¿Messi, Mbappē, Neymar, Cristiano? Las grandes figuras del Mundial quedaron muy atrás de los orientadores del Metro, las verdaderas estrellas del certamen.
Se acomodaban cada 30 o 40 metros de distancia para dirigir a las masas al destino que era sumamente obvio, pero aún así, causaron furor y se convirtieron en los rockstars del evento deportivo más grande del mundo.
Dentro de cualquier estación del Metro, estos servidores vestidos de morado y verde menta estaban por todas partes para llevar a la gente a los pequeños vagones.
Su eterna sonrisa delata la alegría que viven por ser voluntarios en este Mundial. Vienen principalmente de África y Asia.
El simple gesto de llevar a la gente al Metro era suficiente. Mientras más avanzaba el torneo y la gente se dirigía a dos o hasta tres juegos por día, estos acomodadores fueron convirtiéndose en parte indispensable para la diversión de todo aficionado, sin importar el país de procedencia.
Su labor hubiera sido suficiente con la sencilla frase “Metro, this way”. Sin embargo, la creatividad y gozo de estos genios iba progresando sorprendentemente.
De pronto la sencilla frase se convertía en un rap contagioso. Luego, alguien inventaría una coreografía, que miles estarían ensayando.
A lo lejos se escucha a una muchedumbre cantar: “Olé, olé, olé, Metro this way”. El voluntario desde su megáfono no duda en correarlo también, otros lo cantan al ritmo del Rey: “Pero el Metro es this way”. Esto se convertiría en una guerra de cantos y gritos; una fiesta improvisada en medio de filas interminables.
Si acudiste a la cita mundialista, no me dejarás mentir que estos personajes fueron el alma de los estadios.