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Dembélé, misterio hasta el final

Quedan solo siete días para que acabe el contrato de Ousmane Dembélé con el Barça. Un contrato que resulta inasumible en esta época porque fue firmado hace cinco veranos, en tiempos derrochadores, justo después de la traumática salida de Neymar al Paris SG. Ni uno ni otro han salido bien del enorme desafío al que se enfrentaban desde el 2017.

La estrella brasileña ha ido en declive, sin alcanzar en Francia el objetivo de la Champions, eclipsado, además por la irrupción de Mbappé. El joven francés que tanto prometía (se gastó el Barça el 50% de los 222 millones que recibió por Neymar), no ha terminado cumpliendo ninguna de esas promesas. Y ahora, a siete días de que expire el vínculo de Dembélé con el Barça, continúa el misterio sobre su futuro. Misterio hasta el final. 

Xavi siempre lo ha querido a su lado. Por eso, agotó los seis últimos meses de su contrato, a pesar de que Mateu Alemany, el director de fútbol del Barça, le abrió públicamente la puerta de salida en enero aprovechando la ventana invernal. Una puerta que no cruzó.

Se negó el delantero, avalado por la fe del técnico, se salió con la suya y siguió con la zamarra azulgrana, firmando otro curso irregular, como revelan sus pobres cifras ofensivas: un gol en 21 partidos de Liga jugados. Por mucho que se transformó, con 13 asistencias, en el jugador más generoso del campeonato. Pero poco, demasiado poco, para el jugador que se convirtió (105 millones + 40 en variables) en el tercero más caro de la historia del Barça.

Queda libre Dembélé el 30 de junio y sigue sin decir nada sobre su futuro. No es como, por ejemplo, Rüdiger, quien agotado ya su contrato firmó con el Madrid. O Christensen y Kessié, ya comprometidos con el Barça, aunque todavía no se haya hecho público. El francés mantiene esa postura contradictoria de enero que desquició a la dirección deportiva azulgrana. Me quiero quedar, viene diciendo en privado el delantero. Pero luego sus agentes trabajan en otra dirección.

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Sin apariciones públicas

Además, hace meses, años que la voz de Dembélé no se escucha nunca en la sala de prensa del Camp Nou. Y así anda Xavi, desorientado por mucho que esté planificando el nuevo curso pensando en que no estará. Por mucho que la opción del Paris SG se vaya difuminando porque la llegada de Luis Campos, el nuevo consejero deportivo de Al-Khelaïfi, apuestan por formar un bloque que sustente a las estrellas, y por este orden (Mbappé, Messi y Neymar), más allá del lujo sin éxito que le ha caracterizado en el último lustro.

Prepara el PSG el cambio de Pochettino por Galtier, el técnico del Niza, en una operación que entre finiquito y contratación del nuevo entrenador le puede costar 25 millones de euros.

Falta saber, sin embargo, si Tuchel es capaz de convencer a la nueva propiedad (el dueño es el estadounidense Todd Boehly, capaz de prescindir de Marina Granovskaia, la ejecutiva rusa-canadiense que construyó el equipo junto a Abramovich) de que Dembélé es una apuesta segura sin llegar, claro, al salario galáctico que ha percibido porque Josep Maria Bartomeu entendió que era el hombre adecuado para suplir la marcha del brasileño.

Tiene el delantero francés 25 años. O sea, una edad privilegiada para asomarse al mercado con la carta de libertad bajo el brazo, aunque las condiciones hayan cambiado sustancialmente tras la pandemia, unido a un rendimiento bajo teniendo en cuenta su enorme potencial. Y Xavi, entretanto, aguarda al extremo que necesita para darle vuelo a su sistema táctico, convencido como sigue de que bien trabajado Dembélé podría ser “el mejor jugador del mundo en su posición”.

Ese argumento le hizo resistir en enero cuando todos, excepto el técnico, le empujaban a abandonar el Camp Nou, cansado como está Alemany de que los agentes del delantero sigan sin responder a la oferta de renovación efectuada en diciembre. 

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Y Dembélé, como ocurre en el campo, sigue siendo desconcertante para el Barça, que busca un extremo, aunque su posición de debilidad en el mercado complica, por ejemplo, la llegada de Raphinha (brasileño del Leeds, 25 años, la misma edad de Ousmane), cuyo agente es Deco, muy cercano a Laporta.

Pero lo que pide el club inglés (un mínimo de 50 millones de euros) dificulta su llegada porque el Arsenal ya ha mostrado interés en contratarlo. Y el Barça tiene como prioridad máxima la contratación de Lewandowski para apuntalar el ataque, mientras Dembélé continúa jugando a lo que más le gusta. Al misterio. 

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