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Opinión

Resiliencia financiera para afrontar el futuro

Conceptos que antes se escuchaban con muy poca frecuencia, hoy son el pan de cada día: flexibilidad, wellbeing, bienestar emocional, burnout, esquemas híbridos, bienestar financiero, entre otros.

Y quisiera enfocarme en este último, dado que, con la coyuntura económica actual a nivel global, donde el estrés y la incertidumbre afectan más que nunca a los trabajadores, contar con una buena educación financiera que nos ayude a tener el control de nuestras finanzas cobra mayor relevancia.

El primer Reporte Anual de Bienestar Financiero elaborado por Aon e Invested, señala que los colaboradores pueden pasar casi 15 horas en promedio al mes en horario laboral preocupados por temas económicos e indica que más del 56% de ellos reconocen que el estrés financiero tiene un impacto negativo sobre sus actividades de la vida cotidiana.

Ante estas cifras, cada vez más empresas se dan cuenta de la importancia de disminuir esta preocupación en sus trabajadores dado que, si el bienestar financiero de los empleados no es el adecuado, es muy probable que sus niveles de estrés aumenten, incidiendo de alguna manera en su productividad y motivación.

Y aquí surge el cuestionamiento: ¿cómo las empresas pueden contribuir a mejorar el bienestar financiero de sus empleados y ayudarlos a alcanzar sus metas?

Algunas de las recomendaciones más habituales a la hora de implementar medidas para incrementar el bienestar financiero de los empleados son:

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1) Analizar las necesidades financieras particulares de cada colaborador. Un ejemplo muy claro es que las mujeres tienen condiciones distintas que las ubican en situaciones de más fragilidad: brecha salarial, ocupación laboral, acceso a créditos, etc.
2) Ofrecer programas de formación orientados a la planificación financiera y dar seguimiento continuo que ayude a verificar que corresponden a las demandas reales de cada empleado.
3) Ampliar el paquete de beneficios: caja de ahorro, seguros de salud, planes de jubilación, compensaciones, etc.
4) Promover mediante distintos mecanismos el ahorro a la jubilación de los empleados.
5) Comunicar e implicar a todas las áreas de la empresa.
6) Aprovechar el poder de los datos y explotar nuestras plataformas digitales para capturar data y convertirla en información y conocimiento que nos ayuden a desarrollar este tipo de iniciativas.

El propósito de implementar estas estrategias de cara al empleado es: mejorar el bienestar de las familias, dar conocimiento y responsabilidad en temas financieros a los colaboradores, que conozcan y puedan aprovechar los vehículos de ahorro que la empresa les proporciona.

Mientras que, para las organizaciones, con estas y otras buenas prácticas, no solo se conseguirá mejorar la situación financiera de cada trabajador, sino que la empresa proyectará una imagen interna de una organización comprometida con sus colaboradores y logrará una mayor fidelidad y sentimiento de pertenencia por parte de los equipos de trabajo. En consecuencia, su productividad también crecerá.

Es importante recalcar que estás tácticas deben generarse de tal manera que los empleados puedan aprender a modificar hábitos que les permitan tener una salud emocional y financiera estable, aplicando las siguientes prácticas: establecer metas y planificar, crear un presupuesto, entender la situación económica actual, informarse, identificar formas de reducir gastos e invertir los ahorros.

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Diseñemos programas y tomemos las medidas necesarias para escuchar activamente a nuestro principal activo: los colaboradores, en sus diferentes momentos de vida. Recordemos que ayudar al empleado es ayudar a la organización al mismo tiempo, y que esta es una tarea que dura toda la vida.

Nota del editor: Patricia Barra es Head of Wealth LatAm Aon. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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