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Podemos recupera su versión más radical ante un año decisivo para su supervivencia

Hay algo que la vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz, repite cuando le preguntan por alguna crítica histriónica o ataque desproporcionado de Podemos contra ella u otra personalidad. «Saben ustedes que ese no es mi estilo», explica Díaz a los periodistas. Y es cierto, no lo es. Rehúye ese tono, porque es probablemente esta diferencia en la comunicación una de las estrategias que Sumar puede utilizar para diferenciarse del partido que fundó Pablo Iglesias, y viceversa.

Fuentes de Podemos justifican que «hablando bajito», «sin querer molestar mucho» o «intentando caer bien» no se logran cambios. Toda una crítica velada a la vicepresidenta, que desde la «centralidad» intenta configurar un proyecto electoral que unifique a toda la izquierda alternativa al PSOE para las elecciones generales de final de año. Díaz quiere alejarse de esa «esquina del tablero» en la izquierda, donde aprecia a Podemos agonizando.

El reto del partido liderado hoy por Ione Belarra, también ministra de Derechos Sociales, es cumplir una década –lo que ocurrirá en enero de 2024– sin diluirse en Sumar. Las municipales y autonómicas de mayo determinarán con qué fuerza se sentará Belarra a negociar el encaje de Podemos dentro de Sumar de cara a las generales. Podemos lleva tres meses convocando actos con la militancia y de ruta por España para rearmarse antes de la carrera electoral: y en las últimas intervenciones y mensajes ha recuperado su esencia más radical. Se trata de una vuelta a sus orígenes.

Podemos no sería lo que es hoy sin sus ataques a Amancio Ortega, fundador de Inditex. En 2019, le acusaron de evadir impuestos y pidieron no aceptar las donaciones para la lucha contra el cáncer que el empresario hizo a centros de la sanidad pública. Ahora ponen en la picota al presidente de Mercadona, Juan Roig. En un acto para presentar a sus candidatos regionales, Belarra defendió intervenir el precio de una cesta básica de alimentos y cargó con dureza contra los presidentes de las grandes cadenas de distribución: «Es indecente que el señor Juan Roig se esté llenando los bolsillos siendo un capitalista despiadado. Son capitalistas despiadados».

Ataques a Feijóo

Días después, la portavoz de Podemos, María Teresa Pérez también empleó palabras gruesas para el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, al que acusó de «analfabeto político y constitucional» por su propuesta de que gobierne la lista más votada.

Podemos es la misma formación que defendió los escraches a políticos de la derecha como un «jarabe democrático». Desde hace mucho evitan ese polémico término, pero lo llevan en su ADN. Pablo Echenique criticó que se condecore a la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, como alumna ilustre de la Complutense –la universidad pública donde estudió– porque su programa electoral va «en contra de lo público». Y preguntado por el escrache contra Ayuso, donde se le llamó «fascista», Echenique dijo que Podemos «nunca condena las manifestaciones porque es uno de los principios de la democracia». En 2010, de hecho, siendo profesor del centro, Iglesias participó en un boicot a Rosa Díez, entonces líder de UPyD. Pero en cambio, condenan todas las manifestaciones contra la izquierda como «actos de violencia política».

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El jueves, Díaz tuvo que volver a distanciarse de las críticas de Belarra, que condenó la participación de España en el envío de carros de combate a Ucrania. Podemos asegura que solo contribuirá a más guerra y Díaz no se opuso. El año pasado, cuando Belarra acusó al PSOE de comportarse como «un partido de la guerra», la vicepresidenta ya se posicionó más cerca del PSOE al decir que Ucrania tiene «legítimo derecho» a defenderse de la invasión rusa. Podemos recupera ahora el discurso antimilitarista y carga contra el Ministerio de Defensa de Margarita Robles. Insisten en que, si España sigue enviando ayuda militar a Kiev, se llegará a una «guerra entre potencias nucleares en suelo europeo». Podemos no tiene competencias en esto, pero reabre un pulso con el PSOE.

Y como se ha visto este fin de semana, Podemos se distingue también de Díaz y del PSOE en su defensa a ultranza de la ley del ‘solo sí es sí’, ya que siguen negando que tenga errores, pese a las excarcelaciones de condenados por abuso. Es el proyecto estrella de Irene Montero, a la que el partido prepara ya como posible candidata a las elecciones, aunque insisten en que será Díaz la cabeza de cartel. No quieren renunciar a que Montero sea la cara de Podemos.

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