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Melanie Serrano, símbolo de una travesía de los barracones al glamour

El Mini Estadi ya ni existe. Derruido quedó a la espera de que algún día entren las grúas en el nuevo Espai Barça. Montones de arena sepultan la que fue la casa de la cantera azulgrana, el lugar escogido para que un grupo de pioneras, lideradas por Xavi Llorens, el técnico con el que empezó todo, debutaran en la Champions. Hace casi 10 años.

Jugaba el Barça femenino y ahí estaba, como siempre, Melanie Serrano, testigo directo de la prodigiosa transformación que ha vivido un equipo, marginal al inicio en el club (entró en el 2002), sin mucho arraigo (entrenaban y jugaban de forma anónima, bajaron incluso a Segunda División), transformado ahora en la bandera de la modernidad barcelonista capaces como han sido de llenar en dos ocasiones el viejo Camp Nou (ni un clásico Barça-Madrid de hombres lo ha logrado esta temporada) asomándose este sábado a su segunda final de Champions consecutiva.

Pero el recuerdo de esos complejos años de miserias y dificultades no se apagan. A ellas, no. No hace falta ni recordarles el rival. Lo saben de memoria. El paso del tiempo no ha debilitado su memoria. “Sí, fue el Arsenal. Perdimos 0-3 o así, ¿no?”, cuenta Marta Unzué, una de las históricas del club, ahora jugadora del Athletic, por el que acaba de renovar hasta el 2023.

“Para nosotros fue un sueño el debut en la Champions. Salimos al campo y cuando vimos a tanta gente, pensamos: ‘¡Guauu!’ A nosotros solo venían familiares y amigos”

Ani, exjugadora del Barça

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Había gente. Mucha gente en ese partido. Casi siete veces más de los que solían acudir a los encuentros disputados en la ciudad deportiva de Sant Joan Despí. “En aquel entonces eran muchas para los que solían venir a vernos”, explica la futbolista navarra. “No recuerdo ahora si fue nuestro primer partido en el Mini. Nosotras jugábamos en la ciudad deportiva y acudían 200 personas. No muchas más. Ahora igual se ve que es poca gente, pero entonces eran bastantes aficionados”, dice orgullosa porque lograron reunir a 1.354 espectadores.

“Para nosotros fue un sueño. Salimos al campo y cuando vimos a tanta gente, pensamos: ‘¡Guauu!’ A nosotros solo venían familiares y amigos”, recalca Ani. Ahora se espera que más de 10.000 aficionados viajen este fin de semana a Turín. Y eso que hora y media antes del partido (miércoles 26 de septiembre del 2012) había caído un chaparrón sobre Barcelona.

Pero aún así, esos 1.354 seguidores que acudieron al estreno en la Champions superaba la asistencia de cuatro partidos del Barça B de la temporada anterior en Segunda A. Llorens sacó este once: Esther Sullastres; Laura Gómez, Meli Nicolau, Marta Unzué, Melanie Serrano (Ani Escribano, m. 58); Miriam Diéguez, Virginia Torrecilla, Alexia Putellas (Laura Gutiérrez, m. 77), Marta Corredera, Sonia Bérmudez y Carol Férez (Olga García, m. 58).

“Aquello era la Champions, aquello ya era otra cosa, no fue duro. El camino, sí”, afirma Marta Unzué asumiendo que cuando les tocó el Arsenal sabían que sería “muy difícil y súper complicado porque tenían muy buenas jugadoras, acababan de ganar la Liga inglesa y ese año llegaron incluso a semifinales de Champions”. 

El Barça jugó y debutó, pero ni compitió. 0- 3 en el Mini, con el enfado de Llorens, necesariamente exigente (“no hemos dado la talla, hemos estado muy lejos de lo que queremos conseguir”, dijo el técnico) y 4-0 en Meadow Park. Un doloroso global de 7-0 para una rápida despedida de Europa. “Ahí vimos que estábamos muy lejos de los equipos de Champions y comenzamos a intentar acercarnos a ellos”, confiesa la jugadora navarra.

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“Competíamos con las mejores de Europa, pero no teníamos el nivel para luchar cara a cara contra ellas. ¿Por qué?”, se pregunta Ani. Y ella misma se da la respuesta. “Nosotros estudiábamos y trabajábamos, las condiciones no eran las mismas que ahora. Entrenábamos a las ocho y media de la noche. Ahora sí se pueden dedicar al cien por cien al fútbol. Nosotras, antes no. Íbamos a entrenar después de la jornada laboral y en el Arsenal sí eran, por ejemplo, profesionales”. 

“Nosotras estudiábamos y trabajábamos. No nos podíamos dedicar al fútbol. Hubo una época que nos llevaron a las instalaciones de L’Hospitalet Nord. Nos teníamos que lavar la ropa en casa, no teníamos nada”

Marta Unzué, exjugadora del Barça, ahora en el Athletic

El Barça comenzaba a dominar en España conquistando hasta cuatro Ligas consecutivas (2012, 2013, 2014, 2015) quebrando la hegemonía de Athletic y Rayo. Pero detrás de esos éxitos había un silencioso trabajo que no se percibía, incapaz de imponerse en Europa. “Al principio éramos siempre las últimas en los horarios de entrenamiento. Hubo una época que nos llevaron a las instalaciones de L’Hospitalet Nord. Nos teníamos que lavar la ropa en casa, no teníamos nada”, afirma Marta Unzué.

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“Yo tenía que salir antes del entrenamiento para coger el último tren para Blanes“, explica siempre Melanie. No había infraestructura profesional. Solo el entrenador, el preparador físico y el delegado. Al inicio, ni fisio exclusivo ni doctor. No se veía demasiada luz al final de ese complejo túnel. “Yo llegué en el 2006 e hice muy buenas migas con Melanie y Ani. Hemos convivido 12 temporadas, fuimos compañeras de piso, nos entendíamos muy bien”, subraya Marta Unzué, poniendo en valor la trayectoria de Melanie. “Ella siempre ha estado ahí. Hubo temporadas en las que pudo irse a otros equipos, pero ella decidió quedarse y apostar por el proyecto”, añade la navarra.

“El fútbol fue siempre mi pasión”, insiste Ani. “Pero yo sabía que, tarde o temprano, se me iba a acabar. Trabajaba para tener un futuro porque sabía que del fútbol no podía vivir. Claro que recibía algo de dinero, pero no me daba…. No me daba para poder mantenerme”, afirma tras abandonar el Barça en el 2013 tras compartir con Melanie los tenebrosos y desesperanzadores inicios.

“A ella la conozco desde que tenía 14 años, para mí es como una hermana pequeña. Con esa edad ya era responsable y tenía las ideas muy claras. Ha sido una compañera 10, que nunca se ha metido en problemas. Cuando dejé el fútbol se convirtió en una de mis mejores amigas. Y tengo esa suerte. Ella siempre tenía muy claro dónde quería llegar”, añade Ani.

“Me quedé cuando nadie quería quedarse. Hemos luchado durante muchos años para vivir estos momentos, poco a poco se han ido derribando barreras”

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Melanie Serrano, jugadora del Barça

“Cuando llegué al Barça nos cambiábamos en barracones, éramos el último equipo en entrenar, te miraban siempre con lupa”, subraya la mallorquina Meli Nicolau, que ejerce ahora de maestra de educación física en un colegio de Palma, tras recordar que ella fichó por el Barça al año siguiente del ascenso a la Superliga. “Al inicio ni siquiera estaban en el club, yo jugaba en Mallorca y te llamaba la atención que ellas te decían que lucían el escudo del Barça, pero nada más”. 

“Cuando llegué al Barça nos cambiábamos en barracones, éramos el último equipo en entrenar, te miraban siempre con lupa”

Meli Nicolau, exjugadora del Barça

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En esa época, justo después del descenso a Segunda, Melanie recibió ofertas de varios equipos de Primera. Pero escogió seguir trazando una ruta inigualable (lleva 18 temporadas en el primer equipo) transformada en One Woman Club. “Me quedé cuando nadie quería quedarse”, dice ahora con la fuerza que le proporciona haber resistido en tiempos tan convulsos.

“Hemos luchado durante muchos años para vivir estos momentos, poco a poco se han ido derribando barreras”, apunta Melanie Serrano. “Recuerdo cuando ganamos la última Liga”, apunta Meli Nicolau. “En enero estábamos a 11 puntos del Athletic y perdimos un partido al volver de vacaciones. Hubo gente que decía: ‘Igual se debe quitar el femenino’ ¡Y todo por solo una derrota! Al final, remontamos y conseguimos ganar la Liga en San Mamés en el último partido”, apunta la mallorquina, que ya ha ejercido de entrenadora.

Esa travesía acabó por el esfuerzo de muchas y muchas mujeres, simbolizadas ahora en Melanie, que lleva meses y meses atrapada por la emoción. Por el nacimiento en febrero pasado de sus dos hijas (Itzel y Natura) y porque el fútbol le ha reconocido, al fin, el valor de aquella decisión adoptada en medio de la penumbra.

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Este pasado fin de semana, el Estadi Johan Cruyff se puso en pie, con lágrimas recorriendo sus ojos cuando salía en la segunda parte del Barça-Atlético en busca de la temporada perfecta (30 jornadas, 30 victorias). Una búsqueda con éxito.

Había 5.179 espectadores, la tercera mejor entrada del estadio en toda su historia. Y hasta las jugadoras rojiblancas, cómplices y generosas con Melanie, se pusieron a realizarle el pasillo. ¡Quien se lo iba a decir a ella que iba a vivir del fútbol! 

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“Da mucha envidia sana todo lo que están viviendo. Lo comparas con tu época y piensas: ‘¡¡Jolines!!’ Nosotras nos lo curramos mucho. Y antes de nosotras, también, pero no tuvimos ese premio, ese caramelo. No digo de jugar una final de Champoions sino de pasar dos rondas. Pero nos sentimos súper orgullosas de haber podido aportar nuestro granito de arena. Hay muchas y muchas jugadoreas que han hecho todo esto posible”, destaca Meli Nicolau.

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En Turín solo hay dos supervientes del 0-3 del Arsenal. Son Melanie y Alexia, la Balón de Oro, mejor jugadora del mundo, pero bajo esas camisetas también anida un poco de Esther, Laura, Meli, Marta, Ani, Miriam, Virginia, Laura, Marta, Sonia, Carol y Olga, sin olvidar el liderazgo que ejerció Xavi… Aquellas que transformaron las derrotas en motores que abrieron la puerta del paraíso

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