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Opinión

Oltra, la ley del embudo y la dignidad

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«No hay causa, no hay causa, y no la va a haber». No puede decirse que estas palabras de Mónica Oltra la semana pasada fuesen premonitorias. En su burbuja de prepotencia, creía estar imbuida por una suerte de inmunidad. A todos los partidos a la izquierda del PSOE les basta con negar una acusación continuamente como justificación de cualquier conducta indigna, de cualquier indicio delictivo, de cualquier sospecha de corrupción, de cualquier abuso de casta. Los testimonios sobre cómo Oltra conoció y ocultó deliberadamente, utilizando para ello las prebendas de su cargo, los abusos sexuales de su ex marido a una menor dependiente de la Generalitat valenciana, son concluyentes. Cosa distinta es que sean prueba suficiente para una condena penal, y en eso rige también para Oltra el mismo derecho que ella, su partido y las formaciones satélites que adornan a Compromís han negado siempre a los demás: la presunción de inocencia.

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