Connect with us

Deportes

Gambito de Champions: descifrando el formato de ajedrez que aterriza en el fútbol europeo

Actualizado: Guardar Entre la Superliga Europea por la que apostaba Florentino Pérez y la actual Liga de Campeones, la UEFA se ha sacado de la manga del exguardameta Edwin Van der Sar, su principal ideólogo, un nuevo formato de competición. Empezará a aplicarse en la temporada 2024/25 y será una revolución, si se confirma, inspirada en el sistema suizo, que se utiliza desde hace décadas en el ajedrez. De entrada, el nuevo modelo permitirá que participen 36 equipos frente a los actuales 32. Incluso sería ideal, al menos desde el punto de vista matemático, que el número fuera aún mayor. A tiempo está la UEFA de echarse atrás o de doblar la apuesta.

La buena noticia es que, bien aplicado, el sistema suizo es justo y puede acabar con algunas suspicacias, como las que generan la posible existencia de las llamadas ‘bolas calientes’, al no haber sorteos.

La mala noticia es que, como alertan los expertos, si no se fijan bien todos los detalles de antemano la puerta a los chanchullos será aún más grande. Dos árbitros internacionales de ajedrez y tres grandes maestros explican los pros y los contras del nuevo modelo.

No es la primera vez, por cierto, que el fútbol imita al ajedrez. Desde junio de 2018, la FIFA utiliza una variación del sistema Elo para elaborar su clasificación mundial por países, de momento sin grandes contratiempos. España, por cierto, ocupa en la actualidad la séptima posición, tanto en la lista masculina como en la femenina.

Claves del sistema suizo

Para empezar, conviene aclarar en qué consiste el sistema suizo, aprobado el pasado mes de abril por el Comité Ejecutivo de la UEFA con la idea de que haya más partidos, principal fuente de ingresos. Se llama así porque se utilizó por primera vez en el torneo de Zúrich de ajedrez de 1895. Ha durado tanto porque permite organizar competiciones con decenas de jugadores o equipos (incluso cientos) y conseguir un vencedor justo con solo unas pocas rondas. Por lo general se celebran 8 o 9, pero a menudo basta incluso con 6.

Advertisement
Esta imagen desaparecerá, al menos para formar los grupos de la primera fase
Esta imagen desaparecerá, al menos para formar los grupos de la primera fase – AFP

En la futura Champions participarán 36 clasificados, todos encuadrados en un único grupo. Obviamente, es imposible celebrar una liga entre ellos, porque harían falta 35 jornadas (o 70 si se juega a doble vuelta). El sistema suizo permite el milagro de lograr una clasificación final sensata después de ocho encuentros, contra ocho rivales diferentes. Son dos partidos más que los seis de la fase de grupos actuales, con la particularidad de que se juega siempre contra enemigos diferentes; no hay duelos de ida y de vuelta.

Las preguntas se amontonan, salvo para los ajedrecistas, más acostumbrados al formato. ¿Quién juega contra quién, dónde y por qué? Esto, que parece lo más complicado, lo resuelve el sistema suizo sin pestañear.

La primera ronda es la más sencilla: los mejores equipos del ranking se enfrentan a los de la segunda mitad de la tabla. Para la UEFA, ahora mismo el Bayern es primero y el Madrid cuarto, pese a su reciente victoria en la Champions.

En la segunda ronda y en las sucesivas se enfrentan entre sí los equipos que llevan los mismos puntos. Habrá que determinar, eso sí, si la victoria vale tres puntos, dos o uno, como es habitual en ajedrez, donde las tablas contabilizan como medio punto. En todo caso, la idea es la misma: en cada ronda se emparejan los equipos que lleven los mismos puntos en la clasificación. Después de tres rondas, por ejemplo, habrá un máximo de 5 equipos con tres victorias. Otros tendrán cero puntos. En medio, caben todas las combinaciones posibles: dos victorias y un empate, dos victorias y una derrota, una victoria y dos empates, etcétera.

Una de las ventajas del sistema es que habrá partidos interesantes desde los primeros compases. A medida que avanza la competición, además, cada vez será más habitual ver duelos atractivos entre los mejores. En la cuarta ronda o incluso antes sería posible un Real Madrid-Liverpool, por ejemplo, que luego podría repetirse en la final.

El gran maestro Paco Vallejo opina sobre el nuevo formato
El gran maestro Paco Vallejo opina sobre el nuevo formato – FIDE / Anastasia Karlovich

Los conjuntos más débiles, salvo que den la sorpresa, se irán quedando rezagados y jugarán también entre ellos. Por eso, que participen muchos más equipos no supone ningún ‘estorbo’. La competición va poniendo a cada uno en su sitio, como en una maratón.

Siguiente fase

Al final de las 8 rondas programadas, los ocho equipos con más puntos pasarán a la fase de eliminatorias. Los que queden entre el puesto 9 y el 24 disputarán una eliminatoria a doble partido. De ahí saldrán los otros 8 conjuntos que disputarán los octavos de final, ya con la misma dinámica de siempre.

Advertisement

¿Se juega en casa o fuera? Viene a ser el equivalente a jugar con blancas o negras en ajedrez. El secreto es ir alternando mientras sea posible. En todo caso, al final cada equipo debe haber disputado cuatro partidos en su estadio y los cuatro restantes como visitante.

¿Qué opinan los expertos?

Más allá de la complejidad del formato, que al principio provocará algunas suspicacias, lo más importante es determinar si el sistema es justo. El gran maestro Paco Vallejo, número 1 de España, tiene una visión pragmática: «La justicia absoluta infinita no existe, pero es cuestión de hacer un formato entretenido, más bien». «A mí el sistema suizo me parece muy correcto», añade su colega David Antón, quien hace hincapié en la necesidad de que el ranking inicial esté bien hecho.

Otro gran maestro de primer nivel, Julen Arizmendi, cree que el sistema suizo «cumple con su papel muy dignamente». «En el caso de la Champions, donde lo que se busca es decidir 16 plazas, puede combinar bastante bien la justicia deportiva con ese factor de lo imprevisto que gusta a los espectadores», añade.

David Antón
David Antón – Tata Steel Chess Tournament

Los profesionales del arbitraje, que lidian a diario con las sutilezas y las excepciones, dan la voz de alerta contra algunos problemas que pueden aparecer. Luis Blasco, con experiencia en varias Olimpiadas de Ajedrez, tiene claro que lo primero que debe hacer la UEFA es «explicar bien los detalles». Para empezar, los emparejamientos del sistema suizo se pueden hacer con un programa informático o a mano (aquí la imaginación se dispara). «Si utilizan programas, no todos son iguales y hay criterios distintos», añade.

«No es lo mismo empezar a emparejar por arriba o por abajo. Existen ciertos riesgos. Quizá deberían crear un programa específico para el fútbol. No creo que lo hagan a mano, porque podría haber muchos chanchullos. Cuando vamos a los seminarios de arbitraje, muy pocas veces dos árbitros coinciden en el emparejamiento completo. Puede haber cosas sospechosas».

Hacen falta más equipos o menos rondas

Otro problema es el número de rondas. A los expertos les parecen demasiados 8 partidos para solo 36 equipos. «Existe un riesgo claro de que las dos últimas jornadas se enfrenten rivales muy alejados en la clasificación», explica el árbitro internacional Ismael Nieto. «Esto puede ser un problema porque pueden darse casos en que un equipo se juega muy poco y otro mucho».

Advertisement

Blasco pone un ejemplo concreto: «El otro día en mi club éramos 24 y jugábamos a nueve rondas. El primero, que tenía 7 puntos, acabó jugando con otro de 4. Para el primero es muy fácil y al otro lo matas, porque con un rival de su nivel tendría más posibilidades de entrar en la clasificación». Esto ocurre porque, con tantas rondas, los equipos con más victorias ya han jugado todos entre sí, y en el último partido hay que buscar rivales de otros grupos. Ocurre algo similar cuando en un grupo de puntuación hay equipos impares. Uno tendrá que enfrentarse con otro con una puntuación distinta.

Todos estos son los llamados ‘flotantes’, jugadores o equipos que Julen Arizmendi también ve como un riesgo: «Siempre provocan desequilibrios y es difícil evitar que acaben jugando contra equipos inferiores, de mitad de la tabla, que además ya no se jueguen nada».

Otro problema en el que coinciden varios es que en la última ronda se produzcan resultados pactados. Para reducir la tentación, Nieto sugiere varias soluciones. «Hay que estudiar la opción de hacer algo distinto con el empate: en ajedrez las tablas son un resultado natural de difícil solución, pero en fútbol se podría evitarlos con una prórroga e incluso penaltis, o usar la puntuacion 3-1-0. En definitiva, se trata de dificultar que el empate sea un resultado óptimo para los dos equipos en liza». Paco Vallejo no está del todo de acuerdo con los tres puntos por victoria: «No es del todo justo. Se hace para incentivar un juego agresivo, pero puede haber un partido maravilloso que acaba 3-3 y solo se llevan un punto cada uno».

David Antón también ve demasiado probable que en la última ronda les baste a muchos el empate para entrar entres los 16 primeros, aunque si se clasifican directamente solo los 8 primeros, este riesgo se minimiza. Su conclusión es parecida: «Con más equipos funcionaria mejor si quieren hacer 8 rondas». «Sistema perfecto no hay y yo creo que está bien en general», concluye. 

Desempates en el sistema suizo

Otro aspecto clave es la forma en que se deciden los desempates entre los equipos que terminan con los mismos puntos. El viejo ‘golaverage’ no sería tan justo, dado que cada equipo se enfrenta a rivales diferentes. Sería lo más sencillo, pero permitiría que alguien se clasifique solo porque le tocó el rival más sencillo en la primera ronda, en la que una goleada puede acabar siendo decisiva.

Advertisement

«Con tan pocos participantes, diría que el Buchholz es mucho más justo que los goles, que veo más adecuados como segundo desempate», apunta Arizmendi. En efecto, en ajedrez se suelen utilizar sistemas matemáticos relativamente complejos, como el citado Buchholz, el Sonneborn-Berger y otros derivados. Se basan en contabilizar la fuerza de los rivales a los que se enfrenta cada jugador. No es lo mismo conseguir 5 puntos de 8 contra los mejores que contra equipos en teoría más débiles.

En primer término, el gran maestro Julen Arizmendi
En primer término, el gran maestro Julen Arizmendi – Federación de Ajedrez de la Comunidad Valenciana

Más sencillo es el sistema progresivo, que consiste en sumar los puntos que lleva cada equipo en la ronda 1, más los que lleva en la 2, etcétera. Esto premia a los conjuntos que arrancan la competición como un tiro, sin especular con remontar en las últimas rondas. En este sentido, existe incluso la conocida táctica del submarino, consistente en llegar a la última ronda un poco por detrás de la cabeza, con idea de enfrentarse a un rival no tan fuerte en el partido decisivo. No siempre sale bien, por supuesto, pero aquí podría tener ventaja el Villarreal, si se permite la broma.

La ventaja del Buchholz es que, dada su complejidad, «los posibles empates acordados en la última ronda serían más arriesgados», añade Arizmendi. Su desventaja es que costaría más explicar el sistema a los aficionados.

El sistema suizo, por otro lado, tiene tantos años de experiencia que tampoco debería generar demasiadas sorpresas. El abierto de Estados Unidos se juega así desde los años 40 y los campeonatos de España llevan años bajo sus reglas. En nuestro país, además, son torneos mixtos, que permiten elaborar una clasificación final absoluta y otra femenina. Hombres y mujeres juegan en el mismo grupo. Esto permite, por ejemplo, que María Eizaguerri sea la actual campeona absoluta y femenina de España sub 18, pero también crea otro tipo de polémicas. Así de versátil y compleja es la idea.

Ver los comentarios

Fuente

Advertisement
Advertisement

Nacional

Más

Populares