Mera), validó un gol en fuera de juego de los ilicitanos.

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La Federación, por su parte, defiende los métodos de videoarbitraje. El momento trascendental de la temporada, en el que todos los equipos ya están luchando por sus objetivos reales, aumenta el nerviosismo. El uso de las redes sociales por parte de algunos clubes y jugadores para denunciar algunos lances de los partidos caldea todavía más el ambiente en el fútbol español.

Y si el Barcelona está en el ojo del huracán, su técnico, Xavi Hernández, trata de zanjar el debate: «Nunca he tenido la sensación de que hemos ganado por los árbitros», aseguraba en Bilbao, al tiempo que lanzaba una reflexión, dolido por el desabrido recibimiento de la afición del Athletic: «Me sorprende el ambiente de hostilidad de San Mamés y me entristece. Juzgar antes de tiempo no es bueno para la sociedad».

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