Connect with us

Opinión

#Entrelíneas | México ‘infanticida’

El diagnóstico es demoledor, doloroso, crudo, pero desafortunadamente es la trágica realidad de millones de NNA. Así la retrata el “Índice de los derechos de la niñez, 2022. Cinco años de incumplimiento de derechos” , elaborado por Mario Luis Fuentes y Saúl Arellano, quienes sostienen que la evidencia que se presenta caracteriza a México como un país inapropiado para la niñez, pues las condiciones en las que viven las personas menores de 18 años son, sin caer en un exceso retórico, dramáticas.

La medición que se presenta se da en una escala de 0 a 1, en el que un valor cercano a 0 representa un incumplimiento total del derecho y mayor proximidad al 1 implica el mayor nivel de logro alcanzado en el conjunto de las entidades federativas. El resultado promedio para el periodo 2016- 2020 es de 0.558. En pocas palabras, somos un país reprobado; no garantizamos derechos a las infancias, no las dotamos de oportunidades y desarrollo de capacidades, no ampliamos sus horizontes para la vida.

El “Índice de los derechos de la niñez, 2022. Cinco años de incumplimiento de derechos”, que aquí se comparte, sostiene, por ejemplo, que la pobreza en NNA es mucho más acentuada que entre la población adulta. Desde hace al menos 12 años, de manera permanente, más de la mitad de quienes se ubicaban debajo de la mayoría de edad han sido considerados en circunstancias de pobreza multidimensional.

Este índice, además, contabiliza en función de la data disponible un fenómeno que solo por su nombre es absolutamente reprobable: “violencia infanticida”; las reiteradas y generalizadas prácticas de agresión, maltrato, abuso y violencia que se ejercen en contra de la niñez mexicana.

Así, de 2016 y hasta junio del año pasado, 7 mil 752 NNA de 0 a 17 años habían perdido la vida por lesiones causadas de manera intencional. Los estados que registraron las mayores sumas absolutas en este periodo son Estado de México, con 943 víctimas; Guanajuato, con 856; Chihuahua, con 581; Guerrero, con 525; Michoacán, con 465, y Jalisco, con 437.

Advertisement

Cita el índice en otro de sus apartados:

“Con el fin de llevar a cabo un comparativo apropiado, se estimó la tasa de mortalidad por homicidio intencional para el grupo de edad de 0 a 17 años utilizando las proyecciones de población de Conapo para el periodo 2016-2020. De esta manera, se obtuvo que el promedio nacional fue de 3.6 asesinatos por cada 100 mil (personas) en el grupo de edad.

“Con el fin de dimensionar lo que esta cifra representa, basta señalar que la tasa de homicidios de menores de 18 años es 2.76 veces mayor a la tasa promedio de feminicidios para el mismo periodo, la cual, según los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública es de 1.3 víctimas por cada 100 mil mujeres. Este comparativo es relevante porque, en números absolutos, el promedio diario de feminicidios es de aproximadamente tres víctimas, mientras que el de niñas, niños y adolescentes es de 3.9”.

Mario Luis Fuentes y Saúl Arellano, catedráticos de la UNAM, están convencidos de la necesidad de no sucumbir al reiterado afán comparativo y de reducción de datos a tasas y porcentajes porque cuando se habla de la existencia humana, cada número implica un mundo; cada cifra encierra posibilidades infinitas de vida. Por ello, denunciar la magnitud de la muerte violenta que se perpetra contra NNA se convierte en un imperativo que debe estar por arriba de cualquier metodología estadística.

En materia educativa, el índice sostiene que, de acuerdo con el modelo de análisis de la trayectoria escolar que se sigue en México, de cada 100 estudiantes únicamente 26 logran egresar de la educación superior. Por otro lado, a raíz de la pandemia, hay un brutal impacto en términos de pérdida de aprendizajes, rezago educativo, abandono escolar y disminución de capacidades y competencias para el futuro.

Advertisement

Esto nos debe llevar, ya, a una reflexión sobre las medidas por adoptar. La ‘Convención sobre los Derechos del Niño’ fue aprobada por la Asamblea General de la ONU el 20 de noviembre de 1989 y México la ratificó el 21 de septiembre de 1990. Desde entonces hay un compromiso del Estado de garantizar los derechos de NNA. Pero eso no se ha cumplido.

México ha fallado en la atención a NNA. Las instituciones responsables de garantizar y proteger a los que ya vivían en la vulnerabilidad están erosionadas. También, otras estructuras sociales están fallando; los hogares son cada vez más débiles para proteger y garantizar derechos, mientras que las escuelas, el otro espacio donde se construyen identidades, también están rebasadas. Hay un entorno de muchas violencias.

En tiempos de la autollamada Cuarta Transformación se piensa que la agenda de derechos implica solo la transferencia de becas o de ingresos a familias, mujeres o jóvenes escolarizados. La muestra del desinterés de Andrés Manuel López Obrador hacia NNA está en el Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), que hoy está en el abandono y carece de titular desde hace varios años. Una desgracia.

Pero no solo el gobierno está en deuda con NNA. A pesar de la desgracia en la que viven, no ha sido posible generar que la sociedad se movilice a favor de los derechos de NNA. Algunas organizaciones han hecho un trabajo heroico, con muy pocos recursos. Otras han preferido mantenerse quietas, para no incomodar al poder político. Duele pero es así: no hay una movilización social constante, sostenida, que defienda a NNA.

Advertisement

Muchos han sido los diagnósticos que retratan la crisis. Este índice es una fotografía que se suma a la alarma, a la urgencia. Para NNA el tiempo es oro y el poco que tienen es precisamente para construir sus capacidades. En este mundo adultocéntrico se ha perdido la agenda de NNA. En México se mata a NNA y, también, se aniquilan sus expectativas. Pero entendámoslo: la agenda de la infancia es clave para el desarrollo del país.

**********

Otro penoso fenómeno: la brecha social. El lugar en donde naces es el lugar que te marca. Los niños en Chiapas tienen más posibilidades de morir antes de los 5 años, que los niños de la CDMX.

Expansión – Opinión

Advertisement

Nacional

Más

Populares