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La hostilidad previa en la carrera presidencial; unidad, la vía de solución en Morena

Desafortunadamente cuando se llega el momento de afrontar ejercicios electorales en etapas coyunturales claves, sale a flote la hostilidad irracional de quienes emplean ese mecanismo como una alternativa para debilitar a los adversarios y así, tratar de mejorar las condiciones a favor de quien diseña un esquema de guerra sucia sistematizando y predeterminado con acciones de distintos tipos.

Hablo de personeros, difamaciones, granjas de Bots, ataques en medios de comunicación, y todo aquello que sea útil a pesar de ser fabricado, a fin de influir negativamente en el juego presidencial. Por eso, no hay garantía de que esto no suceda, sino existe cordura ni mucho menos respeto de cara al proceso anticipado de la sucesión presidencial.

Le pasó a Marcelo Ebrard, pero le puede ocurrir a cualquiera. No se vale, menos si la acción viene desde adentro del partido. Además de ser un error grave y una pésima postura, solo desnuda el grado mezquino e irracional de los arquitectos de estas acciones. Asimismo, tampoco es válido que se insulte y descalifique porque buscan que los actores caigan en provocaciones, y así poder exhibirlos de mala fe.

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El fuego amigo puede venir de Morena

Lo peor de todo es que el fuego amigo puede venir desde el seno de Morena o de aquellos que asumen una postura radical. Si es eso ahora que la contienda da sus primeros pasos con una lista de presidenciables que ya reconoció el presidente en conferencia mañanera, imaginen que será después.

No me puedo ni imaginar la guerra sin cuarteles que puede propiciar el intentar persuadir a la población civil a través de descalificaciones.

Además de ser una postura intransigente de quienes encabezan esas acciones, constituyen una acción desesperada.

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La guerra sucia dejó de ser útil; más allá de que es incómoda, no funciona a pesar de que el tono suba. Pasó con el presidente López Obrador en la elección del 2018; nuevamente padeció la furia de una hostilidad, sin embargo, la población civil detectó rápidamente, sobre todo en una disputa electoral.

A raíz de ello, paradójicamente el ahora presidente creció más. Esto significa que, en este momento, no son tan decisivas ni influyen mucho en la mala imagen que intentan crear de los presidenciables, sin embargo, no dejan de ser una herramienta que propicia la desunión al interior de un partido.

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Por tal motivo, la unidad es la única alternativa o vía para recomponer cualquier camino y vencer, como ha hecho el presidente López Obrador, la guerra sucia e irracional, sobre todo si tiene un vínculo directo desde adentro de un partido. Eso sería deshonesto, máxime por lo que tuvo lugar a las afueras de Palacio Nacional en el que, ya trasciende, viene el fuego amigo.

Por ello, los que se oponen a no garantizar un proceso transparente en Morena– son los que no han dimensionado que los resultados pueden revertirse en cualquier momento. Si hay reglas de participación claras en Morena, y el piso es parejo, entonces habrá una elección de alto nivel a favor de quien demuestre mayor capacidad y operación política, eso sí, sin actos deshonestos ni hostilidad para tratar de resolver una elección por otra vía.

Y, por tal motivo, debe privilegiarse la unidad.

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Si hay unidad el panorama es claro. Se supone que atrás quedaron las viejas prácticas reaccionarias para dar paso a la democratización de un partido que nació con principios de identidad, y con una esencia distinta a la tradicional. Por ello, deben mostrar cordura y altura en la disputa anticipada que, el propio presidente, puso en marcha cuando dio el banderazo en Palacio Nacional.

Por ello, es mejor debatir con postura de altura.

Unidad en Morena: el único remedio para salvaguardar un clima equitativo.

Notas finales

150 días cumplió preso el secretario técnico de la Junta de Coordinación Política del Senado, José Manuel del Río Virgen, en Veracruz. No hay nada que justifique cualquier señalamiento; la propia CNDH concluyó que se violó el proceso; asimismo, un juez federal concedió un amparo al no encontrar elementos para que esté tras las rejas. ¿Entonces?, ¿por qué no lo han puesto en libertad? Tuvieron que utilizar recursos que, más bien, son mecanismos dilatorios para que José Manuel permanezca encarcelado. De otra forma no observó una lógica más que un castigo de mala fe a manos de la autoridad local de aquel estado.

Se demostró que no es responsable, sin embargo, es una víctima de la ominosa forma o estilo reaccionario de impartir justicia en la entidad de Veracruz que, por cierto, acarrea una lista grandísima de casos semejantes donde la jurisdicción encarceló a cientos de personas por un delito que la Suprema Corte de Justicia de la Nación invalidó al declararlo inconstitucional. Ante ello, podemos hablar de un promedio alto de injusticias que tienen que corregirse ya.

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José Manuel del Río Virgen es un preso político.

¿Quién responderá por esas injusticias? Seguramente la propia historia que es la justificará que un numeroso grupo de presos en Veracruz pide a gritos se ponga fin a ésta ignominia.

Fuente

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Nacional

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