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Internacional

Galicia no descarta cortes de agua ante el año hidrológico más seco desde 1980

Galicia afronta lo que resta de verano con sus reservas de agua en mínimos históricos. De no llover o reducirse sensiblemente el consumo, la Xunta no descarta tener que recurrir a cortes de agua a la población. El año hidrológico 2022 es ya el más seco de toda la serie histórica desde 1980 y las reservas de agua en la cuenca de Galicia Costa están peor en este mes que en julio de 2017. Ese año se llegó a decretar la alerta por sequía en toda la Comunidad. Aunque no hubo cortes generalizados, hacia el otoño peligró seriamente el suministro en ciudades como Vigo.

Por el momento en Galicia la situación es diferente según las cuencas hidrográficas. En el Miño-Sil, que gestiona el Estado, ya se ha decretado la alerta en el río Cabe, mientras que el Limia y el Sil se encuentran en prealerta. En la de Galicia-Costa, dependiente de la administración autonómica, la situación más preocupante se da en la Ría de Pontevedra. La Xunta aprobó recientemente el Plan de Seca de la Demarcación Hidrográfica Galicia-Costa, que diferencia entre el control de precipitaciones y el control de agua disponible para la demanda. En función del régimen de lluvias, explica la Consellería de Infraestruturas, en toda Galicia «ahora mismo estamos en situación de sequía prolongada porque desde el invierno llueve muy por debajo de la media histórica» En función del agua disponible, la cuenca del Lérez es la única que desde la semana pasada está en «prealerta por escasez».

En apenas 20 días el caudal del Lérez se ha rebajado en un 73% tras un mes de julio extremadamente seco. Hasta el día 15, según el informe de seguimiento quincenal que realiza Augas de Galicia, las precipitaciones en toda la Comunidad fueron un 44 % inferiores a la media. El Lérez es la principal fuente de abastecimiento para los municipios de la ría pontevedresa, ya que el agua del embalse de Pontillón do Castro en circunstancias normales únicamente da para 14 días. Podrían ser más aplicando restricciones en el consumo. Ante la escasez de agua, la pastera Ence ha tenido que parar la producción para que se respete el caudal ecológico del Lérez, el volumen de agua necesario para garantizar su biodiversidad.

Algunos ayuntamientos de la comarca han empezado a tomar medidas. El miércoles pasado la conselleira Ethel Vázquez se reunía con los responsables municipales de Pontevedra, Marín, Sanxenxo, Bueu, Poio y Ponte Caldelas. En el encuentro se acordó reducir el consumo para tratar de evitar que la situación empeore. Entre las restricciones que todos los municipios han decidido aplicar están buscar las fugas en las redes de abastecimiento que redundan en la ineficacia del sistema; la prohibición del uso del agua destinada a llenar piscinas, el riego de jardines y otros usos lúdicos; así como suprimir baldeos, lavapiés, duchas en las playas y el lavado de vehículos por los particulares. «Coincidimos en que tenemos que prepararnos para un eventual empeoramiento de la situación», advirtió la conselleira.

Municipios como Sanxenxo, con gran presión turística en el verano y un importante incremento del consumo ya hacía unos días que habían cerrado los lavapiés en las playas. «Nosotros vivimos del turismo y no podemos mandar un mensaje de que aquí no hay agua», afirmó tras la reunión con la Xunta el alcade de la localidad, Telmo Martín. De ahí la urgencia en tomar medidas preventivas, indicó. Un día antes, Pontevedra ya había decretado mediante la publicación de un bando medidas excepcionales para tratar de reducir el consumo.

Embalse de Zamáns y Baiona

Además de la cuenca del Lérez, la Xunta extiende su preocupación por las reservas de agua en los embalses de Zamáns (que abastece a parte de Vigo, Nigrán y Gondomar) y de Baiona. Ambos están en niveles muy inferiores al año pasado, con un 25% menos y la Consellería explica que ya ha advertido a los concellos. «Se sigue con especial atención la situación de la zona, si bien no se ha declarado un cambio de estado», indican fuentes del departamento que dirige Ethel Vázquez.

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Desde el mes de febrero, la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil celebra reuniones periódicas de la Oficina Técnica de la Sequía. En la última, del pasado 8 de julio, constaron que los niveles de agua de los embalses son ya un 23% inferiores al promedio histórico. «Desde la CHMS se han realizado comunicaciones a los ayuntamientos de la demarcación, instándoles a que realicen uso sostenible del agua y apliquen medidas de ahorro, también al resto de Usuarios del Agua, como Comunidades de Regantes y empresas hidroeléctricas, para que adopten medidas que mejoren la eficiencia en la utilización del recurso», explicó la Confederación en una nota de prensa. Algunos ayuntamientos de la provincia de Orense, explica Augas de Galicia, «ya están informando de incidencias y problemas de abastecimiento en sus respectivos términos municipales».

Por el momento, el suministro está garantizado pero el temor a posibles cortes de agua en la Comunidad se da más a largo plazo. El último informe de seguimiento de Augas de Galicia no muestra excesivo optimismo sobre la posibilidad de que el mes de agosto sea lluvioso y las precipitaciones salven la situación. Tras recordar que los pronósticos meteorológicos a más de dos semanas son poco fiables, Augas de Galicia indica que los modelos de predicción arrojan un escenario en el que el próximo mes quedará entre normal y seco. «Dado que después de julio, es a escasa distancia, el segundo mes más seco, las lluvias que se acumulen podrían ser bastante escasas», indica.

El Plan de Seca de la Demarcación Hidrográfica Galicia-Costa prevé una serie de medidas a adoptar en caso que se vayan endureciendo los escenarios y se pase de prealerta, a alerta o a emergencia. «Se trata de medidas que la Xunta pone a disposición de los concellos y entes titulares de sistemas de abastecimiento para que apliquen directamente, porque son ellos los que tienen la competencia», indica la consellería de Infraestruturas. Directamente, la Xunta no puede imponerlas. Si se decretase el estado de emergencia se podría reducir hasta un 25 % el volumen de abastecimiento urbano e industrial, cortes temporales de agua o prohibición de determinados usos recreativos (llenado de piscinas) u ornamentales (fuentes). La emergencia por sequía prevé incluso la intervención pública en los embalses destinados a la explotación hidroeléctrica para poder abastecer a la población. Antes de llegar a este escenario extremo, si se impusiese la alerta «automáticamente desciende el nivel del caudal ecológico de los ríos, en aras de garantizar el abastecimiento a la población, ya que esto supone un pequeño incremento de la reserva», indica la Consellería. Estos meses se pretende ir ahorrando agua para evitar esta situación.

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