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Internacional

Jaume Asens, ‘agente doble’ del independentismo

Jaume Asens (Barcelona, 1972) se ha convertido en las últimas semanas en la figura clave de la negociación entre el Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos y ERC para eliminar el delito de sedición e intentar empujar también hasta la modificación de la malversación. Fuentes del ala socialista de Moncloa han destacado su papel para lograr el acuerdo con los independentistas por encima del de la negociadora de ERC, la consejera de Presidencia de la Generalitat, Laura Vilagrà. Sin embargo, pese al éxito, en el marco del acuerdo, Asens se llevó una desautorización de Podemos porque le acusan de secretismo.

Por partes. Asens lleva desde el comienzo de la legislatura defendiendo la reforma del Código Penal como una de las vías para “desjudicializar” el ‘procés’ a pesar de las iniciales reticencias de los socialistas. La situación de bloqueo cambió hace unas semanas, cuando los equipos de PSOE, Unidas Podemos y ERC desatascaron la negociación después de la ruptura con el Partido Popular para renovar el CGPJ.

Asens es el líder de los comunes en el Congreso de los Diputados –marca que lidera Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona–, presidente del Grupo Confederal de Unidas Podemos y además –detalle relevante– miembro de la dirección de Podemos al cargo de la Secretaría de Derechos Humanos. Jurista de profesión; abogado penalista y especializado en derechos humanos, movimientos sociales y lucha contra la corrupción.

Hombre fuerte de Colau

Fue durante años una persona de confianza de Pablo Iglesias, exvicepresidente y exlíder de Podemos. Iglesias le promocionó a nivel político; su experiencia jurídica y ser sensible con la causa independentista le hizo ganar enteros en el grupo de Unidas Podemos en el Congreso, muy orientado a hacer bloque parlamentario de presión junto a ERC y Bildu. El bloque «plurinacional», como lo bautizó Iglesias. Frankenstein, según el difunto dirigente socialista Alfredo Pérez Rubalcaba.

Sin embargo, antes de entrar en ese terreno, cabe matizar que en el último año su destino cambió. Asens perdió la confianza que en él había depositado el núcleo duro de Podemos al decidir alinearse con la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y su plataforma Sumar.

 

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Desde que Díaz empezó el año pasado a dar pistas de qué sentido tendría su proyecto electoral, donde no quiere que Podemos sea protagonista, los dirigentes del partido morado se replegaron y señalaron con el dedo acusador a cualquiera que no se plegara con ellos. Asens, hombre fuerte de Colau en Madrid, y Colau, valedora territorial de Sumar, se posicionaron con las tesis de Díaz, no están en medio de las dos partes, sino perfectamente coordinados con ella.

Un encargo de Díaz

El malestar de Podemos se notó con la reforma de la sedición. La vicepresidenta segunda le situó como negociador y Podemos estaba informado de sus conversaciones pero no del contenido. Le acusaron de ocultarles los puntos del acuerdo final con ERC y el Gobierno y, además, enfriaron sus expectativas de reformar el delito de malversación. «Es una opinión de Asens», dijo el portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, desdiciendo a su compañero de grupo parlamentario. «Tenemos que estudiarlo, es delicado», espetó. Se sintieron apartados y lo hicieron saber.

Pero más allá de la actualidad vinculada a la sedición y el intento de rebajar las penas por malversación, Asens no es un desconocido en la política local barcelonesa, ni en la autonómica catalana. Firme defensor de la ruptura de España, Asens forma parte de los círculos más radicales de los comunes en cuanto a la apuesta decidida por la celebración de un referéndum secesionista. Se le considera líder de la corriente nacionalista de los comunes catalanes. Votaría ‘sí’ en una consulta legal, como hizo en las dos anteriores ilegales (2014 y 2017).

Cónsul del independentismo

Es el cónsul de los independentistas en las filas de Unidas Podemos. Un ‘agente doble’ en toda regla. Asens fue asesor de Carles Puigdemont en el otoño de 2017 y uno de los abogados que le recomendó que se fuera de España a Bélgica, para poder minar, desde el extranjero, la democracia española con la telaraña judicial que Bélgica siempre facilita para los buscados por la Justicia española. Puigdemont le hizo caso y ahora le despeja la pista de aterrizaje al negociar y conseguir la eliminación del delito de sedición del Código Penal y redacta ya un texto alternativo para que se rebajen las penas por malversación.

Además, como abogado, antes de su paso por el Ayuntamiento y el Congreso, se vinculó con sectores ultras, en distintos ámbitos, hasta la llegada de Colau a la alcaldía barcelonesa, momento en que entró a formar parte del equipo de gobierno municipal. Asens es uno de los abogados históricos del movimiento okupa, fogueado como activista en la antiglobalización. Encarna como nadie la comunión entre lo morado y el independentismo sobrevenido; hasta coqueteó en un artefacto político llamado Procés Constituent con la monja Forcades, gurú antivacunas convertida por un tiempo en apóstol ‘indepe’.

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También tiene en su haber de medallas la defensa jurídica de Rodrigo Lanza, okupa que en 2006 dejó tetrapléjico a un agente de la Guardia Urbana de Barcelona y, después, en 2017 mató a Víctor Laínez en Zaragoza por llevar unos tirantes con los colores de la bandera de España. Así, el objetivo de Asens en el Congreso, tras su llegada en 2019, no era otro que el de ejercer de puente con el independentismo (desde las filas moradas). Entre las políticas de izquierdas y las nacionalistas, Asens lo tiene claro. Su papel, en ocasiones, es intercambiable perfectamente al de Gabriel Rufián (ERC) o los líderes de EH-Bildu. Vende en frascos dos por uno la pócima de la plurinacionalidad y el referéndum pactado; a lo que ha sumado ya los indultos exprés y la sedición y está a punto de conseguir la malversación. Una venta de fácil compra en las filas moradas.

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