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Del ‘Fortnite’ al ‘FIFA’, el peligro de que las ‘loot boxes’ conviertan al menor en adicto

Madrid Actualizado: Guardar

«Cuando tenía 15 años, mi hijo gastó casi 1000 libras esterlinas (unos 1.150 euros) en ‘Fortnite’. El problema era que eran pequeñas cantidades acumuladas que no parecen significativas hasta que las sumas durante ocho meses», lamentaba una madre hace unos años en una carta abierta compartida por ‘ BBC’. Este caso no es, ni de lejos, excepcional. Durante los últimos años, el negocio de los micropagos y las cajas botín, que movió unos 18.000 millones de dólares en 2021 de acuerdo con Statista, ha causado graves problemas a familias de todo el globo. Y, lo que es más peligroso, han podido representar la primera incursión de los menores que lo practican en el resbaladizo terreno de los juegos de azar.

Algo que científicos de todo el mundo llevan investigando desde hace años.

Desde la industria del videojuego se han agarrado tradicionalmente a que el consumo de cajas botín no es algo obligatorio. Que los jugadores que meten en sus consolas títulos como ‘FIFA22’, ‘Call of Duty’, ‘Overwatch‘ o ‘NBA 2K22’ pueden disfrutar de sus modos de juego sin necesidad de pagar un euro de más, aunque, evidentemente, sin acceder a las ventajas competitivas que sí que tienen aquellos ‘gamers’ que pasan por el aro y se rascan el bolsillo. También señalan que hasta el momento no hay evidencia científica que apoye que el uso de cajas botín desemboque en el desarrollo de un problema de ludopatía.

Joan Arnedo, investigador y profesor del máster de desarrollo de videojuegos de la Universidad Oberta de Cataluña (UOC), señala en conversación con ABC que la comunidad científica lleva más de un lustro investigando las conexiones existentes entre la compra de ‘loot boxes’ y el desarrollo de problemas relacionados con los juegos de azar en menores. La inmensa mayoría de estudios publicados hasta la fecha sostienen que la relación entre ambos «es inequívoca», como apunta Arnedo.

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«Lo que hace falta a día de hoy es seguir investigando, porque a pesar de que los estudios zanjan que la relación existe, no está claro que el uso de ‘loot boxes’ sea la causa concreta que derive a que un joven desarrolle un problema de juego compulsivo», explica el docente.

A favor de la regulación

A pesar de que, hasta el momento, no se ha conseguido demostrar causalidad, varias investigaciones recientes recogen la recomendación de regular el acceso de los menores a este tipo de contenido. Ese es el caso, por ejemplo, de un macroestudio publicado este mismo 2022 por un grupo de investigadores de la Universidad de Nottingham, en Reino Unido.

En sus conclusiones, los científicos destacan que «dada la accesibilidad de los videojuegos, las muestras evaluadas en la literatura actual y el consenso general de que las cajas de botín están vinculadas a los problemas con el juego, está claro que las cajas de botín deben regularse de alguna forma a nivel mundial».

Los investigadores, además, sostienen, en lo que se refiere a niños, que «dado que los videojuegos y, posteriormente, las microtransacciones dentro de ellos son accesibles para un público más joven de jugadores, debe abordarse el potencial de exposición temprana a mecanismos similares al juego (de azar)». Dicho de otro modo: la comunidad científica recomienda la regulación y el estudio de esta suerte de recompensas digitales con el objetivo de evitar que generen problemas en menores.

Y este no es el único estudio que habla sobre la necesidad de que los estados tomen medidas para controlar el negocio. Otra investigación, en este caso elaborada en 2021 por científicos de las universidades de Plymouth y Wolverhampton, apunta que las cajas botín «son estructural y psicológicamente similares al juego (de azar)». También recoge que del 93% de niños que en Reino Unido juegan a videojuegos, entre un 25 y un 40% pagan dinero a cambio de acceder a recompensas aleatorias.

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