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Tepito brilla internacionalmente

Cuando queríamos recuperar algunos de nuestros tapones de auto, algunas gafas medio usadas o cajetillas de cigarrillos semi importadas, había que ir al barrio bravo. Ahí, lo mismo estaban las flores de plástico envueltas para regalo, que las llantas usadas o las herramientas oxidadas. Además, estaban los gimnasios para las grandes estrellas del pugilato: Raúl Ratón Macías que decía: “Todo se lo debo a mi mánager” (Lupe Díaz) Ricardo Moreno El Pajarito y hasta El Toluco López.

El barrio era tan, pero tan bravo, que los policías, solos o con pareja, no entraban. Cuando lo hacían era con estrépito, bajo la lupa de la prensa, atrapar algún gañán y, ciertamente se hacía con muchas patrullas, bien armados y precedidos por los célebres y temidos granaderos. Ese fue el Tepito que vieron y hasta vivieron muchas generaciones. Las declaraciones de los jefes de policía, encabezados por el Negro Durazo, siempre celebraban que al barrio lo tenían bajo control.

Con el nuevo gobierno de la ciudad capital, las cosas han crecido, Katherine Tai, representante de Comercio de los Estados Unidos, quien tiene la tarea de revisar la agenda relacionada con el cumplimiento del tratado de nuestro país con ellos y Canadá, ha dado un grito de alerta sobre Tepito. Suena increíble, pero no lo es. Indica que es un centro de falsificación de todo tipo de mercancías, registros de marcas y con graves ligas con el crimen organizado.

Tepito se enlaza con San Juan, en Jalisco, y La Pulga, en Nuevo León. El barrio en medio de la CDMX es el mayor centro de acopio y distribución de productos chafas y falsificados de México y Centroamérica. Eso no les gusta a los gringos y censuran al gobierno. Dicen que tiene obligaciones en el tratado que no ha respetado, entre otros, productos piratas que se esparcen en los tianguis del bienestar.  Las declaraciones son contundentes: “La oferta de la piratería en México prolifera a través de una red de corruptelas en la que participan como actores estratégicos, tanto las organizaciones de comerciantes como las autoridades en una relación transaccional y de corrupción  en la que todos obtienen beneficios principalmente de orden político y económico”.

Francisco Rivas, director general del ONC, ha dicho que “donde hay piratería generalmente se ocultan otros delitos graves como el tráfico de especies, la venta de armas, la corrupción, y hay toda una serie de cadenas de suministro que están ligadas a la delincuencia organizada”.

Vaya sorpresa para quienes pensaban que lo más representativo de Tepito eran sus pequeños hurtos, bares, cantinas y clara prostitución, pero nadie imaginaba, principalmente, el jefe de la policía, hoy secretario de Seguridad y la señora Sheinbaum, jefaza de Gobierno, que el barrio bravo hubiera escalado la atención de importantes autoridades norteamericanas.

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Lo máximo había sido cuando el Ratón Macías se había enfrentado en Anaheim, California a Alphonse Halimi. Pero figurar entre los puntos de mayor corrupción que puedan alterar las condiciones de un tratado trilateral, eso ni siquiera lo pudo imaginar el gran Ricardo Garibay, relator de tantas aventuras tepiteñas.

 

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