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Opinión

El caso Renave. Cuando la prevención no es suficiente ante una crisis

¿Qué sucedió?

La empresa surgió en medio de un ambiente mediático que, desde 1999, incluía temas como: cuestionamiento a la legalización de autos “chocolate”, crecimiento de robo de vehículos y un ambiente político cuyo resultado fueron las primeras elecciones presidenciales ganadas por un partido de oposición.

Los medios de comunicación alertaban sobre el incremento de autos ilegales, lo que generó opiniones encontradas, por ejemplo: mientras el gobernador de Baja California quería evitar su regularización, el de Tamaulipas se manifestaba a favor de legalizarlos si eran “adquiridos de buena fe”; la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA) opinaba que regularizarlos dejaría a México como un país sin leyes, y la Coparmex lo veía como una opción a considerar. El robo de autos también ocupaba espacios en los medios.

Con ese panorama, en marzo de 1999 el entonces Subsecretario de Promoción a la Industria de la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial (Secofi), anunció el inicio de operaciones de Renave para el 10 de enero del 2000.

Ya en operación el registro, el 15 de febrero los medios retomaron el tema de los autos ilegales, al tiempo que los detractores, desde particulares y organizaciones civiles, hasta funcionarios públicos, legisladores, gobernadores y conductores de noticiarios y comentaristas sembraban dudas sobre la eficacia del Renave.

Entonces se recomendó incrementar la presencia mediática de sus directivos, especialmente Cavallo. A pesar de los esfuerzos por explicar detalladamente qué era, cómo operaba, cuánto costaba y qué beneficios reportaría el sistema, se incrementaba un rechazo hacia el mismo.

Para la primera semana de junio, más de 300 socios de la Cámara de Comercio de Monterrey se ampararon para no pagar el Renave; lo mismo hicieron la Cámara de la Industria de la Transformación en Torreón, Coahuila, y la Comisión de Empresarios Jóvenes de la Coparmex. Se hablaba de excesos en el cobro, inconstitucionalidad del sistema, confusión en los precios y cuestionamientos de toda índole. Para el mes de julio se inicia una campaña en contra a través del internet.

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Para todo hubo respuestas y aclaraciones del Renave a través de los medios de comunicación, pero el sistema de prevención de crisis empezaba a ser rebasado; por ejemplo, una conferencia de prensa convocada por la empresa en Hermosillo, con la presencia del Secretario de Gobierno Estatal, fue cancelada horas antes por el propio gobierno sin previo aviso a la empresa. Al tiempo, Cavallo confió a su ejecutivo de Relaciones Públicas que se empezaban a detectar registros vehiculares duplicados salidos de fábrica, y que había sido amenazado pues el sistema impactaría en un negocio multimillonario (la exportación de autos robados).

La amenaza se hizo realidad cuando el 24 de agosto se publicó en el periódico Reforma que Cavallo había sido parte del régimen dictatorial de Argentina y era responsable de genocidio. Fue detenido y arrestado en el Reclusorio Oriente de la Ciudad de México.

Muchas veces se considera que una crisis de comunicación se supera cuando se empieza a ejecutar el control de daños. El problema, en este caso, fue que, mientras se operaba ese control, surgieron nuevos elementos que implicaban a Cavallo y cuestionaban la gestión del Renave, entre ellos: contratación de migrantes indocumentados, un auditor improvisado y hasta un hijo fuera de matrimonio con una funcionaria de la propia empresa.

Muchos creen que una crisis de comunicación termina cuando se ha hecho el control de daños. ¡Falso! Dos semanas después de la detención de Cavallo, los medios comunicaron el suicidio del Subsecretario de Secofi, en circunstancias extrañas. A la siguiente semana, el 15 de septiembre, se derogó la inscripción de los autos en el Renave y la concesionaria fue intervenida por el gobierno.

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En resumen: esta apretada síntesis de una historia de hace 22 años y que tuvo muchas variables, nos enseña que no siempre los sistemas de prevención son suficientes para alertar y en su caso enfrentar una crisis de comunicación, y que, al arrancar un nuevo proyecto, es aconsejable desarrollar escenarios posibles que pudieran enfrentarse, sin dejar de considerar entre ellos lo peor que pudiera suceder.

Nota del editor: Mario Maraboto Moreno es Licenciado en Periodismo por la UNAM. Investigador Asociado en la Universidad de Carolina del Norte. Autor del libro “Periodismo y Negocios. Cómo vincular empresas con periodistas”. Consultor en Comunicación, Relaciones Públicas y situaciones especiales/crisis desde 1991. Escríbele a su correo mmarabotom@gmail.com y síguelo en Twitter . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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