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Al Barça ganar le cuesta demasiado

Segundo partido menor, obrero, tras la victoria en la Supercopa. Segundo partido para confirmar que este equipo aspira a algo más serio que a dar la campanada de vez en cuando. En Ceuta, un Barça poco brillante pero comprometido obtuvo una victoria que no era fácil, y en una noche en que hacer el ridículo era mucho más fácil de lo que parecía.


Goles

1-0 Pedri (34′)

  • Árbitro: Javier Iglesias Villanueva

  • Omar Alderete (43′), Ousmane Dembélé (67′), Enes Ünal (81′)

Xavi planteó de entrada una defensa muy alta que el Getafe aprovechaba con contras muy rápidas, llegando a marcar pero en claro fuera de juego. Intercambio de golpes vistoso y en ocasiones elegante que abría opciones al Barça pero también a su rival, decidido y al ataque. El Barça se divertía al primer toque, como si jugara un partido de homenaje. El Getafe no se divertía tanto pero creaba sensación de peligro cada vez que podía hacer algo. Entre la alegre electricidad del Barcelona, muy agradable a la vista, y la peleona tenacidad del visitante discurrió el primer cuarto de hora del partido, que no daba para aburrirse ni para poder hacer un pronóstico claro.

Dembélé parecía más luminoso al inicio de cada jugada pero luego se enredaba como siempre en su inteligencia escasa y generaba situaciones de ventaja para el rival. Ansu de titular especulaba más de lo que hacía, y se le veía frustrado pegado a la banda, reclamando balones que nunca le llegaban. La primera que tuvo en el área, clara, asistida por Gavi, la desaprovechó de un modo que disgustó a Xavi. A Pedri es siempre un placer verle jugar, y aunque no creaba jugadas de gran trascendencia, era encantador disfrutar de su clase. Balde se filtraba entre la defensa local como la grasa en el jamón que nos agrada.

Muy de derechas el verde pastel de la camiseta del Getafe, estas tonalidades suaves como la vida resuelta de los rentistas de otras épocas. Esa dulzura acolchadita que probablemente hoy sería delito, con penas de cárcel. El Barça dominaba pero sin concretar. El Getafe amenazaba pero sin llegar.

Considerable nivel competitivo que sólo podía desequilibrar la delicadeza en el toque de algún jugador azulgrana. Gavi lo intentó chutando de lejos pero paró bien David Soria. Ter Stegen tampoco falló en la siguiente contra madrileña, aunque finalmente quedó anulada por fuera de juego.

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En el 35 llegó la esperada calidad en tres toques: Christensen, Raphinha y Pedri. La recuperación del primero, activando el ataque con un solo movimiento, no fue la parte más visible del gol, aunque probablemente sí la más importante. La delicada asistencia de Raphinha al punto de penalti fue también notable. Pedri no estaba pero llegó justo a tiempo de batir a David Soria. Este chico canario tiene algo de profundamente enternecedor cuando marca y hace el gesto de los prismáticos como buscando a su padre en la grada para dedicarle el tanto.

Partido sólido, estable, maduro del Barça. Ya no se deshace como solía a partir del minuto 20. Las inocencias defensivas de los de Xavi, aún clamorosas, quedaban compensadas por un Ter Stegen imperial, que resolvía los uno contra uno con una autoridad que monarca absoluto. La que le sacó a Borja Mayoral le convirtió de hecho en el jugador más valioso de su equipo. No se rendía el Getafe, aunque se desesperaba un poco al chocar siempre contra el mismo muro.

Tras el descanso, Jordi Alba y Eric García sustituyeron a Christensen y Balde. Pese a la asistencia del gol, a Raphinha se le veía la cara de disgusto porque las cosas no le estaban saliendo bien: imprecisiones no fatídicas pero notorias, poca delicadeza, poca luz. Xavi le cambió por Kessie en el 60. Esta temporada Raphinha sólo ha jugado un partido completo, contra el Sevilla.

En el 67 Dembélé dio una muestra más de que no puede jugar en el Barça. En un grave acto de irresponsabilidad, y en una jugada en que el equipo no se jugaba nada, realizó una durísima entrada a Alderete que era de roja directa, aunque el árbitro lo dejó muy generosamente en amarilla. Lamentable actuación del francés.

El Getafe crecía, el Barça menguaba. Buena voluntad visitante, aunque no sabía exactamente qué hacer con el balón. Empezaba a palidecer el Barcelona, como en los viejos tiempos no del todo superados. Tenía suerte Xavi de la poca eficacia contrincante y de que su equipo menguaba pero sin acabar de desaparecer. Más digno que en otros desencuentros, menos agónico pero igual de vulnerable. Minutos de sufrimiento innecesario, asignatura pendiente de Xavi, que tiene aún que convencer a sus jugadores de su valía, y de que no merecen que sus buenas actuaciones queden empañadas por tensiones completamente injustificadas. Ansu y Kessie pudieron sentenciar, pero nada.

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No hizo el ridículo como en partidos anteriores, pero cuando no se juega nada importante, al Barça ganar le cuesta demasiado.

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