Son tiempos donde las startups y empresas requieren de un Poder Judicial con mucha cordura y dignidad; una autoridad que interprete de forma adecuada la Constitución y brinde confianza en todo momento. Explico las razones.
Supongamos que surge un nuevo emprendimiento que desea iniciar operaciones en una ciudad o entidad del país, lo primero que buscará esta organización es que exista certeza jurídica que le permita hacer negocios sin contratiempos; que las regulaciones no sean excesivas o evitar que de pronto se cobren nuevos impuestos que antes no existían.
Si alguna persona del Poder Ejecutivo de cualquier nivel, ya sea federal, estatal o municipal, autoriza un cambio en las reglas del negocio, las organizaciones esperan que el Poder Judicial actúe de forma autónoma, analice con minuciosidad el caso y resuelva con apego a Derecho.
En caso de que alguna startup quiera presentar un amparo contra nuevas regulaciones, por ejemplo, esta empresa debe tener la confianza de que el Poder Judicial actuará con imparcialidad. Si el juez considera que esa norma es inconstitucional que se dé marcha atrás y la ampare; o por el contrario, si la empresa se aceleró e hizo operaciones que requerían un permiso, que se corrija y se ajuste a las reglas.
Sin embargo, las startups se enfrentan día a día a retos o impedimentos fiscales y regulatorios que devienen en barreras a la entrada para desarrollar sus modelos de negocio en un ambiente de competitividad. Bajo esa premisa, los abogados de startups también somos disruptivos, porque nos vemos obligados a cuestionar ante los Tribunales impuestos que son excesivos, trámites que carecen de sustento legal, regulaciones que son inconstitucionales o que simplemente son arcaicas para normar el modelo de negocio de nuestros clientes.