A lo largo de la historia, la investigación científica ha sido merecedora de distintos calificativos, el más significativo es el que la relaciona con el crecimiento y el progreso de la industria y la economía nacionales.
En las últimas décadas se ha observado un crecimiento de los países desarrollados dependiente del incremento en el desarrollo de su conocimiento, en estos países las industrias basadas en investigación y tecnología crearon 2.5 veces más trabajos que el resto de las empresas entre 2000 y 2020.
Para crear prosperidad, los resultados de la investigación deben ser transmitidos de las universidades y centros de investigación a la sociedad, no solo se deben de lanzar nuevas tecnologías, también se debe garantizar su amplia difusión e implementación a lo largo de las cadenas productivas y de servicios, que sustentan la economía de un país.
Se requiere crear un ecosistema virtuoso en el que los más de 35,000 investigadores pertenecientes al Sistema Nacional de Investigadores, no solo producir nuevo conocimiento, sino que, además se comprometan a participar con sus conocimientos en la atención de los complejos escenarios que presenta la sociedad mexicana, con la misión de fortalecer el desarrollo de investigaciones con una proyección de aplicación capaz de generar nuevos desafíos que modifiquen las agendas tradicionales de investigación. La clave es tener el verdadero deseo de resolver los problemas de otras personas.
Adicionalmente, es pertinente fortalecer la capacidad de adopción de nuevas tecnologías por parte de las empresas, lo cual permitiría que la incorporación de los resultados de la investigación se convierta en una fuerza impulsora de la innovación en la industria.
La innovación no solo requiere de herramientas de apoyo económico, sobre todo necesita de una mayor capacidad en materia de articulación y colaboración entre las empresas y las universidades y centros de investigación.