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De sarracenos, malos, buenos y fechas de caducidad

IRREVERENTE

Les platico: En las riveras del Rio Duero, que desemboca en el estuario de Oporto, la bella ciudad portuguesa, capital mundial de dicho vino, hay un dicho que los niños guías recitan por unos cuantos euros a los turistas que se dejan acompañar por ellos para que les muestren la ciudad:

Vinieron los sarracenos/

y nos molieron a palos/

que Dios ayuda a los malos/

cuando son más que los buenos.

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Y viene eso a cuento a raíz de la “competencia” de “montones contra millones” que el presidente Andrés Manuel se trae contra los organizadores de la marcha del pasado 13 de este mes en pro del INE y contra la reforma electoral que será vista por el Congreso de la Unión próximamente.

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Mientras gente como Martí Batres le resta méritos a ese despertar ciudadano sacándose de la manga que fueron 10,000, las evidencias que le dan la vuelta al mundo señalan que fueron cientos de miles solo en la CDMX y millones en todas las ciudades.

A lo dicho por Batres se suman las focas aplaudidoras del sistema, esas a las que ni el presidente ni las tribus de Morena hacen en este mundo.

Creo que por primera vez desde que inició su mandato, López Obrador siente que los que él llama sus “adversarios” le arrebataron el pendón principal de sus estandartes: la calle.

En sus años de activista político sentó sus reales en la calle, a través de manifestaciones, plantones, campamentos, marchas y cercos que impuso como una manera de mostrar el músculo de sus “ideales” al gobierno en su natal Tabasco, luego en la ciudad de México de la que fue jefe o “regente”-como se le llamaba anteriormente a dicho puesto- y después en el País entero.

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Sarracenos contra buenos

Sus hordas de sarracenos molieron a palos a los comerciantes del Paseo de la Reforma, cuando en el 2006 arengó durante un mitin en el Zócalo capitalino: “Propongo que nos quedemos aquí, en asamblea permanente, para exigir el conteo de voto por voto, casilla por casilla”, tras haber perdido las elecciones contra Felipe Calderón.

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En aquellos años, AMLO buscó la presidencia abanderado por la coalición “Por el Bien de Todos”, conformada por el PRD, el PT y el otro partido Convergencia.

El 2 de julio del 2006, los resultados de la votación organizada por el IFE -hoy INE- favorecieron al panista Calderón, por encima de López Obrador, por 15 millones de votos contra 14.7 millones.

Ahí, el candidato del PRD y del PT acusó de fraude electoral y el 16 del mismo mes, organizó una marcha que salió del Ángel de la Independencia hacia el Zócalo para exigir que se llevara a cabo un nuevo conteo de todas las casillas.

Según la secretaría de seguridad pública de ese año, a dicha marcha acudieron casi un millón de personas.

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Refrescarle la… memoria, ayuda

El 30 de julio, al realizarse una segunda manifestación, López Obrador informó a los “sarracenos” -perdón- a los manifestantes, que debido a la negativa de que se realizara el conteo por él propuesto, se debía llevar a cabo una asamblea permanente hasta que llegara “la legalidad electoral”.

Su arenga textual de ese día fue ésta:

“Les propongo que nos quedemos aquí, en asamblea permanente hasta que resuelva el Tribunal. Les propongo que permanezcamos aquí, día y noche, hasta que se cuenten los votos y tengamos un presidente electo con la legalidad mínima que nos merecemos los mexicanos. Les aseguro que no será en vano nuestro esfuerzo y sacrificio”.

Después de eso, la multitud se “organizó” para instalar sus campamentos en el Paseo de la Reforma.

Pues sí resultó en vano

Porque las autoridades electorales confirmaron el triunfo legítimo de Calderón.

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Ese plantón provocó pérdidas en los comerciantes de la zona, superiores a los $3,000 millones, tan solo en los primeros 16 días.

Ante eso, los organismos empresariales (CONCANACO, CONCAMIN, CANIRAC y la Comisión Interconfederacional del Sector Turismo) pidieron que se retiraran los manifestantes.

Valiéndole soberana madre el daño causado a la economía y al empleo, López Obrador ordenó el retiro del plantón hasta el 16 de septiembre de ese año, 32 días después.

Seis años después de semejante desaguisado, Andrés Manuel utilizó por primera vez en su propaganda verbal, la palabra “adversarios”, en la connotación tan común de sus proclamas mañaneras:

“Pagamos un precio altísimo porque nuestros adversarios utilizaron esto como una campaña terrible de desprestigio”.

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¿Pagamos? Kimosabi.

El daño a la economía y al empleo que provocó su plantón de Reforma superó en 48 días los $10,000 millones.

El Buen Fin 2022

Traigo esto a colación porque el fin de semana que arranca precisamente hoy, reabre en el sector comercio mexicano una herida que tardará todavía mucho en sanar.

Es más, la idea de copiar con este evento de supuestas -y algunas sí reales- rebajas al “Black Friday” norteamericano, salió precisamente tras la debacle que sufrieron los comerciantes de la zona de Reforma donde ocurrió el plantón ordenado por López Obrador para defender un triunfo que no fue suyo, sino de su contendiente electoral.

Qué torpeza la suya y la de sus “asesores”

Al anunciar en su mañanera del pasado lunes que “el pueblo le pidió” que organizara la marcha del próximo 27 de noviembre para mostrar su músculo después de las del pasado día 13, Andrés Manuel está cometiendo un error garrafal.

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Le está recordando a México entero el caos económico que provocó al defender lo que era indefendible, pues aunque “haiga sido como haiga sido” por un 1%, perdió ante Felipe Calderón.

Eso le pasa al sistema electoral mexicano por no tener todavía una segunda vuelta de elecciones como ocurre ya en muchos países democráticos.

Aún en lo político existen las fechas de caducidad

No solo en los productos alimenticios y de otra índole existen las fechas de caducidad.

Mi compadre Juan El Aspiracionista acaba de explicarnos que aún en las llantas existe fecha de caducidad.

En ese producto que mueve al desarrollo de cualquier país, después de 5 años de su fabricación, sin importar la marca, todas están caducas y no deben de venderse, so riesgo de causar un accidente.

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Pues resulta que también en la política -al menos la mexicana- después de 5 años, cualquier político es caduco.

Si lo dudan, por favor observen la embestida que va a sufrir López Obrador a partir del 1 de enero del 2023.

Aún las hordas de su propio partido se le van a echar encima, porque su sexenio toca ya el último año de su fecha de caducidad.

¿Lo dudan? Vean cómo anda Ricardo Monreal.

Analicen el comportamiento no verbal de Ebrard.

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Incluso la corcholata favorita, Claudia Sheinbaum, comió hace un mes en casa de Armando Garza Sada, con lo que queda del alicaído y desprestigiado “Grupo de los 10″ y lo menos que dijo fue que su socialismo como tendencia de gobierno, no atenta para nada contra el desarrollo que representa el sector empresarial mexicano.

Leído por los expertos, eso significa un deslinde del mensaje del presidente, que la trae hoy, la trajo ayer y la traerá mañana, contra los empresarios.

Ah, lo más importante de todo esto:

Prometo para mi próxima columna, platicarles exactamente en qué parte de las llantas aparece en letras chiquitas, su fecha de caducidad.

Porque, de todo lo que acabo de contarles, ¿a poco no es ese el dato más importante?

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CAJÓN DE SASTRE

“Espero ansiosa tu próxima columna para que nos develes el secreto que nos contó nuestro querido compadre Juan El Aspiracionista”, remata la irreverente de mi Gaby.

Fuente

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Nacional

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