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Internacional

Barcos, tanques, fusiles: así operó una red de tráfico de armas con base en España

Un barco lleno de carros de combate, explosivos embarcados en el puerto de Santander con un destino y una tripulación que cambian sobre la marcha, supuestos contactos con grupos talibanes o terroristas iraníes para vender un fertilizante común en las bombas caseras, un asalto de piratas somalíes y hasta un plan de fuga para un capitán que llevaba material a un señor de la guerra en África. De fondo, un entramado de empresas, la sombra del ucraniano conocido como «el rey del contrabando» y una «base de operaciones en España», epicentro del blanqueo.

Son los ingredientes del sumario de la Operación Yakir que se instruye en la Audiencia Nacional, al que tuvo acceso ABC en exclusiva. La investigación está a cargo de un equipo integrado por miembros de la Policía Nacional, los Mossos d’Esquadra y Vigilancia Aduanera, coordinada por la Fiscalía Anticorrupción y con el juez Ismael Moreno al frente.

Se centra en dos socios de una empresa de transporte marítimo de mercancías, Lumar, que habrían aprovechado la «cara legal» del negocio para formar parte de la mayor red de tráfico de armas de la extinta Unión Soviética que se orquesta desde los puertos de Odessa (Ucrania). Tras años de colaboración, se traicionaron. Su relación terminó en 2008, cuando el primero, Aleksejs Dircenko, pagó al segundo, Viktor Murenko, 3,2 millones de euros como indemnización por despido. Desde entonces, según la investigación, ambos han continuado en una «actividad delictiva paralela» instalados en España, vinculados al mar y, se presume, trasladando armas a países en procesos bélicos sin la autorización necesaria de la ONU.

Sus caminos se volvieron a cruzar casi diez años después de la ruptura. Dircenko denunció en una comisaría de Barcelona que Murenko le estaba extorsionando, no conforme con aquellos 3,2 millones que le pagó a través de dos empresas, una de ellas, Tomex Team. La Policía se preguntó qué era aquella mercantil y de dónde habría salido ese dinero. Acabó llevando sus conclusiones a Anticorrupción: vinculaba a denunciante y denunciado en un blanqueo por tráfico de armas.

Ese fue el peculiar origen de esta investigación y está siendo la principal dificultad para llevarla a puerto, cuatro años después de que la Fiscalía abriese diligencias:trazar el origen del elevado tren de vida que ambos investigados, cuyo nivel de connivencia actual «se desconoce», llevan en España. La causa ha puesto nombre de este modo a los socios, los administradores, los clientes y los contactos de cada uno de ellos como si fuesen dos investigaciones paralelas. Y ha acabado aislando cinco operaciones clave que para los investigadores, evidencian delitos graves de corretaje y tráfico de armas como origen del dinero.

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El Faina: Piratas a bordo

Es septiembre de 2008 y el buque Faina es abordado por piratas somalíes en alta mar. No lleva una carga cualquiera. Se trata de armamento pesado, incluidos 33 carros blindados, que viajan desde Odessa a Mombassa (Kenia). El buque era propiedad de Waterlux AG y estaba gestionado por Tomex Team. Ambas tienen detrás al supuesto «rey del contrabando», Vadim Alperin.

De acuerdo al sumario, Murenko intervino en la negociación con los piratas en representación de Tomex Team y al final, se acabaron pagando 3,2 millones de euros para liberar el buque. Le relacionan así con la carga, que no tenía «la preceptiva autorización de la ONU para estas ventas de armas».

Las defensas remiten a una «declaración jurada» de un Teniente General del Servicio Nacional de Seguridad de Ucrania según la cual, «Murenko fue llamado por el Gobierno de Ucrania para ayudar en la liberación de los rehenes», «no está relacionado con la compañía del barco Faina», no pagó el rescate y no participó en las negociaciones. Dice, además, que «fue condecorado por su ayuda». Los investigadores sitúan a Murenko en Tomex Team, entre otras cosas, porque el propio Dircenko la considera «de su propiedad». La foto de Murenko con Alperin en la cubierta del Faina dio la vuelta al mundo.

Mekong: Detenido en Grecia

Mayo de 2017. El buque Mekong Spirit es interceptado en aguas griegas con 81 contenedores de los que 52, habían sido cargados en Santander con destino Indonesia, Etiopía y Australia. Sin embargo, otros 29 subieron a bordo en el Puerto de Iznnir (Turquía), tras una orden de la empresa fletadora que cambia la tripulación y el destino. El nuevo rumbo, Sudán y la carga, detonadores explosivos, cartuchos de caza, petardos y rifles, «sin autorización».

El buque, con bandera de Malta, era de una empresa participada por Lumar, la que dirige Dircenko. Su dirección y teléfono era el de sus oficinas en Cataluña. «Según declararon los tripulantes embarcados en Turquía, el armador real final sería Lumar-Barcelona», dice uno de los informes. El capitán, Sergii Nevecheria, contó a las autoridades griegas que su contacto era con Boriss Lunovs, gerente de Lumar Barcelona, mano derecha de Dircenko y también imputado. Ya había trabajado con ellos en otras ocasiones, transportando también «cargas peligrosas».

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Nour-M: AK-47 para Libia

Noviembre de 2013. El buque MV Nour-M con bandera de Sierra Leona es intervenido al oeste de la Isla de Symi, en aguas griegas. Transportaba 59 contenedores de los que 55 guardaban 20.000 fusiles AK-47 «sin el certificado de la ONU», para descargar en Trípoli y entregar al Ministerio de Defensa de Libia. El buque, de Tomex Team, fue fletado por una empresa ucraniana y Grecia no lo dejó partir. El capitán acabó condenado.

El sumario revela que en 2013, el mismo barco estuvo bajo el radar del servicio español de Aduanas bajo sospecha de fondear en Marruecos para cargar hachís, pero Grecia no halló drogas. Aunque los investigadores lo incluyen como un indicio más de tráfico de armas, la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional concluyó tras un recurso que «no consta en las actuaciones de manera fehaciente la relación del citado barco con los investigados».

Atlantic: Conexión talibán

Octubre de 2011. Es la imputación más grave y afecta a Dircenko. Durante las pesquisas, que incluyeron un software espía en los móviles de los imputados, se hallaron negociaciones para vender dos toneladas de un fertilizante, presuntamente, con nitrato de amonio, que la empresa se había quedado tras ganar un laudo arbitral a la compañía china propietaria de la mercancía, que no había pagado sus servicios. Un hombre de confianza de Dircenko viajó a Irán y comunicó que había dos postores: La terrorista Guardia Revolucionaria de Irán y «un iraní en asociación con algunos talibanes afganos». El plan era vender al que pagase más, como adelantó ABC.

El dinero que habría ingresado Lumar, 131.000 euros al cambio, la copia de un cheque y «los indicios que apuntan a que el destino final fue Afganistán», llevan a presumir que se lo quedaron los talibanes. Un informe de la Comisaría General de Información alerta de que el nitrato de amonio es el precursor más frecuente en los explosivos de fabricación artesanal que utilizan esos terroristas.

La hipótesis alternativa es que se destinase al cultivo de opio, pero la composición real de ese fertilizante «es desconocida», como exponen los investigadores, entre otras razones, porque obran indicios en la causa de que «se falsificó la documentación de la carga». Con todo, los chats apuntan que la red «ha estado en disposición de mercadear con nitrato de amonio».

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Las defensas de los investigados niegan la mayor: Ni se vendió el fertilizante -alegan que por ello Lumar acabó perdiendo el barco- ni tenía en cualquier caso esa composición ni esa utilidad.

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