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Opinión

“Si trae a Bad Bunny, sí voto por usted”

Cuando terminan de dar sus “definiciones”, les pregunto, ¿de verdad eso es el amor? Nadie me ha revirado con un rotundo “sí”. Todos dudan… dudamos. Finalmente, les comparto un video de Jaime Sabines declamando un poema, uno que logra definir algo mucho más tangible que el amor. Opta por describir a los que más bien son poseídos por él: a los amorosos.

Termina el poema y normalmente se vive un silencio, como si hubiese el alma de los presentes disfrutado de un breve masaje de comprensión.

En La República de Platón, el sabio autor nos recuerda la aversión de Sócrates a los poetas; ambos los consideraban corrompedores de la razón y los desdeñaban: “fabricantes de fantasmas”, les llamaban. Aunque no coincido con esta idea, entiendo por qué lo pensaba así. Si a una persona la seduces con palabras e ideas cargadas de emoción, no pasa de un descontrol personal… pero si a una multitud la seduces, adquieres poder ilimitado sobre ella; la famosa ley de prueba social fragua esa emoción como el agua al concreto, y la perpetúa en el tiempo en un estado de ánimo.

Recientemente se ha difundido, a través de TikTok y otras redes sociales, una campaña donde primero se insinuó y después se confirmó, que había intenciones de que la jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, organizara un concierto de Bad Bunny en el Zócalo capitalino. Se leen infinitos comentarios como: “¡Si trae a Bad Bunny, sí voto por usted!”.

Recordemos que la propaganda debe tener un foco para poder funcionar. Cuando la personalidad del personaje no es suficiente (porque carece de carisma, por ejemplo) sería un error darle “clases de personalidad”; un propagandista bueno optará por asociar a la persona correctamente y con eso vencerá.

En El Libro Negro de la Persuasión se le llama Ley de asociación: si lo usa James Bond, es bueno. Se asocian las cosas y las ideas con la gente que las usa o recomienda. Si pensamos algo positivo o negativo de esa persona, lo relacionaremos. Por eso en Estados Unidos es común ver los llamados endorsements, como es el caso reciente de Selena Gomez y Harry Styles apoyando al político Beto O’Rourke.

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La asociación es poderosísima e irracional, pero no carece de lógica: “dime con quién andas y te diré quién eres”, dicta el dicho popular. La lógica es la del corazón, la que lo hace latir. Y los síntomas pueden ser provocados sin que sea amor verdadero: una persona seductora puede llevar a su respectiva seducida a una montaña rusa, regalarle unos chocolates y después llevarla a ver una película de terror. Incluso puede provocarle leves celos al saludar con un fuerte abrazo a una amistad que casualmente se encontró. Todo en un solo día. Al final, la persona seducida habrá liberado una buena dosis de oxitocina, dopamina, cortisol y endorfinas que podrían confundirse con amor, ¿cierto? De todos modos, el amor es indefinible, ¿cierto? Solo se siente, y se siente mucho, ¿cierto?

Las personas en masa no piensan; sienten. El pensamiento crítico suele irse a la basura, como en un acto religioso o en un partido de futbol. No hay nadie que se libre, ni los genios, ni los ateos, ni los escépticos, ni los apartidistas. Sientes miedo o esperanza, amor u odio. Es una condición humana. Es trabajo del propagandista calibrar constantemente qué desea esa masa, qué resiente, qué quisiera.

El boleto más caro para el concierto de Bad Bunnny costó 8,500 pesos en la boletera, y en reventa hasta 140,000 pesos. Ni los Rolling Stones ni Paul McCartney han logrado esos precios. Probablemente cualquier persona que esté leyendo este texto podría pagarlo, en el peor de los casos, ahorrando o pidiendo prestado. Pero ¿cuál es la masa de personas que no podrían pagarlo? Y el nuevo poeta con nombre de conejo, ¿qué tanto seduce a esa masa? Se vuelve un problema de física que puede probarse igual con Grupo Firme u otra personalidad.

La asociación familiar con AMLO es reforzada contantemente en eventos y menciones. Por supuesto que lo que se añada es ganancia. Los enemigos de Shienbaum no pueden competir asociándola a Carlos Ímaz, la gran masa contestará: “¿Quién es ese?”. La línea 12: “¿Cuál línea?”. El Rébsamen: “¿El qué?”. Mientras lo intentan, el bit simple y pegajoso del reggaeton se filtrará en su cuerpo… moviendo su cadera… en una fantasía que vuela en una nube con palmera. Quizás no aparezca nunca ese “corrompedor”, ni en tirolesa ni en ninguna realidad, pero con solo imaginarlo… se siente mucho más en el corazón, que el frío (tu-pa-tu-pa-tum…) y lejano (pa-tu-pa-tum…) concepto de la (pa-tu-pa-tum… pa-tu-pa-tum…) recesión.

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Nota del editor: Alejandro Llantada es director y miembro fundador de The Persuasion Institute. Especialista en persuasión, comunicación y mercadotecnia para empresas y personalidades. Graduado como LAE y maestro en mercadotecnia del Tec de Monterrey. Es catedrático en El Colegio de Imagen Pública y autor bestseller de El Libro Negro de la Persuasión y Piensa Fuera de la Caja. Síguelo en LinkedIn y/o en Facebook . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

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