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Opinión

¿Es obligatorio tener sindicato?

Somos un país que, en las últimas cuatro décadas, navegó en un ambiente de súper flexibilidad en cuanto a los temas laborales, casi todo era permitido en el marco de la productividad y la competitividad. La reforma vino a modificar de fondo, no sólo las reglas, sino más importante aún, la mentalidad con la que concebimos al trabajador en el sistema productivo.

Por lo anterior, preguntar si es obligatorio para una empresa tener sindicato es, en sí misma, una forma de vulnerar ese cambio.

Primero analicemos la raíz de la pregunta; por años el 85% de las empresas vivimos con contratos de protección, lo que realmente significa que vivimos en ambientes libres de sindicato, donde el sindicalismo blanco consolidó un modelo de negocio orientado a “blindar” la entrada de nuevos representantes colectivos de los trabajadores, para que ni unos ni otros ejercieran la defensa de los derechos de las personas en el marco del balance con las posibilidades y resultados de las empresas.

Así que la mejora o no de las condiciones dependió de la voluntad de la administración de las empresas, presionadas por la rotación de trabajadores o motivadas por un genuino interés de lograr un ambiente de trabajo productivo y positivo.

Hoy las reglas cambian, poniendo la voluntad del trabajador en el centro del proceso, lo que actualmente genera el mayor desafío, porque esa voluntad hoy se mueve por intereses muy diversos, incluso politizados, que ponen una altísima tasa de incertidumbre al futuro de las revisiones de Contratos Colectivos y de la sostenibilidad de las empresas.

Escuchamos campañas invitando a votar negativamente a los trabajadores en revisiones o legitimaciones de contratos, donde no queda claro si existe realmente un interés de reivindicación y mejora de las condiciones, o es solamente un mecanismo para que nuevos actores entren a su representación. El tiempo dirá si tienen un objetivo verdaderamente social o es sólo una forma de que el negocio cambie de manos.

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Por otro lado, seguimos viendo sindicatos de protección que siguen insistiendo a las empresas, que la mejor manera de evitar la entrada de agrupaciones laborales radicales es activando el contrato y legitimando una relación que no ha sido realmente elegida por los trabajadores. Buscando mantener el esquema que por tantos años los sostuvo económicamente. De nuevo queda la pregunta de si la intención real es jugar un rol de representación o solamente mantener el negocio.

Y en todas estas situaciones vuelve a quedar por fuera el centro de la reforma, que es justamente el ejercicio de la libertad de asociación. No es obligatorio tener sindicatos, como no es obligatorio vivir sin ellos. La entrada de un sindicato debe surgir de manera natural y asociada a la decisión de los trabajadores que encuentren en esta figura la respuesta a sus necesidades.

Probablemente allí está el problema de fondo, mientras algunos sindicatos sigan jugando un papel desestabilizador de las empresas y algunas empresas sigan teniendo miedo, se perpetuarán los modelos de “protección” ahora seguramente rediseñados para darle la vuelta a la vigilancia de la autoridad.

Nota del editor: Blanya Correal es Ingeniera Industrial con más de 25 años de experiencia internacional en Recursos Humanos y estrategia laboral, en diversas compañías multinacionales como Coca Cola Femsa, Danone y Nissan. Ha sido reconocida por dos años consecutivos como una de las 30 mejores CHROs de México y está en el top 20 del ranking de las Mujeres más Poderosas de México, de acuerdo con la revista Expansión. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

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