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Internacional

Así era el siniestro plan inicial que Al Qaida quiso perpetrar el 11-S con diez aviones y un discurso

Las Torres Gemeral, en pleno ataque el 11 de septiembre de 2001
Las Torres Gemeral, en pleno ataque el 11 de septiembre de 2001

Israel Viana

MadridActualizado: Casa Blanca, 2 de mayo de 2011. Eran las 22.30 cuando el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, comenzó su discurso: «Buenas noches. Esta noche puedo anunciar al pueblo estadounidense y al mundo que Estados Unidos ha dirigido una operación [en la localidad paquistaní de Abbottabad] que ha causado la muerte de Osama bin Laden, el líder de Al Qaida, el terrorista responsable del asesinato de miles de hombres inocentes, mujeres y niños. Hace casi 10 años que un luminoso día de septiembre se vio ensombrecido por el peor atentado contra el pueblo estadounidense de nuestra Historia. Las imágenes del 11-S son parte de nuestra memoria nacional: aviones secuestrados cortando un cielo sin nubes de septiembre, las Torres Gemelas desplomándose, humo negro en el Pentágono, los restos del vuelo 93 en Shanksville, Pensilvania, donde la actuación de heroicos ciudadanos evitó más dolor y destrucción.

Y, sin embargo, sabemos que las peores imágenes son aquéllas que el mundo no vio».

Cinco días después, Obama insistió: «Hemos cortado la cabeza a Al Qaida y acabaremos venciéndola». En ese momento, el presidente de Estados Unidos sabía perfectamente quién sería la persona que recogería el testigo: Al Zawahiri. Un líder menos carismático, pero con galones dentro de la organización terrorista debido a su papel de fundador e ideólogo. Sin embargo, el sucesor de Bin Laden ha conseguido vivir una década en la clandestinidad, oculto en algún lugar de las montañas entre Afganistán y Pakistán, hasta que este domingo el misil un dron acabó también con su vida en una lujosa villa en el centro de Kabul.

El líder de Al Qaida tenía 71 años y vivía allí junto a su familia como huésped de la red Haqqani, la facción talibán encargada de la seguridad en Kabul y también la que fuera responsable de los atentados más sangrientos durante los 20 años de presencia militar estadounidense. Se le considera uno de los ideólogos de los atentados del 11-S en 2001 y son muchos los artículos estos días que se están intentado definir cuál fue su rol. Se dice que fue él quien convenció a Bin Laden de la necesidad de atacar «al enemigo lejano», en referencia a Estados Unidos, en lugar de a los Gobiernos regionales, para restaurar la pureza del Islam.

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Crónica de ABC, el 12 de septiembre de 2001+ info
Crónica de ABC, el 12 de septiembre de 2001 – ARCHIVO ABC

El ‘cerebro’ del otro 11-S

De lo que no se habló en 2001 –con las imágenes de las torres gemelas desplomándose sobre Nueva York todavía demasiado recientes– y de lo que tampoco se está hablando estos días es del plan inicial que se barajó: secuestrar diez aviones, y no cuatro como en el 11-S, de los cuales nueve se estrellarían contra objetivos en ambas costas de Estados Unidos, incluido, por supuesto, el World Trade Center. Un ataque que, sin duda, provocaría muchos más daños de los provocados: 2.996 muertos, la desaparición de veinticuatro víctimas y más de seis mil heridos.

A día de hoy sigue siendo el peor atentado que ha sufrido Estados Unidos en su territorio, pero pudo haber sido mucho peor si el plan inicial de Jalid Sheij Mohamed, otro de los ‘cerebros’ del 11-S, todavía detenido en Guantánamo y a la espera de que finalice el juicio en el que podría ser condenado a muerte, se hubiera llevado a cabo. Este fue, incluso, bautizado como ‘Operación Aviones’ y estuvo varios años sobre la mesa de Bin Laden.

La familia de Mohamed era originaria de la región pakistaní de Baluchistán, pero él se crió en Kuwait y, al terminar la educación secundaria, se trasladó a Carolina del Norte para obtener un título de Ingeniería Mecánica en 1986. Al año siguiente viajó a Peshawar con sus hermanos para unirse a los muyahidines que luchaban contra los rusos en Afganistán. Sin embargo, el informe de la Comisión del 11-S señaló que, «según su propio relato, su animadversión hacia Estados Unidos no procedía de sus experiencias allí como estudiante, sino de su violento desacuerdo con la política exterior estadounidense que favorecía a Israel».

En 2009, ‘The Washington Post’ informó por su parte, citando fuentes de inteligencia, que fue al contrario: «La experiencia limitada y negativa de Mohamed en los Estados Unidos, que incluyó una breve estadía en la cárcel debido a facturas impagadas, seguramente lo impulsó en su camino para convertirse en terrorista» Y que dicho contacto, «aunque mínimo, confirmó su opinión de que se trataba de un país corrupto y racista».

Crónica del atentado contra las Torres Gemelas de 1993+ info
Crónica del atentado contra las Torres Gemelas de 1993 – ARCHIVO ABC

World Trade Center, 1993

El siguiente destino de Jalid Sheij Mohamed fue Qatar, donde trabajó como ingeniero de proyectos para el Ministerio de Electricidad y Aguas hasta 1996. Luego regresó a Pakistán para escapar de Estados Unidos, que ya le perseguía por su relación con el responsable del primer atentado contra el World Trade Center en 1993, su sobrino Ramzi Yousef, que colocó un camión con 680 kilogramos de explosivos en la torre norte y mató a seis personas e hirió a 1042. Aunque no fue un éxito pleno, pues querían que la explosión derribara ambos edificios, aquel ejemplo impulsó a Mohamed a comenzar a diseñar otros ataques contra Estados Unidos.

Había conocido a Bin Laden en 1987, durante la guerra contra los rusos, y tuvieron un contacto más o manos asiduo hasta 1989. Después estuvieron siete años sin verse y se reencontraron en el otoño de 1996 en Tora Bora. Fue en esa reunión donde el ingeniero paquistaní le presentó al líder de Al Qaida y a su jefe de operaciones, Abú Mohamed al Masri, varias de esas ideas. Según contó Mohamed durante los interrogatorios de la CIA, una de ellas consistía en entrenar a pilotos de la yihad para que estrellaran aviones contra edificios de Estados Unidos.

La primera reacción de Bin Laden fue de absoluto escepticismo. «No es factible», le respondió el líder de Al Qaida, según la versión de Alí Soufan, antiguo agente del FBI y experto en terrorismo, en su libro ‘Anatomy of Terror’ (‘Anatomía del terrorismo’, de Norton & Company, 2017). A pesar de ello, fue invitado a entrar en la organización terrorista, aunque Mohamed rechazó la oferta educadamente. Mohamed quería llevar a cabo sus planes fuera como fuese, y si allí no le ayudaban, tendría que buscar otros aliados.

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Las Torres Gemelas vistas desde el río Hudson, en una imagen anterior al atentado del 11-S+ info
Las Torres Gemelas vistas desde el río Hudson, en una imagen anterior al atentado del 11-S – ABC

El cambio de postura

La postura de Bin Laden cambió a principios de 1999. El líder de Al Qaida en la Península Arábiga (AQPA), Nasser Al Wuhayshi, contó años después que su jefe dio luz verde al plan de Mohamed después de ver por la televisión el atentado suicida del copiloto del vuelo 990 de EgyptAir que, el 31 de octubre de ese año, estrelló su aparato contra el Atlántico y mató a más de 200 personas. ¿Por qué no impactó contra un edificio de viviendas para acabar con más vidas?, se preguntó el famoso líder de Al Qaida.

Editorial del 11-S+ info
Editorial del 11-S – ABC

En los interrogatorios de la CIA, Mohamed no dudó en calificar su plan de «grandioso». Su plan era pilotar uno de los diez aviones secuestrados previamente. Según la comisión de investigación del 11-S, «lo haría aterrizar en un aeropuerto estadounidense y, tras matar a todos los pasajeros varones adultos a bordo y alertar a los medios de comunicación, ofrecería un discurso criticando el apoyo de Estados Unidos a Israel, Filipinas y los gobiernos represivos en el mundo árabe».

El primer listado de objetivos que presentó a Bin Laden incluía el Capitolio, el World Trade Center, la Casa Blanca y el Pentágono. Al líder de Al Qaida le interesaban, sobre todo, los dos últimos. Finalmente, los cuatro aviones que consiguieron secuestrar impactaron contra las Torres Gemelas, otro contra el Pentágono y el cuarto se estrelló en un campo cerca de Shanksville, en Pensilvania. Mohamed confirmó después que este último se dirigía al Capitolio, mientras que la comisión calculó que toda la operación costó entre 400.000 y 500.000 dólares. Fue nuestro protagonista el que entregó gran parte de ese dinero a los terroristas en efectivo.

Jalid Sheij Mohamed fue capturado en Rawalpindi (Pakistán) en marzo de 2003, en una operación conjunta de la CIA y los servicios de Inteligencia paquistaníes. Tras varios años en prisiones secretas, fue trasladado en 2006 a Guantánamo, donde terminaría confesando ser el «cerebro» del 11-S. Sin embargo, hasta 2012 no se presentaron cargos formales contra él. Uno de los abogados que trabajaba en su defensa señaló que, sea cual sea el veredicto, estaba convencido de que su cliente no sería puesto en libertad. Su juicio comenzó en 2019, pero luego se paralizó para reanudarse en septiembre, en el famoso centro de detención en Cuba.

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