Opinión
A un siglo de las Elegías de Duino
la tercera
«Cuando en 1922 Rilke se encerró en torreón de Muzot escribió una carta a una amiga explicándole que en la primera planta había una capilla pequeña y antigua con un maravilloso marco gótico en la puerta. Encima, sin embargo, no estaba la cruz que esperaba encontrar»
