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Sánchez bendice el frentismo contra Moreno tras la debacle socialista

Madrid Actualizado: Guardar

La Ejecutiva Federal del PSOE hizo terapia de grupo política este lunes durante casi tres horas, con la herida emocional todavía reciente de la histórica debacle de la formación en Andalucía, hasta hace poco un feudo inexpugnable para los socialistas. Pero de la sesión, presidida por Pedro Sánchez, que despejó oportunamente toda su agenda en La Moncloa para dedicarle la mañana entera a su papel de secretario general, no salió nada sustancialmente distinto a lo que la número dos del partido, Adriana Lastra, expresó en caliente la propia noche electoral, donde ni siquiera felicitó al Partido Popular (PP) como ganador de las elecciones. Una estrategia de frentismo contra Juan Manuel Moreno, presidente de la Junta ahora en funciones, que bendijo Sánchez, y que consiste en acusarle de haber adelantado los comicios para su «exclusivo interés personal», dejando además poco tiempo a Juan Espadas para consolidar su candidatura.

La cortesía de felicitar a los populares sí la tuvo, en el mismo atril de la sala de prensa de Ferraz, el portavoz de la Ejecutiva, Felipe Sicilia, aunque en poco más varió un discurso carente de autocrítica por la derrota sin paliativos en las urnas, salvo la de repetir, invariablemente, que el problema estriba en no haber «sabido movilizar» a sus propios votantes. Lo dijo al menos media docena de veces, respondiendo a las preguntas insistentes de los informadores, ante los que vino a describir la reunión de la cúpula socialista que se acababa de producir como una balsa de aceite. «No ha habido un ambiente de preocupación, pero tampoco, como se pueden ustedes imaginar, de alegría» llegó a explicar sobre lo hablado de puertas hacia dentro. Y todo sobre la premisa o mantra mayor, también repetido hasta la saciedad por él y otros dirigentes socialistas durante el día de, de que no hay extrapolación posible entre los resultados del domingo y las elecciones generales, que como muy tarde se celebrarán en un año y medio. Y eso pese a que las ocho provincias andaluzas, el territorio más poblado de España, quedaron todas teñidas por primera vez del color azul del PP, incluida Sevilla, donde siempre habían ganado los socialistas.

Trasvase de votantes

Para los socialistas, no habrá una traslación del resultado andaluz por, entre otros motivos, el tipo de campaña diseñado por Moreno. Así lo explican fuentes de la Ejecutiva: «Él ha tapado las siglas, pero también a varios dirigentes importantes del partido, que casi no han participado en la campaña, incluido el propio Feijóo [Alberto Núñez] y, sobre todo, Ayuso [Isabel Díaz], que no ha ido a ni un solo mitin, mientras que en Castilla y León sí que tuvo una gran participación. En las generales será distinto». Además, el análisis que trasladan varios dirigentes del PSOE es que el triunfo de Moreno obedece a ciertas cuestiones de coyuntura que no se darán cuando Sánchez y Feijóo compitan en unas elecciones en toda España. Primero, repiten en privado, porque la pandemia ha reforzado, argumentan, a los líderes autonómicos, se llamen Ayuso, Moreno, Alfonso Fernández Mañueco o Íñigo Urkullu.

Después, y vinculado a lo anterior, porque a juicio de los estrategas de Ferraz y Moncloa esa gestión de los ejecutivos autonómicos que el electorado está premiando en lugares tan distintos como Andalucía, Madrid, Castilla y León o el País Vasco se debe al dinero facilitado por el Gobierno central, y de eso podrá sacar pecho Sánchez cuando llegue la campaña. Y tercero y último, aunque no menos importante, porque los electores «saben distinguir cada vez más entre los distintos tipos de convocatorias electorales». Esto último el PSOE presume de tenerlo bastante estudiado, incluso en muchos votantes jóvenes. Pero, curiosamente, entra en contradicción con otra máxima que reiteran estos días en público, la de que no ha habido trasvase de antiguos votantes del PSOE andaluz que, en esta ocasión, hayan optado por Moreno. Una miembro de la Ejecutiva Federal que intervino en la reunión niega esa tesis con una expresión gráfica: «Ahí ha tenido que haber una mordida del PP en nuestro electorado. Y obviamente, si nosotros queremos recuperar la Junta de Andalucía dentro de cuatro años, tendremos que hacer que vuelvan».

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Otro dirigente que también asistió a la reunión confiesa que es posible que muchos votantes andaluces que en otras ocasiones optaron por el PSOE -precisamente ante el temor de que Vox, como había proclamado Macarena Olona, llegase a San Telmo- buscaran esta vez una vía «cómoda» para evitarlo, que no es otra que elegir la papeleta de Moreno, aunque fuese como mal menor. Un tercer dirigente asegura que tras la mayoría absoluta del PP andaluz el discurso del miedo a Vox ya «no tiene ningún impacto», dada la escasa presencia institucional de los de Santiago Abascal, limitada a la postre a la Junta de Castilla y León, cuando hace meses se presumía que podrían estar en algunos gobiernos regionales más, como el de Madrid y el de Andalucía. «Nos seguiremos oponiendo, y frontalmente, a sus políticas» matiza este miembro de la Ejecutiva Federal, que sin embargo considera que el escenario ha cambiado.

En definitiva, y aunque Sánchez sigue contando con el apoyo de su núcleo duro y la dirección nacional respalda a Espadas para consolidar su proyecto de oposición en el Parlamento andaluz, comienzan a producirse ciertas discrepancias sobre el análisis de lo ocurrido y sobre el rumbo a seguir en un ciclo electoral donde primero muchos barones y alcaldes, y luego el propio Sánchez, se enfrentarán a su reválida política.

Sí hubo coincidencia, y es un diagnóstico en principio halagüeño para un partido grande como el PSOE, en que el 19-J refleja un escenario favorable al bipartidismo. Los socialistas se consuelan asegurando que en sitios como Andalucía son, a pesar del batacazo electoral, la alternativa al Gobierno, y que eso no lo puede decir el PP en otros lugares como en Cataluña. Aunque esa posición la perdieron los de Sánchez en Madrid, superados ya tanto en la Asamblea como en el Ayuntamiento de la capital por el partido que lidera Íñigo Errejón.

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