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La contracrónica del Girona-Barça: Y Dembélé se lesiona

Apostó, de nuevo, Xavi por un Barça con alas. Pero eran alas que no volaban porque ni Raphinha, confinado en la banda derecha, su lugar preferido, ni Dembélé, exiliado en la izquierda, lograban romper el tejido defensivo del Girona. Un tejido sólido y fiable, aunque se rasgó en dos ocasiones por un excesivo problema de autoconfianza. Gazzaniga sacó de quicio a Michel por su error. Y luego Michel permitió otra ocasión azulgrana. Pero el 4-3-3 no desprende fiabilidad ofensiva. Se ocupan las bandas, pero no de forma decisiva. 

Dembélé se rompe

Desde noviembre del 2021 Ousmane no sufría una lesión. No se había cumplido la media hora de partido cuando galopó por la banda izquierda, tirándose el balón hacia adelante para superar a Arnau, el primer lateral derecho del Girona. El segundo era Yan Couto. Pero no pudo el francés acabar esa carrera porque notó un mensaje extraño procedente de su cuerpo. Tan inquieto estaba que Dembélé tuvo que pedir el cambio porque no podía continuar. De repente, el Barça perdía su jugador más desequilibrante. Con Lewandowski cumpliendo su tercer y último partido liguero de sanción, Xavi se quedaba sin regate y veneno. Se transformó en un equipo insípido, plano con Ousmane lamentando esa lesión en el cuadríceps de la pierna izquierda. Un problema, y grave, para Xavi.

Del 4-3-3 al Barça de los centrocampistas

La lesión de Dembélé cambió toda la manera de jugar azulgrana. Modificó el sistema completamente porque Xavi, como no tenía extremos en el banquillo, renunció a esa fórmula de las alas. Alas que no volaban. Entonces, el técnico colocó a Pedri para recuperar el formato de los cuatro centrocampistas, destinando, de nuevo, a Gavi al rol de falso extremo zurdo, que tan buen resultado le dio en Riad. Pero el Girona, bien colocado, no permitía concesiones tras los dos fallos cometidos. 

Gavi-Pedri-Balde, ataque singular y sin delanteros

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Obligado por la lesión de Dembélé, Xavi puso el Barça en los pies de Pedri. Y le salió genial porque el canario marcó el gol del triunfo. Introdujo en el descanso otro cambio sustancial. Situó a Jordi Alba en la banda izquierda supliendo a un gris Marcos Alonso (ni rompió, ni llegó desde atrás ni tuvo impacto en el juego) para dinamizar el fútbol azulgrana. Así llegó el 0-1 producto de la presión que puso nervioso a Juanpe. Tan nervioso estaba el central del Girona que regaló una pelota a Frenkie de Jong que sirvió de prólogo para la fórmula más exitosa del Barça de Xavi. Presión + robo + vértigo = gol. 

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Terminó el técnico con un ataque inédito integrado por Raphinha (extremo derecho), Gavi (falso nueve) y Balde (extremo zurdo), suplicando para que la fría tarde de Montilivi se acabara lo antes posible. Araujo, con una acción defensiva digna de un gol, y el tremendo fallo de Iván Martín permitieron al líder irse con los tres puntos. Y finalmente acabó, tras sustituir a Raphinha, sin ningún delantero. O sea, con Gavi (extremo derecho), Pedri (delantero centro) y Balde (extremo izquierdo).

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