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Opinión

Cataluña y los agravios

Editorial ABC

01/08/2022

EN los últimos seis meses, el Gobierno ha concedido una financiación extra a la Generalitat de Cataluña de 11.400 millones de euros, lo que supone casi 700 millones más de los que La Moncloa había inyectado al Ejecutivo catalán en el mismo periodo del año pasado. Con las cesiones de este Gobierno, Cataluña nunca pierde. Lo que suele hacer más ruido es la ‘agenda identitaria’ del secesionismo y sus exigencias de inmunidad judicial a todos los efectos, bien sea para marginar al castellano en Cataluña, bien sea para garantizar que sus cargos no son sometidos a la justicia. Es lo que ha demostrado la reciente reunión de la ‘mesa de diálogo’ entre ambos, concebida casi como una negociación entre dos naciones diferentes. Sin embargo, la ‘agenda económica’ no debe quedar en el olvido porque la suprafinanciación de Cataluña respecto a las demás autonomías es una constante en el tiempo desde hace años.

La inyección de dinero es otra manera de obtener rédito de la extorsión independentista a las instituciones del Estado, y la manera que ha encontrado Pedro Sánchez de garantizarse apoyos parlamentarios hasta el final de la legislatura. El goteo de dinero es incesante a través de una financiación autonómica reforzada. Es cierto que Cataluña tiene necesidades innegables de financiación dada su caótica situación económica y los cientos de millones de euros dilapidados cada año precisamente en el fomento del independentismo como mecanismo de ingeniería social. Pero esas necesidades económicas se derivan de sus propios errores y de una gestión negligente que, por lo que se ve, se puede permitir porque siempre tiene a disposición el colchón del Estado. Y todo ello, agravando la deuda pública hasta límites insostenibles. De hecho, el Ejecutivo catalán ya adeuda al resto del Estado más de 68.000 millones de euros prestados como rescate. Cataluña merece, como todas las autonomías, disfrutar del principio de solidaridad interregional que rige en nuestra Constitución. Lo que no debe hacer es utilizar ese dinero para seguir planteando desafíos constantes al propio Estado que le financia. Es lo mínimo en términos de lealtad institucional.

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Estos 11.400 millones de euros en seis meses se articulan a través de los llamados Mecanismos Extraordinarios de Financiación (MEF), y se canalizan a través del Fondo de Liquidez Autonómica. Son préstamos creados en su momento por el Gobierno del PP para que las autonomías superasen las consecuencias de la crisis financiera de 2008. Sin embargo, desde que el PSOE necesitó al independentismo para presentar una moción de censura a Mariano Rajoy, y desde que fraguó una alianza de legislatura con ERC, el flujo de préstamos no ha hecho sino aumentar. De momento, más de 48.000 millones de euros desde que Sánchez llegó a La Moncloa, que son ya en tres años casi 3.000 millones más que los concedidos por el Ejecutivo del PP en los cuatro años y medio anteriores. La proporción de este método para privilegiar a la Generalitat es fácilmente visible. Tanto, que Cataluña acapara el 41 por ciento de todos los fondos MEF a las autonomías pese a que Cataluña representa el 16 por ciento de la población española y el 19 por ciento en términos de PIB. La Comunidad Valenciana es la segunda autonomía más favorecida, con 7.216 millones. Por tanto, a mucha distancia, que en el caso del resto de las autonomías es además mucho más abultada. El victimismo de la Generalitat no está justificado. Al contrario, solo debería tener motivos de agradecimiento porque una vez más queda demostrado que no, que España no le roba.



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