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Internacional

El otro Vigo planta cara a Caballero

A algo menos de cuatro meses de someter al dictado de las urnas su amplia mayoría absoluta, Abel Caballero no tendrá más remedio este domingo al mediodía (Puerta del Sol, 12.00) que tragar el sapo de ver cómo cerca de una veintena de asociaciones se echan a la calle para plantarle cara. El mismo alcalde de Vigo que presume de haber rozado el 70% de votos en los últimos comicios, da por hecho que volverá a arrasar en las elecciones del 28 de mayo y celebra los homenajes de hosteleros y comerciantes, ha ido levantando ampollas hasta un punto en que múltiples colectivos han dicho basta. Su transversalidad habla por sí misma.

Reunidos en torno a una coordinadora, bautizada como Vigo Somos Todxs, impulsaron la convocatoria Vigo Histórico, Defensa Parque García Picher, Os Ninguéns, Vecinos Zona Centro, AVIBE, Bembrive en Pé y Grupos en Loita. Posteriormente se les sumaron Xubilados de Cabral, Salvemos a Gran Vía, Local Social Faísca, Gasolineras a 100 Metros, Ecoloxistas en Acción, ADEGA, Amigos da Terra, Greenpeace y los trabajadores de Vitrasa, la empresa que gestiona el transporte público urbano. Un grupo lo suficientemente variopinto como para dar una medida de que Caballero ha ido pisando callos por doquier.

Dicen los convocantes que si algo les aúna es el sentimiento de que el gobierno municipal les ignora. En el manifiesto al que darán lectura advertirán al alcalde que «una mayoría absoluta no puede ser excusa« para, sistemáticamente, desatender »las críticas de los vecinos«. Una frase lo resume de forma muy gráfica: »Cuando no opinamos como Abel, este va en nuestra contra«. No se muerden la lengua y lo retratan como un »alcalde populista que gobierna con enormes aires de grandeza y superioridad, despreciando las voces discrepantes e ignorando los problemas sociales, de convivencia y sostenibilidad«.

El cartel de la manifestación ya es una declaración de intenciones que plasma varias reivindicaciones, más allá de la que entraña el nombre de la coordinadora, que alude a esa sensación de verse desplazados del Vigo idílico que proclama el veterano regidor socialista. «Para que nos escuchen, informen y respeten» es el lema principal. Pero también se propugna «reconquistar el papel de la ciudadanía» y se pregunta, con ironía cargada de intención, si realmente Vigo es «la mejor ciudad del mundo», cuando se erige «de espaldas a los vecinos».

Desde Vigo Somos Todxs, más allá de las diferentes sensibilidades y cariz de sus reivindicaciones, van a una al reclamar un «nuevo modelo de ciudad«, «más habitable» y «más sostenible», que priorice la «calidad de vida frente a la inversión privada»; y al censurar que el Ayuntamiento «no negocia y no atiende las críticas de los vecinos», con «actuaciones unilaterales que afectan a nuestro día a día y que no son consensuadas, consultadas o participadas» con los afectados.

Uno de los ejemplos que ha hecho más ruido en los últimos meses es el hartazgo de los vecinos del centro ante los inconvenientes que provoca el montaje navideño de Caballero, que se incrementa año a año. Coparon titulares en prensa al revelar la ‘cara B’ del que se ha erigido en gran bastión del gobierno municipal: un nivel de ruido insoportable, caos circulatorio y afectaciones en el día a día que se prolongan por espacio de varias semanas. «Muchos vigueses empiezan a estar cansados de la forma de actuar y comportarse del alcalde. Son continuas sus graves faltas de respeto hacia aquellos colectivos (…) que no son de su agrado (…). Si no estás de su lado eres demonizado por el alcalde«, señala a ABC Alba Novoa, en representación de los vecinos del centro.

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Tenemos enemigos

«Ya sabemos que tenemos enemigos aquí dentro, el Bloque y el PP de Vigo quieren parar la Navidad», atacaba Caballero —a quien escuece especialmente cualquier atisbo de pega a su apuesta por estos festejos—, a finales del mes pasado. La Xunta y la candidata popular a la alcaldía, Marta Fernández-Tapias, acusó el alcalde, urdieron un intento de paralizar los fastos navideños, «a través de sus apéndices políticos», pero cosecharon un «fracaso estrepitoso».

Remarcan los convocantes de la protesta que este es siempre el modus operandi del alcalde: «atacar» a las asociaciones y acusarlas de funcionar como satélites o cuerpos infiltrados de los partidos de la oposición. Recuerdan que en un pleno municipal reciente se vivió una nueva muestra de estos malos modos con la expulsión, por parte de la Policía Local, de miembros de AVIBE, la plataforma de afectados por un vial que amenaza con partir en dos la aldea de Beade. Caballero, dicen, les niega una reunión escudándose en su apretada agenda, pero a los hosteleros les da cita en cuestión de horas. «Intenta, de forma obsesiva, ningunear, desprestigiar» y «politizar cualquier actuación, denuncia o solicitud que no haya salido de su entorno de confianza«, clama Novoa.

El regidor olívico, afea el tejido asociativo enervado, no puede aspirar a un «cheque en blanco» otorgado «cada cuatro años»; «no se puede», critican en el manifiesto de la protesta, «confundir esa mayoría ‘absolutísima’, legítima y democrática» con el salvoconducto para aplicarla, desde el Concello de la ciudad más poblada de Galicia, en forma de «rodete antidemocrático».

Caballero, amparado en ese músculo —20 de 27 concejales—, va cosechando enfados. El pasado mes de julio, recoge Ep, tuvo un encontronazo con miembros de la asociación de vecinos de Teis, que aprovecharon un acto para reclamarle la instalación de un baño público en la playa de la ETEA. Les despachó de malos modos, pero esta misma semana reveló que había cambiado de opinión, y que ahora sí estaba a favor de la infraestructura, pero que se demoraba… por culpa de la Xunta.

Los trabajadores de Vitrasa, enfangados en un largo conflicto, denuncian que se ofrece un «nefasto servicio» a la ciudad ante los oídos sordos del alcalde. Gasolineras a 100 Metros —que agrupa a los vecinos de la calle Tomás Alonso, en contra de la normativa que permite ubicar gasolineras a cuatro metros de sus viviendas—, censuran que ni Caballero ni su concejala de urbanismo «se molestaron en recibirnos». Ecoloxistas en Acción Vigo reclaman «una política municipal en la que el verde no sea solo propaganda». El presidente de la asociación de jubilados de Cabral, Luis Lago, reprochaba recientemente al alcalde, en declaraciones a Si Radio, que «tanto que presume de que Nueva York se fija en Vigo, si desde allá miran a nuestro rural, pensarían que somos tercermundistas«. Y la lista de quejas continúa.

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Algo se mueve en Vigo en año electoral. Diversas asociaciones han decidido dejar a un lado cualquier posible diferencia y centrarse en aquello que las une. Paradójicamente, con quien les representa a todos como catalizador. Han resuelto, en definitiva, hacerse oír «en la calle», ya que no les reciben en los despachos. Y evidenciar que ni los tres millones de visitantes de los que presume Caballero en Navidad pueden tapar el malestar de miles de vecinos. «Esperamos que recapacite y rectifique«, dice Novoa. »Hasta ahora solo ha demostrado (…) desprecio y arrogancia« hacia cualquier opinión que considere ‘disidente’.

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