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Cultura

Las cenas de Navidad regresan con fuerza a Barcelona pese al impacto de la inflación

Las comidas de empresa, finalmente, han vuelto. Y los restauradores lo están notando tras dos años en los que la vida cambió por completo cuando el coronavirus llegó para ponerlo todo patas arriba. Los bares y los restaurantes han recuperado su papel, o al menos, eso indica la alta demanda que están teniendo para reservas de grupos que desean realizar comidas o cenas de empresa antes de Navidad.

Y es que cabe recordar que las restricciones de la pandemia no acabaron a la par que el confinamiento domiciliario. Hubo meses en que bares y restaurantes, o no abrían, o tenían un horario limitado. Además, había un máximo en el número de personas que podían formar parte de una reunión social. Todo aquello provocó que las reservas por parte de empresas para celebrar las fiestas en diciembre pararan en seco. Joan Junyent, de la cadena de restaurantes Windsor, recuerda que «el año pasado se hizo muy poca cosa. La mesa más grande era de seis comensales… había miedo, respeto y recelo».

Este 2022, no obstante, los barceloneses tienen ganas de disfrutar de las fiestas y es por eso por lo que ya están solicitando fechas para la clásica comida o cena de trabajo, habiendo dejado los recelos atrás. La demanda de reservas se sitúa incluso en muchos casos por encima de la de 2019. Desde Windsor, por ejemplo, reconocen que, «en efecto, este año se ha recuperado el ritmo habitual para estas fechas. Los grupos de empresa han vuelto, la gente ha olvidado el miedo y diría que se respira una casi absoluta normalidad». Es por eso por lo que se puede hablar de un resurgir de las comidas de empresa.

«Una diferencia abismal»

Por su parte, desde Casa Carmen, franquicia de restaurantes de Barcelona, reconocen que «se ha notado muchísimo y la diferencia es abismal con respecto a los años pasados. No sólo en cenas de empresas, sino también vienen muchos grupos numerosos de amigos, que trae cada uno a un conocido y al final acaban siendo 15 o 20 en una mesa».

Los días preferidos por los españoles para celebrar este evento, es decir, donde más reservas hay, son los jueves o los viernes de la segunda mitad de diciembre, tanto al mediodía como en la noche, pues son las fechas disponibles más cercanas a las fiestas. No obstante, como se ve, los barceloneses tienen ansia por socializar y reunirse con amigos o compañeros de trabajo y ya han conseguido colocar el cartel de completo en muchos restaurantes.

En cuanto a las preferencias gastronómicas, aunque cabría suponer que en una cena con tus compañeros de trabajo vas a ir directo a por el menú más completo, los hosteleros afirman que «el clásico ‘picapica’ nunca falla; al contrario, siempre triunfa». En Windsor, lo que más degustan los clientes son los platos de la carta, en concreto «el carpaccio de alcachofas con vinagreta de piñones, la carrillera de atún rojo con judías verdes picantes y el lomo de ciervo con salsa de pimientas y castañas».

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Grandes grupos

Que se puede juzgar como positivo el hecho de que se hayan recuperado las cenas de empresa es una obviedad. Ahora bien, hay que tener cuidado con las cifras, pues como reconoce Junyent «los jueves y los viernes se genera un ‘overbooking‘ que no es bueno ni para el restaurante, que no hace más que decir que ya está completo, ni para el cliente, que acaba yendo a lugares de tercera o cuarta opción por no ser flexible con los días de la semana. Si las empresas eligieran los lunes, martes y miércoles como días también aptos para celebrar la cena de empresa, no colapsaríamos los restaurantes y los clientes no tendrían tantas dificultades en encontrar opciones».

Por otro lado, desde Casa Carmen aseguran que «a veces llega a haber reservas de hasta 60 personas, lo que hace que tengamos que trasladarlos a restaurantes más cercanos». No solo en las cenas de empresa, pues en la ya citada franquicia muchas veces se reúnen grupos de amigos en los que acaban siendo 20 personas, y sumado a las mesas de alrededor, acaba habiendo poco espacio libre en unos metros cuadrados.

Es positivo para la economía y para la vida social de Barcelona, pero se puede caer en el riesgo, como advierte el director de Windsor, de colgar el cartel de completo demasiadas veces y de que mucha gente se quede sin sitio, o bien de que, al haber tantos clientes en los mismos metros cuadrados, los camareros no den abasto.

Subida de precios

Por otro lado, este año la temporada de Navidad llega con un gran hándicap que lo puede condicionar todo: la crisis económica y la inflación han provocado un aumento de precios y una pérdida de poder adquisitivo en la clase media española.

Desde Windsor, por ejemplo, explican que aunque no han aumentado tarifas en los menús de grupo, «los precios de este año se han aumentado en los productos de la carta y han tenido que ser actualizados. Han aumentado, en nuestro caso, un 5%. Pero no nos hemos atrevido a repercutir toda la subida de precios a nuestra tarifa. Nos ha dado miedo enfriar las ventas». De hecho, «el menú más solicitado es el más barato».

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Lo que queda claro es que, tras dos años casi en blanco, los ciudadanos de Barcelona, ya sea con sus compañeros de trabajo o con sus amigos, tienen ganas de volver a reunirse para celebrar las fiestas en sus restaurantes favoritos. Ni la subida de precios ni el poco hueco disponible parecen ser capaces de revertir esta tendencia al alza.

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